Xi Jinping aterriza en París en el 60 aniversario de las relaciones Francia-China

El sentimiento de desconfianza entre los mandatarios europeos sigue en aumento. La situación en Ucrania, la constante amenaza sobre Taiwán y el conflicto entre Hamás e Israel, están marcando las agendas de los líderes internacionales.
Los estrechos lazos entre Moscú y Pekín se contraponen a los intereses de la Unión Europea (UE). En el plano económico, la visita de Xi Jinping a Francia busca poner solución a las sanciones que la UE ha planteado introducir a la industria de vehículos eléctricos.

Recibido por Gabriel Attal, primer ministro francés, Xi Jinping aterrizaba en París el domingo para realizar una serie de encuentros con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. El encuentro plantea varios dilemas que enfrentan a los intereses económicos con los geopolíticos.

Al igual que sucedió en la última visita del mandatario francés a Pekín, el presidente galo llevará al líder chino al Pic du Midi, en el Pirineo francés, donde el actual presidente francés pasaba las vacaciones durante su infancia. Este gesto de Macron hacia Xi es una muestra de amistad. Al igual que ya hiciera Xi cuando invitó a Macron a la ceremonia del té en Guangdong, región en la que su padre fue gobernador.
Política comercial
China es la segunda potencia más importante del mundo y, a su vez, es conocida como “la fábrica del mundo”, por lo que es necesario mantener un “equilibrio” en las relaciones con el gigante asiático. En el marco del sexagésimo aniversario de las relaciones entre París y Pekín, Xi realizará su tercer viaje a Francia desde que llegase al poder en 2019.
El apoyo económico y bélico en favor de Rusia ha sido el detonante del agravamiento de las relaciones. Las recientes conductas tomadas por parte de Occidente contra el régimen de Pekín han desmejorado considerablemente la situación.

La proliferación de proyectos financiados por empresas chinas en territorio europeo es cada vez más notoria. No solo la red de transporte ferroviario es un foco de inversión chino. La reciente introducción de China en el sector de los vehículos eléctricos y en la fabricación de componentes para estos está generando gran controversia.
El conflicto económico nace de la aprobación de la “reducción de riesgos” por parte de la Unión. En ella, Europa pretendía aumentar la seguridad económica de su producción, y asegurarse de que no se vería damnificada por la introducción al mercado de productos chinos, los cuales incurrirían como competencia desleal, en principal medida, por los bajos costes de producción, es decir, salvaguardar la economía y evitar que aumenten las vulnerabilidades del mercado.

El régimen comunista espera que Francia pueda ser quien haga de mediador entre el bloque (Unión Europea) y China. Las pretensiones chinas son las de adopción de una política “positiva y pragmática” para aumentar el número de productos chinos que se venden en la UE y su acceso a los mercados. El presidente francés servirá como puente de entendimiento entre las políticas económicas de ambos bloques.

Según publicó el diario La Razón, Emmanuel Macron “intentó convencer” a sus homólogos que el enfoque sobre China no tiene como objetivo desestabilizar al gigante asiático, sino que son “un resultado de las continuas defensas del conflicto ruso-ucraniano”. El temor de que empresas chinas continúen enviando material a compañías rusas, quienes están dando doble uso a ese material, va en aumento.
China invierte miles de millones de dólares en Serbia y Hungría
Tras dejar París, Xi Jinping acudirá a Hungría y Serbia, países de una órbita política más próxima. Su llegada coincide con el 25º aniversario del bombardeo estadounidense de la Embajada china en Belgrado. Considerados cercanos al régimen de Moscú, ambos países tienen a China como un socio económico de gran calado.

Las inversiones de empresas chinas en sendas naciones han aumentado de forma exponencial. Si hacemos hincapié en el sector ferroviario, las principales renovaciones de la red de vías y nuevos sistemas eléctricos de mantenimiento provienen de compañías chinas. Pese a que el principal socio de ambos países es la Unión, Serbia acumula más de 10.000 millones de euros en inversión china en el periodo comprendido entre 2009 y 2021, según la Balkan Investigative Reporting Network.

La gira finalizará con la llegada de Xi a Hungría, uno de los miembros de la UE que a menudo está en desacuerdo con Bruselas. Entre las voces más importantes de Hungría se encuentra la del ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, quien dijo al Global Times que la investigación de la UE sobre los subsidios a los vehículos eléctricos de China era “realmente peligrosa y dañina” y que Hungría está “muy involucrada” en la mejora de las relaciones UE-China.
La división dentro de la Unión es palpable. Para Wang, ministro de Asuntos Exteriores de China, la división es buena para los intereses nacionales de China. De todos modos, falta por ver que acuerdos se cierran y si las pretensiones de ambos bloques pueden tomar forma y adoptar un carácter equilibrado para los dos bandos.