Este año harían falta 1,6 planetas Tierra para satisfacer las necesidades de la humanidad de forma sostenible

La humanidad agota todos los recursos que la Tierra es capaz de regenerar en un año

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La humanidad agotó todos los recursos que la Tierra es capaz de regenerar en un año, pese a que aún restan más de cuatro meses para que finalice 2020. Esto significa que, a nivel mundial, hemos capturado más peces, cortado más árboles y cultivado más tierra de la que la naturaleza puede proporcionar en un año. En cuanto a nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, han sido mayores de lo que nuestros océanos y bosques pueden absorber. En otras palabras, a partir de hoy, la humanidad vive a crédito el resto del año, con consecuencias para las generaciones futuras.

Gráfico

El día de la sobrecapacidad de la tierra muestra que permanentemente la demanda anual de los recursos naturales supera la capacidad que tiene el planeta para regenerarlos. Según la red de expertos Footprint Network, que calcula con el fin de ilustrar cómo la población mundial, en expansión, consume cada vez más rápido en un planeta limitado, la población ha consumido como si tuviera más de un planeta y medio, mientras que en 2019 la fecha más temprana en que se establece este día desde que se tienen registros, el cálculo era de 1,7 planetas.

En esta línea, los autores del informe alertan de que “estamos agotando nuestro capital natural, lo que compromete la seguridad futura de los recursos de la humanidad. Los costos de este excesivo gasto ecológico global se hacen cada vez más evidentes en forma de deforestación, erosión del suelo, pérdida de biodiversidad o acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera”, lo que conduce a eventos climáticos extremos más frecuentes provocados por el cambio climático, afirma en el comunicado Mathis Wackernagel, coinventor de la contabilidad de la Huella Ecológica y fundador de Global Footprint Network.

Bosque

 

El freno en la actividad económica e industrial provocada por la crisis del coronavirus contribuyó a que los recursos naturales perduraran por un poco más de tiempo. Los esfuerzos para responder a la COVID-19 han demostrado que es posible cambiar las tendencias de consumo de recursos ecológicos en un corto período de tiempo. A medida que salimos de la crisis de salud pública y nos enfocamos en reconstruir nuestras economías y nuestras vidas, es mucho más probable que las estrategias basadas en la seguridad de los recursos ecológicos y la prosperidad de un planeta generen los resultados positivos que buscan los gobiernos.

“No podemos vivir como si tuviéramos a nuestra disposición más de un planeta. Estamos viviendo a costa de los recursos naturales de las futuras generaciones. ¿Hasta cuándo podremos seguir forzando los límites del planeta?”, declaró el fondo Mundial para la naturaleza (WWF por sus siglas en inglés). Con el actual ritmo de consumo de un ciudadano estadounidense se necesitarían cinco planetas para satisfacer la demanda de recursos. En el caso de España, la demanda de recursos equivale a casi tres veces lo que produce este país, una cifra que contrasta con la de los franceses que requieren 1,9 veces su nación en recursos naturales, aunque bastante inferior a la de Japón, cuya población consume 7,7 veces lo que produce su territorio, o Italia, 4,7 veces, y Suiza, 4,6.

Mina

 

El problema que surge para las generaciones futuras es el agotamiento de los recursos, la degradación medioambiental y el cambio climático que plantean amenazas fundamentales para la seguridad humana. Por separado o en combinación con otros factores pueden desestabilizar las formas de vida, afectando negativamente a los ecosistemas y socavando la paz y el desarrollo. El conflicto violento puede emerger allí donde las instituciones locales y nacionales carezcan de la capacidad para resolver disputas que puedan derivar de la degradación o el agotamiento de los recursos. A medida que aumenten la población y el crecimiento económico, también lo hará la demanda de recursos escasos y el potencial de surgimiento del conflicto. Por lo tanto, resulta crucial cómo evitar los conflictos relacionados con los recursos naturales, y cómo contener y apaciguar los conflictos una vez que existan.

Es necesaria una reformulación en el consumo de alimentos, a nivel mundial cada año se desperdicia un tercio, lo equivalente a 300 millones de toneladas de restos de comida que terminan en la basura, de acuerdo con datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). De igual forma, el sistema alimentario del que depende todo el mundo provoca el 80% de la deforestación que no solo provoca la pérdida de especies y biodiversidad, sino una demanda excesiva de ciertos productos.

Fábricas

 

Por ejemplo, para fabricar una hamburguesa de carne se requieren hasta 2.400 litros de agua. En el caso de la producción de una prenda de ropa se necesitan hasta 15.000 litros de agua. Las mascarillas y equipos de protección incluyen modelos hospitalarios y de uso particular, pero casi todos ellos comparten la condición de estar fabricados con materiales no degradables -plásticos y similares-, que se han ido acumulando en las costas y los lechos marinos, por lo que aumenta la preocupación por su impacto ambiental.

Sin embargo, aún se pueden revertir estas consecuencias con acciones globales que modifiquen los patrones de producción, consumo y desperdicio, con el fin de lograr una economía verde basada en procesos naturales. Aunque el pasado no necesariamente determina nuestro futuro, nuestras elecciones actuales sí lo hacen. “La transformación a un mundo sostenible y neutral en carbono tendrá éxito si aplicamos las mayores fortalezas de la humanidad: previsión, innovación y cuidado mutuo”, declara la organización Overshoot Day. “La buena noticia es que esta transformación no solo es tecnológicamente posible, también es económicamente beneficiosa y nuestra mejor oportunidad para un futuro próspero”.

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