En la última década, las políticas exteriores de muchos Estados de Oriente Medio han evolucionado hacia un enfoque de alineamiento múltiple, según la publicación bimestral estadounidense Foreign Affairs. Arabia Saudí, socio tradicional de Estados Unidos, ya no parece satisfecha con la estrategia norteamericana de crear y liderar bloques exclusivos. Por ello, Riad ha tratado de desarrollar sus asociaciones con varias potencias, principalmente apuntando su brújula hacia el Este, en particular hacia China e India.
Unos meses después de la visita del presidente chino Xi Jinping a Arabia Saudí, donde se firmaron acuerdos de inversión por valor de 50.000 millones de dólares, el Reino anunció la firma de unos cincuenta acuerdos de inversión con India. Estos nuevos acuerdos se producen al margen de la Conferencia de Inversión Saudí-India a la que asistió el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán en Nueva Delhi, tras la clausura de la cumbre del G20 celebrada el sábado, informa Asharq Business.

No obstante, la posición de Arabia Saudí en la cumbre del G20 en India demuestra la capacidad del Reino para mantener un equilibrio en sus relaciones económicas con sus principales socios comerciales. De hecho, además de los acuerdos de cooperación con China, Riad ha participado en el proyecto estadounidense de un corredor económico que una India, Oriente Medio y Europa.
Esto plantea la cuestión del significado del acercamiento de Riad a las principales potencias asiáticas. ¿Significa una disminución real de la influencia estadounidense en territorio saudí? Esto es lo que intentaremos esclarecer en este informe.
Un enfoque pragmático
Arabia Saudí está intentando, con éxito desigual, reconstruir su imagen en la escena internacional, afirma Anna Jacobs, analista del International Crisis Group. Las políticas saudíes están marcadas por las ambiciones de su gobernante de facto, el príncipe heredero Mohamed bin Salman, que quiere consolidar su control del poder, hacer que el país dependa menos de las exportaciones de hidrocarburos y transformar el reino en una gran potencia media, que persiga sus intereses aumentando su influencia regional y global.
Con esta idea nació la iniciativa Visión 2030, cuyo principal objetivo es posicionar mejor a Arabia Saudí para superar la transición mundial hacia las energías limpias mediante la diversificación económica. De este modo, Riad ha tratado de ampliar sus lazos con el exterior, especialmente con China, India e incluso Rusia, en un enfoque pragmático destinado a diversificar sus relaciones exteriores y económicas.
Arabia Saudí también está recurriendo a China e India en un intento de alejarse de su tradicional dependencia de Estados Unidos. Este movimiento está motivado tanto por el deterioro de su relación bilateral con Washington desde el inicio de la Administración Biden como por su deseo de posicionarse como un líder importante en el llamado Sur Global.

Una relación difícil entre Washington y Riad
Desde que el presidente estadounidense asumió el cargo en 2020, la relación entre el príncipe heredero Mohamed bin Salman y Joe Biden se ha deteriorado. Durante su campaña presidencial, el candidato Biden expresó su intención de transformar el reino saudí en un “Estado paria”. Una vez elegido, el presidente Biden decidió desclasificar un informe que rechazaba la responsabilidad de Bin Salman en el asesinato en 2018 del periodista y crítico saudí Jamal Khashoggi.
Estas tensiones no impidieron que Joe Biden viajara a Arabia Saudí los días 15 y 16 de julio de 2022 para reunirse con su homólogo saudí. Sin embargo, este encuentro solo sirvió para poner de manifiesto los límites de la influencia de Estados Unidos en la región: el Reino desea ahora establecer intercambios económicos y comerciales con un abanico más amplio de países, entre ellos Rusia, China y países africanos.

El 5 de octubre de 2022, otra crisis enfureció al presidente estadounidense. La OPEP+ decidió reducir sus cuotas de producción a 2 millones de barriles diarios, con el fin de apoyar la subida de los precios del crudo. Arabia Saudí ha sido acusada de apoyar a Rusia, miembro influyente de la OPEP+, contribuyendo a mantener altos los precios del petróleo, lo que permite a Vladimir Putin financiar su ofensiva en Ucrania. Sin embargo, el ministro saudí de Asuntos Exteriores, Faisal bin Farhane, ha explicado que el recorte de la producción representa una “decisión puramente económica tomada unánimemente por los países miembros” de la organización, afirma Céline Tabou, especialista en China y redactora en IPSA Initiative pour la Paix et la Sécurité en Afrique.
Estados Unidos intenta por todos los medios salvar su relación con Arabia Saudí, en particular señalando ciertas señales positivas procedentes de Riad, como el voto saudí a favor de la resolución de la ONU que condena la anexión rusa de territorio ucraniano, y el anuncio de una ayuda humanitaria de 400 millones de dólares a Ucrania.

