Imágenes: página oficial del documental 'Madres Invisibles'
Fueron necesarios tres años cruzando la frontera marroquí como turistas para dar a luz el documental ‘Madres Invisibles’. Pertrechados con una cámara de fotos y un instrumental de sonido muy básico, guardados en diferentes mochilas para no llamar la atención, Lorenzo Benítez y su equipo se desplazaron hasta Marruecos en quince ocasiones para mostrar la realidad que viven miles de mujeres que son madres solteras.
Ya se ha proyectado en el Festival Internacional de Derechos Humanos de Argentina y en ciudades españolas como Barcelona, Madrid y Cádiz. ‘Madres invisibles’ fue seleccionado por la Red de Documentales Europeos para que se proyectara en la Feria Internacional de Documentales de Cannes Mipdoc de 2014.
Lorenzo Benítez se adentró en este país pese al caso omiso de las instituciones burocráticas y continúa relatando la historia de Hafida y su hijo.
¿Por qué decides embarcarte en este proyecto?
‘Madres invisibles’ surge por una propuesta de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) en Chiclana. Me propusieron visitar la asociación tangerina ‘100% mamás’ y que conociera aquella realidad para ver si podía darles difusión. Yo en ese momento impartía talleres a grupos de periodistas en Tetuán y aproveché una de esas visitas para conocer a la asociación tangerina. Cuando llegué allí, me encontré entonces con una realidad que me dejó perplejo. La verdad es que me impresionó muchísimo. Yo siempre había viajado a países como Marruecos en calidad de turista, y una de las cosas que me preguntaba siempre era cómo se desarrollaban las relaciones sexuales, cómo era, como hombre, abordar una relación con una mujer en Marruecos.
Amo Marruecos, pero al mismo tiempo me parece que el panorama social que uno encuentra en la calle es terrible.
¿Cómo comenzó el proyecto?
El proyecto se financió al principio con una campaña de crowdfunding en verkami de 13.000 euros. Gracias a los 200 mecenas que aportaron su dinero pudimos hacer un primer rodaje. Llevamos este primer montaje a distintos lugares para intentar captar más financiación. Luego hicimos una inversión personal los dos coproductores, Juan Valentín Romero y yo. También se consiguió una preventa de derechos por parte de la cadena de televisión pública suiza SRF.
Cuando las entrevistas ya habían comenzado, una de las mecenas, Zoubida Boughaba, me llamó y me contó que era mediadora en Cruz Roja Granada. Como una mujer marroquí que lleva más de veinte años viviendo en España, conoce ambas culturas. Ella fue la clave para acercarnos a estas mujeres de otra forma. No era una compañera, que condicionaba a las madres solteras. Ya no era un hombre español, ajeno y que desconoce su mundo quien hablaba con ellas, sino una mediadora-traductora y amiga con la que las mujeres fueron cogiendo confianza.
Pie de foto: El periodista Lorenzo Benítez y el hijo de Hafida, la protagonista del documental.
¿Cómo fueron las entrevistas con las mujeres?
Entrevistamos a una veintena de mujeres y entonces me di cuenta de que las entrevistas de investigación se convertían en algo más terapéutico que periodístico o documental. Las chicas empezaron a desahogarse. En algunos casos no era necesario preguntar nada. Eran mujeres que llegaban destrozadas, solas, víctimas de violencia de género, amenazadas por sus propios hermanos, en unas condiciones muy débiles y que necesitaban ese desahogo. Solo escucharlas ya era algo que merecía la pena. Para ellas, era algo importantísimo, porque nadie las escuchaba. Te das cuenta de que son mujeres que han estado sufriendo durante los meses de embarazo y en muchos casos han tenido que ocultarlo. Por ‘100% mamás’ han pasado ya más de 1.500 mujeres. La mayoría de estas personas no querían salir en el documental. Lo más complicado fue encontrar a alguien que fuera lo suficientemente fuerte después de todo este proceso como para ser un referente. Por eso decidimos apostar por Hafida como protagonista principal.
Mi idea fundamental y el gran reto de la filmación era evitar caer en el victimismo, porque es muy fácil hacerlo. Sabiendo que son víctimas, el punto de vista pretendía ser luminoso, de esperanza. En ese sentido, el personaje de Hafida se fue definiendo de forma casi natural porque representaba esa esperanza. Es una mujer que deja todo y rehace su vida. No solamente la rehace en otro sitio y sobrevive, sino que está viviendo con su hijo y tiene cierto grado de autonomía. Todo esto la convierte en un referente para otras mujeres.
¿Qué es lo que más te impactó?
Me impactó mucho la soledad tan grande que sufren estas mujeres, con poca frecuencia personas con pocos recursos o muy pobres. También las hay de estratos sociales medios y altos. Muchas de ellas no saben realmente por qué se quedan embarazadas no conocen ni su cuerpo. Se sienten culpables y huyen. También me impresionaron mucho los niños. Me parece brutal que se culpe de un tabú religioso y social tan fuerte a unos seres tan maravillosos.
¿Qué problemas os encontrasteis para grabar?
La comunicación fue un problema enorme al principio. Una mujer de la asociación que hablaba castellano nos traducía las preguntas que le hacíamos a la chica. La chica que entrevistábamos en muchos casos no quería contar la realidad o la distorsionaba mucho porque la que le entrevistaba era una chica de su propio colectivo muy conservadora. La presidenta de 100% mamás, Claire Trichot, nos ayudaba a discernir si lo que contaban era verdad o si estaban mintiendo por vergüenza. Lo que salía en pantalla era otra manera de ocultar su situación. Cuando Zoubida entró en el equipo, nos ayudó mucho.
Tuvimos que colocar las cámaras intentando no invadir la intimidad de las mujeres, respetando la voluntad de las mujeres. También está el límite que te marca un país como Marruecos. No puedes grabar en las calles sin permiso, así que había que disimular, como si fuéramos turistas. Fundamentalmente teníamos que grabar en interiores, que también refleja muy bien el lugar donde se ven relegadas las mujeres. El estilo de dirección ha venido condicionado por la situación que viven las madres solteras.
¿Cómo ha sido la acogida en Marruecos?
La película se ha visto en el cine colonial ‘Rif’ en Tánger. Conseguimos el permiso porque la dirección de este cine independiente tiene prestigio ante las autoridades y está dirigido por una mujer. Fuimos unas 150 personas, aunque la mayoría eran personas que estaban muy sensibilizadas, así que no hubo problemas. Estamos buscando otros sitios como Alhucemas y otras ciudades marroquíes. El canal 2 de Marruecos también se interesó en emitir la película. Y esto es importante porque hay un grado de apertura que hay que aprovechar. Se lo hemos ofrecido al Instituto Cervantes en Marruecos, pero no ha mostrado ningún interés. Parece que ‘Madres Invisibles’ no pisará tierras magrebíes hasta este otoño, cuando se proyectará en el Centro Español de Alhucemas.