Maixa Rote
Pie de foto: Campamento de refugiados sirios, en la ciudad fronteriza de Arsal, en Líbano. AP PHOTO/BILAL HUSSEIN
Han pasado más de ocho años desde que la guerra civil siria diera comienzo en 2011 y actualmente más de 5,6 millones de personas han huido del país buscando refugio en Turquía, Líbano y Jordania, entre otros lugares. Sin embargo, pese a haber cruzado la frontera para alejarse del conflicto, aún han de enfrentarse a una batalla no menos difícil: la de la pobreza y el hambre. La portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR, por sus siglas en inglés), Lisa Abou Khaled, explicó que "tres cuartas partes de los refugiados sirios viven bajo la línea de pobreza en el Líbano, mientras que el 51% de ellos vive bajo la línea de pobreza extrema, que es menos de 3 dólares por día".
Pie de foto: Lisa Abou Khaled, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR/ACNUR).
El Gobierno de Líbano estima que en el país residen más de 1,5 millones de sirios, lo que supone la mayor concentración per cápita del mundo.Así pues, la financiación percibida para enfrentar la situación es escasa e impide que las personas que reciben ayuda puedan vivir en condiciones normales. Abou Khaled mantiene que menos de la mitad de ellos cuentan con un apoyo alimentario equivalente a 27 dólares mensuales por cada miembro de la familia y el 19% dispone de 175 dólares mensuales para todo el núcleo. Ante esto, la mayoría de los sirios piden dinero externo prestado para cubrir otras necesidades como la vivienda o los medicamentos.
Igualmente, la Evaluación de Vulnerabilidad de los Refugiados Sirios (VASyR, por sus siglas en inglés) constató que cada vez son más las personas de este colectivo que se mudan a refugios que no cumplen con los estándares humanitarios básicos. Por otra parte, existen también factores externos a los programas de ayudas que influyen de manera directa en ellos, y un ejemplo claro es la coyuntura económica que atraviesa el país, con una inflación que alcanzó el 6,9% en 2018. Esta circunstancia influye negativamente en la capacidad del Gobierno para poder dar respuesta a las necesidades en los campamentos de refugiados.
Pie de foto: Un niño refugiado de Siria camina a través de un refugio demolido en un campamento de refugiados sirio en la ciudad de el-Marj, en el valle de Bekaa, en Líbano. PHOTO/MARWAN NAAMANI
No obstante, la colaboración con la comunidad internacional puede suponer una solución temporal y este 26 de julio se aprobó una nueva aportación financiera de la Unión Europea para los refugiados sirios más vulnerables en el Líbano por valor de 39,3 millones de euros. Esta asignación adicional permitirá a UNHCR y al Programa Mundial de Alimentos (PMA) seguir distribuyendo asistencia humanitaria en los campamentos. “Estas contribuciones proporcionan una línea vital para estos refugiados, para que puedan vivir una vida lo más normal posible. El apoyo sostenido de la UE es fundamental para que el PMA pueda ayudar a estas personas vulnerables”, mantuvo al respecto David Beasley, Director Ejecutivo del PMA. Igualmente, la asistencia de UNHCR, presente en Líbano desde el lejano año de 1962, ha sido pionera en muchos sentidos, y uno de ellos es la utilización de tarjetas electrónicas y la incorporación de los refugiados en la economía local.
Pie de foto: Los refugiados sirios cargan sus pertenencias mientras se preparan para abordar un autobús que los llevará de vuelta a Siria. Según la agencia de la ONU para los refugiados, Líbano acoge a cerca de un millón de refugiados sirios registrados. PHOTO/MARWAN NAAMANI
El creciente riesgo de deportación de los refugiados sirios
No solo se ha deportado a refugiados sirios en Turquía tras la ruptura del acuerdo con la UE, sino que las fuerzas de seguridad libanesas también han hecho lo propio y han puesto en marcha distintas redadas tanto en campamentos como en empresas, contra la mano de obra extranjera indocumentada, según señala el canal Al Jazeera. Ocho ONG’s libanesas, entre las que se encuentran el Centro Libanés para los Derechos Humanos, Apoyo al Líbano, La Agenda Legal o Derechos de las Fronteras, han hecho un llamamiento al Gobierno para respetar el Estado de Derecho y garantizar las defensas de los refugiados frente al riesgo de deportación forzosa a Siria. En este sentido, aunque los políticos libaneses y turcos insisten en afirmar que las condiciones en Siria se han estabilizado y que ya no supone un peligro inminente regresar al país, Clara Long, directora adjunta interina de Human Rights Watch, afirmaba, según The Guardian, que "muchas de las razones principales por las que huyeron los sirios (ataques indiscriminados, desapariciones, torturas y condiciones humanitarias extremas) aún representan un riesgo diario para los civiles". Al fin y al cabo, el último baluarte de resistencia rebelde en Idlib continúa siendo un foco de bombardeos y violencia a día de hoy.