Estrechamiento de lazos con China
Las relaciones diplomáticas entre China y Arabia Saudí se remontan a la visita del rey Abdullah a China en enero de 2006. Fue la primera visita de Estado a China de un soberano saudí desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países en 1990. Mientras Riad seguía manteniendo relaciones con China sin cuestionar en ningún momento la presencia estadounidense en la zona, los intercambios entre Pekín y Riad han evolucionado en consonancia con el creciente desencuentro entre Arabia Saudí y Estados Unidos.
El alcance de las buenas relaciones entre Arabia Saudí y China también es apreciado en Pekín. El pasado diciembre, el presidente chino, Xi Jinping, realizó una visita de Estado de tres días a Riad. Xi Jinping dijo entonces que quería inaugurar una “nueva era” entre los dos países.

Los dos países comparten también intereses económicos. Por ejemplo, durante la reunión se firmaron acuerdos de inversión por valor de unos 50.000 millones de dólares (46.000 millones de euros), según declaraciones del ministro saudí de Inversiones, Khalid al-Falih.
Según la Autoridad de Estadística saudí, el volumen de intercambios comerciales entre China, considerado el mayor país consumidor de petróleo del mundo, y Arabia Saudí alcanzó en 2022 unos 106.000 millones de dólares, lo que representa un crecimiento del 30% respecto al año anterior.
La cuestión de la energía ocupó un lugar central en las conversaciones. Se alcanzaron varios acuerdos: el Reino suministrará 690.000 barriles de petróleo al día a China y, a cambio, la empresa china de telecomunicaciones Huawei instalará tecnología 5G de alta eficiencia en el Reino. El mercado saudí cuenta con numerosas empresas chinas que operan en diversos campos, desde las comunicaciones, como Huawei, hasta la energía eléctrica, como Power China Nuclear Engineering para la construcción de energía eléctrica. Huawei también planea trasladar su sede regional a Arabia Saudí.

Según Asharq business, el primer proyecto de cooperación saudí-chino en el marco de la iniciativa One Belt One Road se puso en marcha en 2019. Se trata de una fábrica de la empresa china Pan Asia para industrias básicas y manufacturas en la ciudad de Jazan, en el suroeste de Arabia Saudí. Se trata de la primera inversión china en esta región en concreto, con una inversión por valor de 1.150 millones de dólares en su primera fase.
En un artículo para el medio estadounidense Foreign Affairs, Jennifer Kavanagh y Frederic Wehrey señalan que Riad está implicando a China en ámbitos, como las infraestructuras y la tecnología, en los que consideran que Estados Unidos es menos capaz o está menos dispuesto a ayudar. “También están intentando adquirir ciertos sistemas militares, como drones avanzados, que Estados Unidos ha mantenido sabiamente fuera de su alcance”, afirman.

Explotar a los BRICS
Además de China, Arabia Saudí también ha buscado estrechar lazos con Brasil, Rusia, India y Sudáfrica, los BRICS. Esta estrategia ha sido efectiva, ya que Riad fue aceptada en el grupo a finales de agosto de 2023. Arabia Saudí les interesa, sobre todo como inversor potencial en el nuevo banco de desarrollo de los BRICS. De hecho, las inversiones del Reino con los países BRICS han superado los 160.000 millones de dólares para 2022.
En un artículo para el medio DW, Kersten Knipp sostiene que la adhesión de Arabia Saudí podría ofrecer al país un sinfín de asociaciones potenciales y unas relaciones comerciales más sólidas. “Al mismo tiempo, este bloque -que ya representa el 30% del consumo mundial de petróleo y el 22% del de gas- se desarrollaría como contrapeso del mercado energético occidental”, afirma.

China, más un complemento que un auténtico sustituto
Para Jennifer Kavanagh y Frederic Wehrey, la asociación sino-saudí se limita al sector económico. Pekín ha intentado aplicar una estrategia similar para compartir su tecnología militar en la región, pero no proporciona mucha ayuda militar directa a los países de Oriente Medio. Las ventas de armas chinas representan menos del 5% del total de la región. Sin embargo, China sí ofrece acceso barato e incondicional a algunas de sus tecnologías de vanguardia, principalmente drones y misiles guiados de precisión, a clientes que no pueden obtener estos sistemas de Estados Unidos.
Como resultado, “potencias regionales como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos ven estas ofertas chinas como complementos más que como sustitutos de los sistemas de armamento estadounidenses, que siguen comprando por su calidad superior y su prestigio”, argumentan.
Como parte de la misma estrategia para presionar a Estados Unidos, Arabia Saudí estaría considerando una propuesta china para construir una central nuclear en su territorio, según una información publicada el viernes por el Wall Street Journal. En efecto, considerar la opción china permitiría presionar a la Administración Biden, que había puesto condiciones previas a cualquier ayuda a la industria nuclear saudí, como la prohibición del enriquecimiento de uranio.

