China disputa la influencia de Estados Unidos en el Golfo e impulsa la desdolarización de la economía global a través del refuerzo del yuan

El petroyuán y la influencia china en el Golfo

XINHUA/YUE YUEWEI via AP - El presidente chino, Xi Jinping, se reúne con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, en el palacio real de Riyadh, Arabia Saudita, el jueves 8 de diciembre de 2022

Beijing amenaza la hegemonía del dólar en el sistema monetario global

La guerra de los chips, Taiwán o el sistema monetario global. Los escenarios en los que se juega la nueva Guerra Fría entre China y Estados Unidos son difíciles, pero la desbancada del billete verde podría ser el movimiento de jaque mate en el pulso cada vez más tenso por la hegemonía mundial. Y este escenario se juega en Arabia Saudí, el principal productor de petróleo.

La influencia que el régimen de Beijing ha proyectado en el Golfo en los últimos años quedó sellada en el reciente encuentro en Riad el pasado 9 de diciembre entre el presidente chino, Xi Jinping, y el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman. Una reunión de la Liga Árabe y una cumbre entre los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) que marcaron un antes y un después en las relaciones de China con los países árabes y que ahora presumen de la firma de un acuerdo de “asociación estratégica integral”. Algo que el todopoderoso Xi Jinping quiso reflejar: “China espera trabajar con Arabia Saudí y con los estados árabes para convertir ambas cumbres en hitos de la historia de las relaciones chino-árabes y de China con el CCG, y elevar esas relaciones a nuevas cotas”, transmitía el Ministerio de Exteriores chino citando a Xi.

Pero detrás de ese anuncio eran muchas las condiciones establecidas por Pekín que no hacían sino rendir homenaje al adjetivo “integral” en el acuerdo. El presidente chino aseguraba que su país continuaría comprando petróleo y gas natural licuado “en grandes cantidades”, pero con una ligera insinuación: hacerlo en yuanes, la divisa china, en lugar del dólar estadounidense. Primer golpe sobre la mesa.

yuan-chino-dolar-estadounidense

China es la segunda economía mundial, líder exportador y el mayor consumidor de petróleo global. Una posición lo bastante poderosa como para superar el problema de que en yuanes sólo se contabiliza el 10% de las transacciones globales. De hecho, hace ya cinco años desde que se inició la política para desbancar al billete verde de la escena económica internacional con la creación del petroyuán.

En 2017 el Banco Popular de China y el Banco Central de la Federación Rusa acordaron realizar las transacciones de petróleo en la moneda china a través de la plataforma de la Bolsa de Petróleo y Gas Natural de Shanghái, el primer paso para convertir el yuan en petrodivisa. El segundo, comprar 32 toneladas de oro para reforzar el valor del renminbi – literalmente, moneda del pueblo – y convertirlo en una verdadera moneda de reserva, tal y como hizo el Politburó en noviembre de 2022.

cumbre-ccg-arabia-visita-xi-jinping

Pagar en yuanes el oro negro era una petición que se extendió también a Irán y Venezuela, y ahora a todos los países de CCG: Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Catar y Omán. A cambio, China se compromete a incrementar la compra de petróleo y gas licuado, más del 25% que ya importa desde Riad.

Dicho y hecho. El nuevo ministro de Relaciones Exteriores de China, Chen Gang, ha insistido en esta última semana en fortalecer los lazos económicos con Arabia Saudí y crear lo antes posible una zona de libre comercio entre China y la región de Golfo. Así lo transmitió al nuevo canciller chino su homólogo saudí, el príncipe Faisal bin Farham.

¿Desdolarización del mercado?

Hasta estos últimos movimientos de Xi Jinping pocos habían puesto en duda el dominio del dólar estadounidense como divisa indiscutible del comercio mundial, pero la última reunión del líder chino con el príncipe heredero saudí sigue exactamente los mismos pasos que dio Estados Unidos para conseguir el estatus actual de su moneda. En 1945, el presidente Franklin D. Roosevelt se reunía con el rey saudita Abdul Aziz Ibn Saud a bordo del USS Quincy, donde se acordó fijar en dólares las transacciones del petróleo.

El acuerdo remitió a Washington unos privilegios innegables. Fue el único emisor de la moneda, obligaba a todos los países a guardar reservas si querían comercializar en el mercado internacional, facilitaba la financiación de déficits públicos, controlaba los pagos a través del sistema SWIFT y, sobre todo, tenía la capacidad de congelar los activos de cualquier país considerado hostil, tal y como apunta Jesús Sánchez-Quiñones en el diario económico Expansión.

bolsa-shanghai

Sin embargo, esta alianza geopolítica, una de las más importantes del siglo, parece ahora tambalearse. Las reservas totales de divisas de las naciones miembro del FMI eran en el año 2000 el 72% en dólares, y en 2021 habían caído a un 59%. Para el propio presidente del Sistema de la Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés), Jerome Powell, el dólar podría compartir protagonismo con el yuan en medio o largo plazo. Para la propaganda china, la desdolarización de la economía ya es un hecho.

Sólo queda que Xi Jinping siga los pasos de Nixon y obligue a Riad a comprar bonos del Tesoro chino a través de los yuanes que obtenga de la venta del petróleo, tal y como acordó Washington en un pacto secreto en 1973.

Golpe final del pertroyuan
Para el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) el uso del yuan tiene unas ventajas indiscutibles. Primero por el hecho de que un yuan equivale aproximadamente a 0,14 euros. Las transacciones por medio de la moneda china abaratarían los costos y atraería más inversión para China tras el abaratamiento de la energía. Segundo, porque supone una vía de escape a las sanciones occidentales.

