Año negro en Afganistán tras 17 años de guerra: récord de muertes civiles

Eva Cifuentes

La ONU ha difundido su informe 2018 sobre las víctimas civiles del conflicto armado, un documento demoledor que ha revelado que la situación de violencia y muerte sigue enquistada en el país. El informe de la UNAMA, la misión sobre el terreno de la ONU, ha contabilizado en 2018 un total de 3.804 civiles muertos, una cifra récord desde que la organización internacional comenzara a llevar registros de las muertes civiles en el año 2009.

El número de por sí ya es desgarrador, pero es que, además, dicho informe ha mostrado otra triste realidad de récord, y es que los niños son, y han sido, los principales damnificados. En el pasado año 2018, los datos reflejaron un total de 927 menores muertos, la cifra más alta desde que se tienen registros. De hecho, tanto la ONU como diversas ONG que trabajan sobre el terreno, advierten de la desprotección y vulnerabilidad del público infantil en Afganistán, donde el abandono de niños está a la orden del día y aseguran que 4 millones se encuentran sin escolarizar, lo que les aboca a un futuro con pocas perspectivas.

Casi dos décadas de guerra han pasado factura a los más pequeños, muchos de ellos forzados a vivir solos por el asesinato de sus familias o abandonos orzados. Para sobrevivir comienzan a trabajar en la calle a edades muy tempranas en empleos precarios con un sueldo que, en ocasiones, tal y cómo cuentan miembros de las ONGs, apenas llega a un euro al día. Las ONGs infantiles se encuentran saturadas y no dan abasto.

Las niñas, las más vulnerables

Ser mujer y niña, es una combinación llena de peligros en Afganistán. Si la situación de los menores es crítica, la de las niñas es aún más peligrosa. Se enfrentan a violaciones, abusos, matrimonios forzados y situaciones de violencia, señalan desde la OTAN  y las ONGs del país. Además, según explican, en las zonas donde el régimen talibán sigue imponiéndose, las mujeres no pueden acceder a la educación, por lo que se ven abocadas a empleos precarios y a estar bajo el yugo de sus matrimonios, sin apenas posibilidades de mejorar sus vidas.

Casi 20 años de guerra dejan a un país devastado, y Afganistán sigue esperando con esperanzas una paz que nunca acaba de fraguarse. Además de las casi 4.000 víctimas civiles del pasado 2018, hay que sumar, como refleja el informe, los 7.015 heridos que han dejado los bombardeos y ataques tanto de las fuerzas internacionales como de los talibanes o del Estado Islámico. Tadamichi Yamamoto, el jefe de la UNAMA, ha destacado en el informe que es “inaceptable y muy preocupante” el nivel y el daño causado a la población civil afgana. Según la investigación, el repunte de las víctimas civiles se debe a un incremento de los ataques suicidas y al incremento de los bombardeos aéreos, tanto de las fuerzas internacionales como de las afganas desplegadas en el país. Los talibanes, por su parte, han rechazado de forma contundente dicho informe y lo achacan a que tanto la UNAMA como las ONGs que tratan con la población civil son aliados de los Estados Unidos.

Los 17 años de guerra en Afganistán han dejado 32.000 civiles muertos y unos 60.000 heridos. Unos números inaceptables y que, por desgracia, seguirán aumentando ya que el fin del conflicto de momento no se vislumbra con claridad.    

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