Hace meses que Etiopía vive un conflicto directo entre el Gobierno de Addis Abeba y el Frente de Liberación Popular de Tigray, confrontación que ha provocado la muerte de miles personas y el desplazamiento de más de dos millones. En este contexto, Etiopía anunció la celebración de las sextas elecciones generales para el próximo 5 de junio en un clima altamente condicionado por las ofensivas civiles y la pandemia de la COVID-19.
En estas elecciones, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ha llevado a cabo una amplia ofensiva contra la etnia Tigray tras ejecutar el pasado diciembre un corte de comunicaciones en las zonas tigrayanas. Además, no ha ejecutado un plan de negociación con la población y ha excluido a Tigray de su participación en las próximas elecciones. Junto a esto, Ahmed ha desarmado a la etnia y ha realizado una depuración de los Tigray en las áreas de administración.
Estas medidas han podido ser el aliciente para que la Unión Europea haya decidido cancelar su misión de “observación europea” en el transcurso de las elecciones. Así lo han anunciado en un comunicado emitido por el alto representante para Seguridad y Política Exterior en la Unión Europea, Josep Borrell, tras hacer pública la retirada de la UE en la misión.

En el comunicado, la UE afirmó que, “a pesar de los esfuerzos realizados por la Unión Europea para llegar a un acuerdo con las autoridades etíopes sobre los principales criterios para el despliegue de la misión de observación electoral del bloque, no fue posible llegar a un acuerdo sobre estos criterios a la luz de las elecciones parlamentarias previstas para el 5 de junio”.
Del mismo modo, Borrell expresó el pesar de la Unión Europea por "negarse a cumplir con los requisitos estándar para el despliegue de cualquier misión de observación electoral y la importación de sus sistemas de comunicación, que es esencial para la seguridad de los observadores de la Unión Europea”.
El director del programa de África del ECFR afirmó para Euronews que “en Etiopía es difícil actuar porque es un país que tiene una larga historia en la defensa de su soberanía, no ha tenido una colonización muy larga y no está muy abierto a la ayuda externa en este tipo de cuestiones como llegar a una solución política o a las negociaciones”. En este aspecto, Etiopía tiende a replegarse en sí misma por su larga trayectoria de defensa respecto a la política exterior.

Tras esta decisión no ha habido comentarios por parte del Gobierno de Addis Abeba, que siempre ha querido mantener y reafirmar la garantía de la independencia e integridad de las elecciones. Estos comicios serían los sextos de este tipo desde que Etiopía aprobó la Constitución nacional en 1994 y las primeras durante el mandato actual del primer ministro Abiy Ahmed.
Según la Junta Electoral de Etiopía se esperan que 50 millones de votantes acudan a las urnas. En este sentido, el consejo electoral anunció el pasado 11 de marzo que unos 8.209 candidatos competirán por los escaños en la Asamblea de Representantes del Pueblo, lo que sería el Parlamento, en ocho consejos regionales y en las dos juntas de administración de la capital, Addis Abeba y Dardawa.

Tras una reunión en Addis Abeba, la Junta precisó que la votación tendrá lugar en 40.000 colegios electorales y que la campaña política se extenderá hasta el 31 de mayo. Junto a esto, los resultados de los comicios deberían hacerse públicos entre el 6 y el 28 de junio.