7.611 muertos en Nepal donde las zonas rurales están inaccesibles

Daniel Abascal/Agencias
 
El Ministerio del Interior de Nepal ha elevado este martes a 7.611 el número de muertos a consecuencia del terremoto de magnitud 7,9 en la escala Richter que el país el 25 de abril, según ha informado el portal de noticias eKantipur.
 
Así, ha apuntado que la localidad de Sindhupalchowk fue la más afectada por el terremoto, con un total de 2.911 muertos, seguida por la capital, Katmandú, con 1.202 víctimas mortales. Otras 904 personas murieron en Nuwakot.
 
Según este último balance, que no incluye una estimación del total de desaparecidos, sitúa el número de heridos es de 14.536. Asimismo, cifra en más de 191.000 las casas destruidas por el seísmo, mientras que asegura que otras 175.162 sufrieron daños parciales.
 
El primer ministro nepalí, Sushil Koirala, advirtió hace una semana de que la cifra final de fallecidos podría rondar los 10.000 y el jefe del Ejército anticipó hasta 15.000 posibles víctimas mortales una vez que hayan concluido las labores de búsqueda.
 
Las condiciones meteorológicas y sismológicas tampoco contribuyen a tranquilizar a una población que este mismo lunes ha sentido un seísmo de magnitud 4,2 en la escala de Richter.
 
Una de las áreas que aún no han sido exploradas por completo es la del valle de Langtang, situado a 60 kilómetros de Katmandú y gravemente afectado por desprendimientos y aludes. La Policía nepalí y los voluntarios locales han recuperado durante el fin de semana unos cien cadáveres.
 
El Gobierno nepalí ha declarado crisis nacional y ha establecido un fondo de 500 millones de rupias nepalíes (casi 4,52 millones de euros) para la reconstrucción de las infraestructuras dañadas. El terremoto es el más grave sufrido por Nepal desde el registrado en 1934, cuando hubo unos 8.500 muertos.
 
Labor titánica en la zona rural
Lleva desde el pasado miércoles en Nepal. Un país que ha perdido a más de 7.000 de sus habitantes en un seísmo— ocurrido el pasado 25 de abril— que envió un shock por todo el mundo: numerosas organizaciones intentan ahora poner en marcha a la nación asiática de la forma más rápida posible. Y él es uno de los médicos que han acudido al socorro del montañoso país.
 
Alberto Lafuente, doctor navarro, es un testigo de primera mano de las labores, intensas, que quedan en un país que quizá haya aguantado mejor los efectos del terremoto que otras naciones como Haití (ocurrido 2010), pero que todavía tiene trabajos por delante para devolverlo a la normalidad.
 
Según narra a lainformación.com este profesional, que tiene una amplia experiencia trabajando en catástrofes naturales y en zonas bélicas, la principal dificultad que encuentran los equipos de ayuda está en las zonas rurales: hay víctimas a las que es difícil acceder, pero su labor como médicos y cooperantes está en llegar a todo aquel que los necesite. 
 
Este especialista en anestesia y reanimación en la Clínica Universidad de Navarra cuenta las primeras impresiones al llegar a Katmandú, y ofrece un mensaje de calma, "en Katmandú sí que hay edificios antiguos, estructuras emblemáticas, que se han caído, pero el resto de la ciudad enseguida ha vuelto a la normalidad", explica, "francamente es una de las cosas que nos sorprendió, esperabamos encontrarnos una situación verdaderamente catastrófica", puntúa. Lo cual no quita a la necesidad de su apoyo ni del resto de ONGs, narra. Y recalca después que hay zonas, como Ghorka, epicentro del terremoto, donde los daños son importantes.
 
"El hospital está completamente destruido"
Su trabajo es, principalmente, el de dar apoyo a los servicios ya existentes y el de valorar la situación. "Lo que hemos estado haciendo desde Katmandú es dar apoyo sanitario en el centro de salud principal, con nuestro equipo quirúrgico", cuenta. Trabajo en la capital que se suma a su labor en zonas rurales, "en coordinación con la OMS y con el Ministerio de Salud de Nepal estamos haciendo una valoración de un distrito específico, Ramechhap, a donde hemos viajado", cuenta. Una región que está a unas cinco horas de la capital, explica Lafuente y a la que acceden "en todoterreno, ya que tiene una orografía muy compleja", cuenta.
 