Arabia Saudí, una potencia multialineada, pero no multipolar
Jennifer Kavanagh y Frederic Wehrey destacan un punto muy importante sobre la visión saudí de las relaciones internacionales. Arabia Saudí puede ser multialineada, pero eso no significa que sea multipolar: “Estados Unidos sigue siendo, con diferencia, el principal protector de la seguridad de Oriente Medio, y es poco probable que esta posición se vea desafiada en un futuro previsible”.
Aunque el número total de fuerzas estadounidenses ha disminuido, sigue superando los 30.000 efectivos. Washington también sigue manteniendo instalaciones militares en al menos una docena de países de la región y gasta miles de millones cada año en ayuda a la seguridad en la región.
Por último, la cuota de Estados Unidos en el mercado regional de armas incluso ha aumentado, dicen Kavanagh y Wehrey, del 47% en el período 2010-14 al 54% en el período 2018-22, según datos del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz, en parte debido a las sanciones estadounidenses contra Rusia tras su invasión de Ucrania en 2014.

Lazos más estrechos con India
India y Arabia Saudí acordaron ampliar sus lazos comerciales y de seguridad, dos días después de que sus líderes y otros participantes en la cumbre del Grupo de los 20 anunciaran un nuevo acuerdo ferroviario y portuario que unirá India, Oriente Medio y Europa.
Según Asharq Business, Arabia Saudí firmó más de 50 acuerdos con India durante la visita del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salmane a Nueva Delhi tras asistir a la cumbre. Estos acuerdos abarcaron desde la energía hasta muchas otras áreas como la energía verde y renovable, la tecnología, las comunicaciones, la fabricación, la defensa, la alimentación, la cultura y el cine. Aunque no hay un valor definitivo de los proyectos, se ha estimado un coste cercano a los 3.000 millones de dólares, según el ministro saudí de Inversiones, Khalid Al-Falih, que consideró este hecho como “el comienzo de una serie de buenas noticias”.

Los dos países han hecho hincapié en la creación de empresas y el espíritu empresarial, con el fin de beneficiarse de las características de las empresas de ambos países. Arabia Saudí e India han acordado cooperar en el ámbito de las empresas emergentes, para animar a los empresarios de ambos países y proporcionarles apoyo y capital, con el objetivo de aprovechar los enormes mercados de los dos países.
En la actualidad, India es el segundo socio comercial de Arabia Saudí, mientras que Riad se considera el cuarto socio de Nueva Delhi. En 2023, el valor del comercio bilateral alcanzó los 52.760 millones de dólares y las importaciones indias procedentes de Riad aumentaron un 23,47%, hasta los 42.030 millones.
La Ruta de las Especias, ¿un contrapeso al proyecto chino de la Ruta de la Seda?
En el G20, Estados Unidos impulsó un ambicioso proyecto de “corredor” logístico que une India y Europa con Oriente Medio, con Arabia Saudí como protagonista. Según un comunicado de la Casa Blanca, el sábado se firmó en Nueva Delhi un acuerdo de principio entre Estados Unidos, India, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, la Unión Europea, Francia, Alemania e Italia.
Esta nueva ruta pasaría supuestamente por Arabia Saudí, Emiratos y Omán, según declaraciones a la prensa del ministro saudí de Inversiones, Khalid Al-Falih, al margen de la conferencia saudí-india sobre inversiones.
El ministro saudí afirmó que el proyecto equivaldría a “la Ruta de la Seda y la Ruta de las Especias juntas, por la conectividad que proporcionará en términos de datos, energía, materiales ecológicos y bienes procesados y listos para su uso con el objetivo de reequilibrar el comercio mundial”.
En X (antigua Twitter), Michael Kugelman, experto en Asia Meridional del Wilson Center de Washington, cree que, si este proyecto llegara realmente a "materializarse, cambiaría las reglas del juego" y "tendría como objetivo contrarrestar al BIS".
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El reciente giro de la política exterior de Arabia Saudí hacia la multialineación, en particular volviéndose hacia socios asiáticos como China e India, refleja una importante transformación estratégica en la región de Oriente Medio. El principal objetivo de Riad es diversificar su cartera de socios económicos y reducir su tradicional dependencia de Estados Unidos. Las crecientes tensiones entre Riad y Washington, especialmente bajo la administración Biden, han impulsado al reino a explorar nuevos horizontes para sus relaciones internacionales.

Destaca el acercamiento a China, con importantes acuerdos de inversión y una mayor cooperación en diversos sectores. Sin embargo, es importante señalar que China no está sustituyendo completamente a Estados Unidos como socio en materia de seguridad, y Arabia Saudí sigue manteniendo estrechos lazos con Washington en este ámbito.
Riad está redefiniendo sus relaciones internacionales adoptando un enfoque multialineado, tratando de diversificar sus asociaciones económicas y reducir su dependencia de Estados Unidos. Esto refleja las ambiciones de transformación del reino y su deseo de desempeñar un papel cada vez más importante en la escena mundial, al tiempo que intenta mantener vínculos estratégicos con sus socios tradicionales.