La inversión en África, solución para evitar la inmigración ilegal en Europa

Por Carlos Arévalo 
Foto: Un grupo de inmigrantes subsaharianos intentan un salto a la valla de Melilla para llegar a territorio español y de la UE.  
  
Más de 170.000 inmigrantes irregulares, principalmente subsaharianos, argelinos y marroquíes, llegaron a las fronteras exteriores de la Unión Europea a lo largo del pasado año. De esa cifra, 7.500 personas arribaron a las costas españolas. La gran mayoría trataron de entrar en el país saltando las vallas fronterizas o embarcados en pateras aunque su desesperación por sobrevivir los empujó a navegar hasta en balsas de juguete o simples flotadores. Con este panorama, que se repite día tras día, tanto los países miembros de la Unión Europea como los gobiernos africanos deben hacer frente a un drama cuya solución más efectiva radica en la cooperación internacional y la inversión en los países afectados por esta situación de extrema pobreza, evitando así  la emigración masiva de sus habitantes. Por otra parte, el Gobierno español ha manifestado en diversas ocasiones que el presupuesto que recibe de la Unión Europea para proteger y reforzar de forma adecuada las fronteras comunitarias y luchar contra la inmigración irregular, es insuficiente. Mientras, los centros temporales de acogida de Ceuta o Melilla están desbordados de gente que espera a que se tramite su deportación a sus países de origen. El presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy considera que “estamos ante un problema de fronteras, de pobreza y de mejora del nivel de vida”, en definitiva, “de que nadie tenga que irse de su país porque no le quede otra alternativa para sobrevivir”. Este reto internacional, en el que España juega un papel fundamental por ser la única frontera terrestre de la Unión Europea con el continente africano, fue tratado en la IV Cumbre UE-África celebrada en Bruselas en abril de 2014 y en otros eventos. Los países implicados acordaron un Plan de Acción para combatir la inmigración irregular y favorecer la movilidad legal y fijaron el año 2017 como fecha para organizar otra reunión del mismo nivel, esta vez en África. El compromiso alcanzado entre ambos bloques quedó por escrito en la declaración conjunta que pactaron, con medidas concretas como la lucha contra la inmigración irregular, (promoviendo una cooperación completa y eficaz para evitar sus dramáticas consecuencias), el refuerzo de los controles fronterizos, la persecución de las mafias que trafican con personas y un mayor desarrollo del derecho de asilo entre los propios países africanos.  
Erradicación de mafias 
 
Las tragedias de naufragios de inmigrantes en el mar Mediterráneo como las sucedidas en la isla de Lampedusa o la insostenible presión migratoria en las fronteras del sur de la UE, concretamente en Ceuta y Melilla,  dejan claro que el tráfico humano es “la forma moderna de esclavitud”, y por ello existe una necesidad urgente de perseguir a sus responsables y desmantelar esas redes de extorsión, que representan otro de los grandes conflictos que, junto a las guerras y a la pobreza, asolan el continente vecino. Por ello es necesario un serio esfuerzo y compromiso africano para combatir mafias, terrorismo y crimen organizado y promover así un desarrollo sostenible.  A la hora de abordar las causas de la inmigración en su raíz, es necesario, además, encontrar alternativas que promuevan oportunidades de empleo para los jóvenes africanos a nivel regional así como organizar con mayor eficacia la inmigración legal en Europa, facilitando también la inmigración laboral. En este sentido, el enfoque del Gobierno marroquí sobre el problema de la inmigración ilegal se resume en dos puntos, el primero es que sus autoridades siguen reforzando los recursos humanos y materiales en el control terrestre, marítimo y aéreo en coordinación con las fuerzas españolas y el segundo es que desde Rabat están especialmente satisfechos de la relación bilateral con el Ejecutivo de Rajoy. 
  
Ayuda de la Unión Europea 
A cambio de que los países africanos lleven a cabo los compromisos pactados con Europa, la UE ha garantizado una nueva ayuda económica para el desarrollo y seguridad de África de 28.000 millones de euros hasta el año 2020. Además, desde Bruselas se  duplicarán los fondos para misiones de paz  por un valor de 750 millones de euros hasta 2017. El expresidente de la Comisión Europea (CE), Durão Barroso, insistió en que dichos países deben mantener su compromiso de erradicar las armas en el período comprendido hasta 2020 y recordó que entre 2007 y 2013 se destinaron 140.000 millones de euros al continente africano en materia de ayuda para el desarrollo. José Manuel Durão  Barroso también dijo que creía en la necesidad de responder de manera conjunta a esos "retos comunes" como el desempleo, la salud, el cambio climático y la seguridad energética así como luchar contra el crimen organizado y el terrorismo. Para la presidenta de la comisión de la Unión Africana (UA), Clarice Dlamini Zuma, las relaciones bilaterales entre ambas potencias se basan en “retos y un futuro comunes como ciudadanos de un mismo mundo”. 
 
Inversiones productivas 
Uno de los puntos más importantes a tener en cuenta respecto al continente vecino es su crecimiento económico. Muchos países africanos están experimentado un desarrollo muy interesante para empresas internacionales que ven una buena oportunidad de inversión en aquellas tierras. España exporta más a África que a toda América Latina y sigue abriendo importantes mercados allí. Precisamente lo que necesita África son inversiones productivas que dinamicen su economía. Además de los proyectos para construir infraestructuras necesarias como las carreteras, hay que tener en cuenta la importancia de instalar actividades económicas alrededor. Si no se tiene en cuenta este factor, los cientos de millones de jóvenes entre 15 y 30 años que no están escolarizados ni tienen trabajo, caerán desesperadamente en la trampa de sus antepasados, empeñando lo poco que tienen para embarcar en una patera que les lleve a un inexistente paraíso, para lanzarse sobre las vallas de Melilla o en el peor de los casos, para ahogarse frente al Peñón de Gibraltar. En la actualidad, se calcula que más de 300 millones de africanos viven en la pobreza extrema con menos de 30 dólares al mes. La hoja de ruta de la diplomacia y de los gobernantes está marcada, ahora hay que actuar y materializar todos esos desafíos para que no se queden sólo en buenas intenciones sino en un esfuerzo común entre ambos continentes, entre Europa y África. Así las cosas, la ayuda de la UE a África entre 2008 y 2013 ha sido  efectiva: más de 18 millones de africanos tienen un mejor acceso a fuentes de energía y 600.000 nuevos hogares disfrutan de  electricidad. Se han instalado 15.700 kilómetros de líneas de energía y se han creado 78.000 puestos de trabajo en el sector energético. Además,  41 millones de africanos tienen acceso a fuentes de agua potable. La UE gastó desde 2004 1.200 millones de euros destinados a misiones de paz  como AMISOM en Somalia y MICSA en República Centroafricana.