Allí hay necesidades apremiantes, sobre todo a nivel material: "Lo que hemos visto es que el hospital del distrito está destruido", explica, "estamos dando un soporte, porque el personal sanitario no ha fallecido nadie, lo que se ha colapsado totalmente es la estructura", explica. El centro da cobertura a 20.000 personas de la región. Una labor logística de necesidad inmediata "lo que hacemos es dar un soporte de tiendas, de generadores...", narra. Además, tienen que valorar los daños producidos, un trabajo en progreso: "lo que vamos a hacer es un estudio de todos los centros de salud de la zona", cuenta, "para ver qué necesidades sanitarias tienen", algo que nadie ha hecho todavía. 
 
"Estamos en fase de evaluación, y aunque seguimos trabajando dando apoyo a los equipos locales, queremos hacer una evaluación del distrito de Ramechhap: hemos estado, hemos visto que el hospital estaba colapsado, pero no sabemos si los centros de salud están para darle soporte". Su trabajo, explica es valorar estos centros "la idea es apoyarlos para llegar a la normalidad en el menor tiempo posible, en cuanto sea necesario".
 
El trabajo en zonas rurales es una de las partes del trabajo de Médicos del Mundo que más complicada se presenta, explica el doctor Lafuente: "es una de las cosas en las que más dificultades estamos teniendo para llegar a las distintas zonas, porque aún no ha llegado nadie y es muy difícil". Y que encuentran las muchas ONGs que han viajado al país, "hay suficientes asociaciones, ONGs, incluso los militares, y más o menos están llegando a casi todo, pero hay zonas a las que es muy difícil acceder", explica, debido al complicado terreno del país, especialmente en sus zonas rurales, "hay muchas casas y muy dispersas", cuenta, añadiendo más trabajo a los operativos, que necesitan desplazarse por una orografía difícil. "Cuando la víctima está en una zona o en un pueblo concreto, en poblaciones grandes, se accede con cierta facilidad. Pero las zonas más alejadas, que también son humanos y también tenemos que ayudarles, cuesta bastante más". 
 
"Aún así, creo que hay una coordinación buena de la OMS, no está dando un transporte bastante bueno para llegar", apunta. Alberto Lafuente ha estado en desastres similares, como el terremoto ocurrido en Haití en 2010, además de inundaciones en Pakistán (en 2005), y en zonas bélicas. Y sabe de lo que habla cuando valora este desastre "respecto a Haití", cuenta, "la situación es muy distinta, desde aquí fallecidos son mucho menos, aquí la dificultad máxima radica en la dispersión de la gente", vuelve a recalcar. Y añade que la respuesta es distinta, "desde la OMS nos han marcado pautas para una respuesta distinta", cuenta: la ayuda se presenta como servicios sanitarios, no como ayuda humanitaria.
 
"A nivel sanitario", explica "toda la ayuda está cubierta. Ahora lo que nos queda es rehacer toda la organización sanitaria. Lo que se está pidiendo urgentemente es muchas tiendas de campaña, porque la gente está sin viviendas. Además es cierto que la gente no se atreve a entrar, porque hay muchas réplicas", explica, "por la parte de tiendas, de estructura, de logística sí que se necesita ayuda". "Es una necesidad muy importante", recalca. 
 
"Siempre que vas a una catástrofe de estas vas con una incertidumbre", cuenta: "no sabes qué vas a encontrar, ni lo que vas a ser capaz de hacer". "Siempre vas con la ilusión de ayudar a un máximo número de gente. Desde Médicos del Mundo la verdad que lo han hecho muy bien, es muy profesional", agradece. Y puntúa otra de las fuerzas detrás de todos los médicos que, como él, acuden a ayudar a zonas en necesidad: la de sus hospitales, que les dan vía libre para acudir en ayuda del más necesidado.
 
"Agradezco la facilidad que me ha puesto mi hospital (Clínica Universidad de Navarra) para salir". Es una suerte con la que cuentan además otros médicos, explica, "lo comentaba con los otros 4 médicos que estamos aqui, la suerte que tenemos de que nos facilitan la salida. Es un plus, un valor añadido que nos dan nuestros respectivos hospitales", finaliza.