Las cinco sustituciones y las pausas durante el partido modifican el fútbol.
¿Necesitaba el fútbol las sustituciones? Hasta 1970 no estaban permitidas. Más de 70 años, miles de partidos y siempre 11 contra 11. Por encima de lesiones graves, tobillos torcidos o cejas rotas. Si el jugador no podía seguir, su equipo se quedaba con 10, 9, 8.... Los banquillos eran para los entrenadores.
En el Mundial de México ’70 la FIFA permitió a las selecciones hacer dos cambios. Rompía la norma después de ver como Alemania e Inglaterra los autorizaban desde hacía varios años. Se puso en marcha la figura del suplente. Un jugador de campo para defender un resultado o para ser más ofensivo.
El Mundial de Estados Unidos de 1994 marcó la llegada del fútbol moderno. El calor sofocante que se esperaba permitió que se hicieran tres cambios siempre que uno de ellos fuera el del portero. Una regla que se amplió la temporada siguiente cuando la FIFA mejoró la norma y suprimió el condicionante del portero. Ese Mundial, por ejemplo, fue el de los nombres en las camisetas de los jugadores. También fue el evento de los tres puntos por victoria al ganador. La FIFA quería promover el juego de ataque y al año siguiente obligó a ligas como la española a imponer ese sistema.

A lo largo de los años el reglamento ha sufrido pequeños cambios. La norma de la cesión, el eternamente polémico fuera de juego, las entradas violentas, codazos, el gol de oro y el de plata… modificaciones que el fútbol iba demandando. Hasta que llegó el VAR. El sistema de videoarbitraje siempre estuvo presente después de cada polémica que una cámara de televisión hubiera solventado en minutos. El gol de Gallas el 18 de noviembre de 2009 en el Stade de France fue la gota que colmó el vaso de la paciencia del fútbol. En el minuto 103 Henry controló un balón con la mano, dio el pase de gol y la clasificación para Sudáfrica 2010 a Francia ante Irlanda. El fútbol se sonrojó.

La pandemia del coronavirus nos deja otro posible hito en el mundo del fútbol. Los cinco cambios y las pausas durante el partido. Son variables que no vinieron para quedarse pero que se están mimetizando con el paisaje. La norma se introdujo de manera excepcional para completar esa reducida pretemporada que han tenido que hacer los equipos después de tres meses parados. La pausa para la hidratación era un balón de oxígeno en previsión de las altas temperaturas que puede haber en junio y julio en España. Pero el fútbol lo cambia todo.
¿Y qué dicen los entrenadores? La burbuja en la que viven en Primera y Segunda permite poca naturalidad a la hora de opinar, pero si damos voz a otros profesionales de los banquillos de fútbol encontramos la necesidad de no tocar más este deporte no vaya a parecer otro diferente. A los del fútbol sala les brillan los ojos cuando ven que los cambios ilimitados y los tiempos muertos de su deporte tienen un hueco en el escaparate del fútbol.
Jesús Candelas es el entrenador más laureado del fútbol sala mundial. Con el Inter de José María García conquistó España y Europa y puso los cimientos de Irán como seleccionador nacional. Hace una lectura de las nuevas normas tan rápido como trabaja su cerebro en un banquillo de fútbol sala. “Con la tecnología que hay en el fútbol los tiempos muertos y las pausas sirven para que el entrenador vaya por delante de lo que está ocurriendo en el campo. En el fútbol sala miramos por el retrovisor a la hora de tomar decisiones, pero el fútbol puede cambiar mucho”. La regla de los cinco cambios tiene una reflexión propia de un tipo que trabaja el pensamiento lateral como pocos: “Con cinco cambios se puede jugar con las mentalidades de los jugadores que den más rendimiento para alinearlos juntos y cambiar el partido”.