Venezuela, Irán, Yemen, Cuba, Burundi, Corea del Norte, Somalia, Libia son algunos de los países que están en la larga lista de la OFAC, la Oficina de Control de Activos Extranjeros. Esta división del Departamento del Tesoro de Estados Unidos es posiblemente el arma más importante que dispone la Casa Blanca en materia económica porque permite aplicar sanciones económicas y comerciales basadas en la política exterior de Washington, siempre y cuando el mercado global se rija por el dólar.

banco-central-ruso

Todos los países que sean considerados como hostiles para la seguridad nacional serán objeto de ser sancionados. Cierto es que esta política se lleva desarrollando desde hace décadas, pero la invasión rusa de Ucrania ha puesto a las sanciones económicas en primera plana mediática. Fue la primera reacción de Occidente, el castigo más duro hasta la fecha contra Moscú y una buena solución para evitar la Tercera Guerra Mundial.

Sin embargo, también supone un arma de doble filo. Usar la moneda china es amortiguar las sanciones económicas, incluido el último bloqueo de la Unión Europea de 300.000 millones de euros (326.730 millones de dólares) a las reservas del banco central ruso. Usar el yuan supondría entonces salir del área de influencia estadounidense que repercutiría en el monopolio del dólar como moneda de valor internacional. “Es como si Estados Unidos hubiera podido caer en una trampa, porque al aislar a Rusia está en realidad renunciando a su formidable influencia”, publicaba Carlos Esteban en La Gaceta de la Iberosfera. Golpe final del petroyuán.

Algo más que petróleo

Estados Unidos no sólo basó sus acuerdos sobre la compra de petróleo. Detrás había una red de protección y armento que garantizaba la seguridad del país del Golfo en la región durante estas 70 décadas. China tomó nota y redobló su apuesta. Xi Jinping prometía a Mohamed bin Salman una alianza “omnidimensional”, que incluye, además de la seguridad, cooperación en tecnología, transporte, energía, y una participación en la Nueva Ruta de la Seda.

dolares-estadounidenses

“La visita de Xi a Riad es una nueva alianza naciente de China y todos los países del CCG. Los acuerdos trascienden al petróleo. Es una sinergia entre la Franja y la Ruta y la Saudi Vision 2030. Es un proyecto a largo plazo, pero con bases firmes”, comenta Raúl Ramírez Ruiz, historiador especializado en China y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, en una conversación con Atalayar.

Los requisitos a cambio no eran muchos. Beijing sólo pedía la clave su geopolítica: el principio de “Una sola China”. El mismo 9 de diciembre, Mohamed bin Salman así aceptaba: “Arabia Saudí apoya a Pekín en la protección de su soberanía, seguridad e integridad territorial, y también secunda las medidas y esfuerzos chinos de desradicalización”. Nueva conquista china.

Sin embargo, Xi Jinping no es el único que ha visitado Riad en los últimos meses. Joe Biden hizo lo propio en verano del año pasado durante una gira oficial a Oriente Medio, cuando se produjo la tan escenificadora fotografía de la frialdad entre el príncipe saudí y el demócrata que lo llamó “paria” durante su campaña electoral por el caso de Jamal Khashoggi.

Una injerencia en los asuntos internos de Arabia Saudí que no perdonaría Mohamed bin Salman y que a su vez lo acercaba más al área de influencia china. “La ventaja de China es su política exterior basada en el Consenso de Beijing, de no interferencia en los asuntos internos de otros. Estados Unidos, sí lo hace.”, comenta el historiador. Un motivo más por el que la visita de Biden no consiguió tanto éxito como la del presidente chino, además de que no traía tantas propuestas sobre la mesa.

 biden-mohamed-bin-salman-visita-arabia-saudi

En octubre, era el príncipe saudí quien movía ficha. La OPEP+, liderada por Arabia Saudí, anunció el recorte de su producción del crudo en dos millones de barriles diarios, un descenso que favorecía a Rusia para sufragar los datos de su invasión. La decisión del cártel petrolero hizo saltar todas las alarmas en el Despacho Oval, desde donde Joe Biden dijo que reevaluarían la relación con el país del Golfo.

Días más tarde, el líder demócrata declaró en una entrevista a la CNN que Arabia Saudí tendría consecuencias: “No voy a entrar en lo que sopeso y en lo que tengo en mente. Pero habrá, habrá consecuencias”, afirmaba Biden. Sin duda, la decisión de Arabia Saudí era un varapalo para la relación entre los dos países porque se distanciaba al trueque acordado durante décadas de seguridad y armas estadounidenses a cambio del petróleo a buen precio.

Las desavenencias entre los dos países fueron aprovechadas por China. Precisamente por este viaje de Xi Jinping se le preguntó al portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Vedant Patel. “No estamos diciendo a los países de todo el mundo que elijan entre Estados Unidos y la República Popular China”, respondía Patel en unas palabras que ya eran, quizás, una muestra de debilidad.

La influencia de China en el Golfo ya está echada. Desde luego no supone un cambio en el orden mundial, pero sólo por el momento. “China tiene la fuerza para suplantar el gran hegemón porque tiene la capacidad de planificar a grandísimo plazo y porque lidera un bloque antiamericano en los que ahora se unen los productores de petróleo del CCG”, afirma el historiador Raúl Ramírez Ruiz.

La puesta en marcha del petroyuan amenaza a medio y largo plazo al dólar como moneda común en el mercado internacional, y ésta es ya otra realidad que se suma a los problemas de insomnio de Occidente.

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato