El Ministerio de Interior de Turquía anunció en comunicado oficial la directriz que ordena a todos los ciudadanos de hasta 31 provincias turcas confinarse en sus casas durante 48 horas desde esta pasada medianoche del viernes de cara a atajar la extensión del coronavirus por el territorio otomano.
La COVID-19 deja en Turquía, de momento, unos números que indican que se sobrepasan ya los 1.000 muertos y que existen ya más de 47.000 casos diagnosticados de contagio.
Según la nota oficial de Interior, la orden durará hasta la medianoche de este domingo en decenas de urbes turcas, incluidos, claro está, los dos principales núcleos de congregación de personas y grandes potenciales focos de contagio, como son el centro económico de Estambul y la capital administrativa de Ankara.

Poco después del anuncio gubernamental, multitud de ciudadanos se desplazaron hasta los mercados y centros comerciales más próximos a sus domicilios para hacer compras masivas de última hora de cara a abastecerse ante la reclusión decretada en el país presidido por Recep Tayyip Erdogan.
Hasta 31 de las 81 provincias que conforman el mapa turco se han visto afectadas por el establecimiento de este confinamiento, lo que suma prácticamente el 80% de todo el territorio, incluidas las grandes ciudades nacionales, como las citadas Estambul y Ankara, o incluso otras como Esmirna.

El Ministerio de Interior dio orden a los gobernadores provinciales, responsables del orden público en las provincias, para que se lleve a cabo un estricto cumplimiento del decreto de reclusión emitido por el Ejecutivo otomano.
Seguirán teniendo una apertura libre los establecimientos que son básicos para el abastecimiento de productos de primera necesidad o sanitarios o para ciertas gestiones; caso de los mercados y comercios, panaderías, farmacias, centros de salud e instituciones públicas.
Desde mediados de marzo rige en Turquía un toque de queda para los mayores de 65 años y desde hace una semana para los menores de 20, mientras que a la ciudadanía en general se le ha pedido salir a la calle lo menos posible. El Gobierno central también había suspendido todos los vuelos internacionales y, además, limitado los viajes nacionales; lo que se había sumado al cierre de escuelas, bares y cafés y a la suspensión de las oraciones en masa y los encuentros deportivos para contrarrestar el brote de coronavirus.

En este escenario, la oposición ha denunciado que las medidas preventivas del Ejecutivo han venido siendo totalmente insuficientes. El propio alcalde de Estambul, el opositor al régimen de Erdogan Ekrem Imamoglu, ya clamó por el cierre total del que es el principal centro financiero de Turquía, algo a lo que se negó el presidente turco aduciendo que pretendía reducir el impacto económico de tal medida.

“Estambul es claramente ahora el foco de esta enfermedad en Turquía”, reseñó Imamoglu a FOX TV la semana pasada. “El 15% de la población de Estambul representa a 2,5 millones de personas, casi lo mismo que la población de algunas ciudades de Europa que están lamentando su situación”, añadió el máximo representante consistorial.

El alcalde de Estambul instó a la población de la ciudad a quedarse en casa poco después de que el ministro de Salud, Fahrettin Koca, anunciase que el 60% de los casos en Turquía se encontraban en esta ciudad.