ACNUR e IKEA dan luz a los refugiados

Leticia López de Silva
http://www.ikeafoundation.org/brighter-lives-4-refugees-2015/
 
Por segundo año consecutivo, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Fundación IKEA llevan a delante un proyecto conjunto para proporcionar lámparas solares e instalar iluminación sostenible en los campos de refugiados, ‘El poder de la luz’. Desde el 1 de febrero al  28 de marzo, por cada bombilla LED vendida en todos los establecimientos de la empresa sueca donará 1 euro a su fundación. El objetivo es mejorar la iluminación en los campamentos de los “380.000 refugiados en Etiopía, Chad, Bangladesh, Jordania y Sudán”, indica la directora de la oficina de ACNUR en España.
 
Gracias a este proyecto, 12 millones de personas que actualmente se desplazaron lejos de sus hogares como consecuencia de conflictos, guerras y persecuciones diversas están viviendo en los cientos de campos de refugiados bajo el amparo de ACNUR, cuyas calles cuentan con farolas de energía solar y linternas solares para el interior de las tiendas, mejorando la calidad de vida, la seguridad de sus habitantes y el acceso a los estudios de los niños y niñas de los campamentos. ‘El poder de la luz’ el año pasado recaudó 7,7 millones de euros (500.000 en las 15 tiendas de España), y benefició a 350.000 refugiados en Etiopía, Chad, Bangladesh y Jordania.
 
Los campamentos de refugiados suelen ser lugares donde la electricidad y el agua corriente son escasos. Sus habitantes están expuestos a temperaturas inestables y extremas, y llevan consigo un enorme trauma psicológico tras haber sufrido conflictos o catástrofes naturales y haber perdido a sus familiares y posesiones. Tareas diarias como cocinar, hacer los deberes de la escuela, ir al baño o recoger agua se convierten en una odisea. “Cuando cae la noche los campos de refugiados se convierten en lugares muy inseguros por la falta de iluminación. Muchas mujeres sufren abusos sexuales cuando van a las letrinas o al salir a buscar leñas para la cocina”, explica Barrena desde la oficina de ACNUR en Adis Abeda, donde atiende la situación de 660.000 refugiados de diversos conflictos. 
 
Con la cantidad donada en 2014, ACNUR ha suministrado luz y energía sostenible a más de 350.000 niños y sus familias en los campos de refugiados de Etiopía, Chad, Bangladesh y Jordania, proporcionándoles farolas y lámparas solares y otros sistemas de energía renovable, como cocinas de bajo consumo. La campaña también ha servido para formar a algunos refugiados en teoría e instalación de energía solar, lo que les ha facilitado desarrollar la capacidad en un nuevo oficio, y ha ayudado a mejorar la calidad de la educación primaria. Este año se pretende beneficiar a 380.000 desplazados.
 
Las linternas y farolas de las calles permiten a los adultos continuar trabajando y reunirse en comunidad después del atardecer, ya que en los campamentos de refugiados sin iluminación la vida acaba  tras la puesta de sol. Gracias a este proyecto de Fundación IKEA y ACNUR se aumenta la seguridad, ofreciendo la oportunidad de continuar con las actividades cotidianas, como salir al servicio o regresar a las tiendas de campañas, cuando ya no hay luz solar. “Con una simple luz desciende el número de agresiones y de violaciones”, afirma Barrena.
 
ACNUR espera vender 400.000 bombillas sólo en España, que se convertiría en la misma cantidad de euros para financiar sus proyectos. “Esto beneficiaría directa e indirectamente a 1,4 millones de refugiados, instalando farolas en las calles y centros comunales y repartiendo linternas solares para uso doméstico de cada familia” explica Ana Liria, presidenta del Comité Español de ACNUR. Los refugiados lo han perdido todo, pero continúan siendo personas creativas, profesionales y soñadoras de un futuro mejor. Recuperar la noche para seguir con sus vidas, les ayuda a estar activos y poder prepararse para cuando vuelvan  a sus hogares. “Los campamentos no son almacenes de personas dónde sólo se les da comida y agua”, recalca Ana Liria. Llevar la iluminación a los campos de refugiados donde millones de personas viven en duras condiciones “es una asignatura pendiente”.

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