Por el mismo banquillo pasó Juanlu Alonso. Pupilo de Candelas junto al que levantó títulos mientras esperaba su oportunidad. Su experiencia en Italia y su paso por muchos banquillos de Primera división en España hasta su último periplo en Peñíscola le llevan a descubrir más beneficios de la regla y apuntar directamente a los suplentes. “La norma de los cinco cambios puede beneficiar a los equipos más humildes porque se suelen desgastar mucho ante los grandes y en las segundas partes aparecen los errores”.
El baloncesto y el futsal son los deportes que más y mejor utilizan los tiempos muertos. Juanlu Alonso explica que “se hacen por dinámicas. Estas sufriendo y haces un parón que beneficia a tu equipo y perjudica al rival. También se hacen para correcciones tácticas ya que puedes dirigirte a todos los jugadores. Hay otro tiempo muerto que sirve para recuperar a un jugador clave que se está fatigando y le necesitas en pista”. Dice Candelas que los entrenadores son para los presidentes un “mal necesario” pero las reglas pueden transformarlos. Alonso remata la reflexión del maestro asegurando que ahora los entrenadores de fútbol “tienen más influencia en el juego y deben tener una concentración máxima para tomar decisiones”.
“Cinco cambios son demasiados”, asegura Sergio Piernas, seleccionador sub-17 de fútbol de Marruecos. Su trabajo con López Caro en la selección absoluta de Arabia SaudÍ le permitió ver el fútbol desde otro ángulo, el del segundo entrenador que tiene que anticiparse a lo que el titular no puede procesar durante el partido. “Los cinco cambios no afectarían a la lectura del partido, pero sí a los perfiles de los jugadores que se eligen para hacer los cambios”. Las plantillas de 25 que ahora se completan con jugadores del filial podrían ser examinadas con lupa y eso “agravaría la diferencia entre los equipos grandes y los modestos”, asegura.

Un ejemplo, en Real Sociedad-Real Madrid jugado tras la pandemia, la Real introdujo los cinco cambios antes de anotar el primer gol. Januzaj (al que se le anuló un gol) y William José, entre ellos. El Real Madrid puso sobre el campo a Mariano y a Asensio con el 0-2 pero con el 1-2 dio paso a dos internacionales como Modric y Mendy para controlar el partido. Y todavía se quedaron sin jugar Hazard o Bale.
El fútbol base y el regional miran atentamente lo que hace el profesional para adaptarse. Álvaro Gómez-Rey es entrenador del C.D Galapagar, para él la norma de los cinco cambios llevada al fútbol no profesional “puede ser una herramienta para aumentar las convocatorias y utilizar a más jugadores”. Desde su experiencia de formador de futuros entrenadores y observando cómo se juega en Primera y Segunda explica que “no sería partidario para el fútbol profesional. Una parte bonita del fútbol es cómo te ajustas tras la fatiga que te genera el partido. Cuando los jugadores están cansados se abren los espacios”. A más cambios, menos cansancio y menos espectáculo.

Álvaro pone el ejemplo de Sarri, entrenador de la Juventus, tras el partido ante el Milan. Sus palabras sobre los cambios arrojan más luz a esta situación. “Me equivoqué al cambiar a tres jugadores a la vez. Me entusiasmaron las cinco sustituciones. En ese momento perdimos el control del juego y quizás debería haber hecho las sustituciones más distribuidas”.
La pausa de hidratación está justificada en verano para que los jugadores beban agua, pero vemos como los entrenadores dan ordenes incluso con la pizarra en la mano como fue el caso de Garitano a los jugadores del Athletic en el partido que jugaron en San Mamés ante el Betis. Aquí toma relevancia la pausa como tiempo muerto. “No la veo necesaria en el futuro para dar instrucciones, es más puro hacerlo en el descanso”, remarca Sergio Piernas y explica que es algo que “rompe la dinámica y el ritmo de partido”.

En la misma línea se expresa Álvaro Gómez-Rey. “Como entrenador me gustan las pausas para dar indicaciones, pero si vamos al espectáculo no sería partidario de dar ese tiempo muerto. Lo bonito del fútbol es que no tienes ese intervalo para dar indicaciones”. Si el fútbol sala lleva años señalado porque la pizarra ha devorado al jugador creativo en el fútbol puede pasar lo mismo, “si se aprueba el cambio los partidos se harían más tácticos mientras que cuando el partido está en juego es más difícil cambiarlos”.
Cuatro entrenadores, cuatro perfiles diferentes de dos deportes que tienen mucho en común. Demasiado, según la familia olímpica. El debate ha sido intenso. Pocas conclusiones y muchos puntos de vista de situaciones que solo pueden revelar los dueños de los banquillos.