La crisis sanitaria parece no acabar nunca. A medida que avanzaban las campañas de vacunación contra la COVID-19, los países decidían levantar paulatinamente la batería de restricciones, draconianas en algunos casos, implantadas para combatir el virus. Sin embargo, y a pesar de la demostrada eficacia de las vacunas, el mundo parece caminar con lentitud hacia una nueva ola, marcada a su vez por la variante Delta y el incesante aumento de la movilidad.
Marruecos está siendo azotada por un repunte sin precedentes desde las últimas tres semanas. El Reino alauí impuso el lunes nuevas restricciones a tenor del exponencial incremento de contagios y fallecidos con el objetivo de frenar la incidencia. Las autoridades sanitarias han contabilizado un total de 8.760 nuevos casos y 64 decesos en las últimas 24 horas, unas cifras que sitúan a Marruecos como el país africano más golpeado por la pandemia tan solo por detrás de Sudáfrica.

El primer ministro marroquí, Saadeddine Othmani, anunció la extensión del toque de queda nocturno, que pasará de comenzar a las 23 a hacerlo a las 21 horas. Su finalización, marcada en principio para las 4.30, queda reestablecida a las 5 horas. El nuevo paquete de medidas también prohíbe la entrada y salida de Casablanca, Marrakech y Agadir, ciudades con la peor situación epidemiológica del país, a excepción de aquellos que hayan recibido la pauta completa de la vacuna y posean un certificado médico que así lo acredite.
Entre los exentos se encuentran también “las personas con afecciones médicas urgentes, las personas encargadas del transporte de bienes y mercancías, así como los trabajadores del sector público y privado titulares de una orden de salud”, esto es, un informe expedido por sus responsables laborales. Las autoridades han fijado, además, el cierre de bares y restaurantes a las 21 horas; y los hoteles y los emplazamientos turísticos deben reducir su aforo máximo hasta el 75%.

Las nuevas medidas entraron en vigor el martes, y se suman a las restricciones previamente establecidas. La prohibición de bodas y fiestas o el aforo limitado del 50% en el transporte público siguen vigentes, sin embargo, la ineficacia de las limitaciones ha obligado a las autoridades a endurecer su estrategia para frenar la COVID-19. Desde el inicio de la pandemia, Marruecos contabiliza más de 643.000 contagios y un total de 9.949 fallecidos, aunque es ahora cuando el país atraviesa su situación más delicada.
El jefe de la división de enfermedades infecciosas, Abdelkrim Meziane Bellefquih, presentó el martes un informe recabado por las autoridades sanitarias con datos relacionados con el virus. Según Bellefquih, el país se encuentra “en una fase progresiva de la curva epidemiológica que podría alcanzar el pico en los próximos días”. Por el momento, la pendiente sigue al alza sin visos de frenar, aunque las autoridades prevén llegar pronto al punto crítico y, a partir de ahí, comenzar el descenso y la estabilización.

Bellefquih reveló un aumento del 22% de los pacientes intubados, sin embargo, no ha trascendido el estado de los hospitales. El máximo encargado de controlar la pandemia en el Reino informó, además, que el número de decesos ha aumentado un 75% e instó a los marroquíes a cumplir las restricciones “para proteger la salud”.
Mientras Marruecos registra las peores cifras de la pandemia, la campaña de vacunación avanza con celeridad. El país es el líder del continente en esta materia. Las autoridades han administrado cerca de 25 millones de dosis desde enero, y más de 10 millones de marroquíes han completado la pauta de vacunación. En este sentido, el Reino mantiene abiertos los centros de vacunación hasta las 20 horas y extendió la inmunización a los mayores de 25 años. Medios locales informan que pronto convocarán a los mayores de 18.

En la última semana, Marruecos ha recibido nuevos lotes de Jansen y Sinopharm. Además, el país producirá 5 millones de dosis de la vacuna china en suelo marroquí, a través de la farmacéutica Sothema. De esta forma, el Reino busca blindarse ante una tormenta vírica que lleva azotando a la región, y especialmente a Marruecos, desde las últimas semanas.