Comienza la estancia prevista de ocho días del joven de Abu Dhabi

El emiratí Hazza al-Mansoori se convierte en el primer árabe en llegar a la Estación Espacial Internacional

AFP/VYACHESLAV OSELDEKO - El cohete Soyuz MS-15 que transporta a Al Mansoori despega a la ISS desde la plataforma de lanzamiento del cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán, el 25 de septiembre de 2019

Ponerse el traje, ajustar el casco, recorrer el camino de acceso, sentarse y abrochar el cinturón. Todos los preparativos han concluido. Comienza la cuenta atrás. 9,8,7,6,5,4,3,2,1… Ignición. Despegue. Dejando un rastro de fuego y humo tras de sí, la Soyuz empieza a elevarse en la noche. Hazza al-Mansouri y sus dos compañeros de viaje están en el aire. En tierra, hay una mezcla de eurforia y tensión. Se observa con atención todo lo que ocurre. Allí se han quedado Ahmed al-Falasi, director de la Agencia Espacial de Emiratos Árabes Unidos, y el ingeniero Sultan al-Neyadi, suplente de Al-Mansoori. También están en instalaciones de Baikonur, en las estepas kazajas, los familiares de los tripulantes.

Baikonur: un cosmódromo histórico ya utilizado por los soviéticos a principios de la guerra fría y aprovechado después por la agencia Roscosmos. Ha visto despegar a Yuri Gagarin y a Valentina Tereshkova, el primer hombre y la primera mujer en viajar al espacio. Ahora, suma un ítem más en su lista de acontecimientos históricos. Es la primera vez que un ciudadano de un país árabe vuela hacia la Estación Espacial Internacional; un proyecto que prevé la colonización de Marte en un siglo. Por el momento, aunque sus objetivos no son tan colosales, el trabajo empieza a dar resultados tangibles.
 

Un niño ondea la bandera nacional de EAU en el Centro Espacial Mohammed Bin Rashid (MBRSC) en Dubái. Incentivar la curiosidad de los más jóvenes es uno de los objetivos del proyecto

En Emiratos, todo el mundo está pendiente de la misión. Mientras el viaje espacial prosigue sin incidencias, los habitantes de Abu Dhabi, Dubái, Sharjah, etc., están pegados a la televisión o al móvil. Muchos han acudido a centros culturales donde se pueden seguir los acontecimientos en pantallas gigantes. La población vibra con el despegue, como si estuviese viéndolo en la misma Kazajistán. Los hay que han comprado camisetas con la cara de Al-Mansoori. Los niños, sobre todo, están entusiasmados, pero no son los únicos. “Lo admiramos; nos ha inspirado a todos y ahora podemos hacer cualquier cosa. Pienso seguir su ejemplo”, dice Shamsa, la hermana pequeña del astronauta, desde el abarrotado Centro Nacional de Exposiciones de la capital. 

Incluso el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo situado en Dubái, está engalanado para la ocasión. En sus más de 800 metros de ventanas, aparecen reflejados el nombre y una fotografía del nuevo héroe nacional. La imagen del astronauta brilla y es visible a varios kilómetros a la redonda. No es casual que se haya elegido esta torre; al fin y al cabo, antes de la aventura espacial de Al-Mansoori, el Burj Khalifa era lo más cerca que había estado Emiratos Árabes Unidos del cielo.
 

El Burj Khalifa, iluminado en homenaje a Al-Mansoori. Con 828 metros de altura, es el edificio más alto del mundo

En el aire, todo continúa sin novedades reseñables. Unas seis horas después del despegue y tras recorrer cerca de 400 kilómetros, comienza la maniobra de aproximación a destino: la Estación Espacial Internacional. En EAU, ya es medianoche, pero da igual: todo el mundo sigue pendiente. La tarea es complicada: hay que enganchar la Soyuz a la plataforma mediante ocho ganchos mecánicos. Después, es necesario comprobar la presión de la aeronave para que no exista ninguna fuga. Son dos horas de espera. Mientras pasa ese tiempo, crece la expectación. 

Pasadas las dos de la madrugada, hora de EAU, la escotilla se abre finalmente. Los miembros de la misión han llegado; al otro lado del pasillo, se encuentran con otros seis astronautas. El mayor Al-Mansoori, antiguo piloto de las Fuerzas Armadas reconvertido en segundo ingeniero de vuelo, se convierte, oficialmente, en el primer árabe en pisar la Estación Espacial Internacional. Lo acompañan el capitán Oleg Skripochka, de Rusia, y Jessica Meir, que, además de trabajar con la NASA, es profesora en la Universidad de Harvard. Al-Mansoori habla con Baikonur. “Salaam aleikum!”, son sus primeras palabras desde el espacio. “La Tierra es bella desde este lugar”, añade posteriormente.
 

Los astronautas Al-Mansoori, Skripochka y Meir, tripulantes de la nave Soyuz que ha llegado a la Estación Espacial Internacional; el mayor hito en la historia de la exploración espacial de los países árabes

Las felicitaciones oficiales se suceden. Los líderes nacionales y locales de Emiratos se congratulan del éxito de la misión. “El sueño de Zayed se ha hecho realidad”, tuitea Hamdan bin Mohammed, príncipe heredero de Dubái, en referencia al antiguo anhelo de poner a un emiratí en el espacio de Zayed bin Sultan al-Nayhan, padre del país. El actual príncipe heredero de Abu Dhabi Mohammed bin Zayed al-Nayhan escribe: “Este hecho refuerza nuestra confianza en nuestra juventud, que llevará a nuestra nación a nuevas alturas y refuerza nuestras ambiciones de futuro. Rezamos por el éxito de Hazza y por su regreso seguro a casa”. Unos elogios que Al-Nayhan ya dedicó a Al-Mansoori y a su sustituto Al-Neyadi en su último encuentro previo al lanzamiento.

El emiratí permanecerá ocho días en la Estación Espacial Internacional, mientras que sus compañeros de viaje permanecerán allí los próximos seis meses. Les espera un periodo de trabajo bastante intenso. Durante su estancia, Al-Mansoori deberá desarrollar 16 experimentos científicos, seis de ellos en situación de microgravedad -cercana a la gravedad cero. La mayoría de ellos estarán relacionados con el crecimiento de células y cultivos de pequeños seres vivos, como hongos, algas y bacterias. Los resultados se compararán, posteriormente, con los obtenidos en experimentos realizados en situación de gravedad terrestre. También deberá observar cualquier variación en su estado de salud y someterse a exámenes rutinarios periódicos.

Hazza al-Mansoori, comandante del Ejército del Aire antes de ser astronauta, fue seleccionado de entre 4.000 candidatos

La estancia de Al-Mansoori tendrá también una vertiente lúdica. Será el anfitrión de una comida para toda la Estación que incluirá productos típicos de EAU, también carne halal especialmente preparada para su consumo en la presente misión. Al-Mansoori ha llevado con él, además, treinta semillas de Ghat, el árbol oficial de su país, y muestras locales de prosa, poesía y pintura. Está previsto que, el próximo domingo 29, ofreczca a sus compatriotas una visita guiada de la base en lengua árabe. Asimismo, el astronauta emiratí deberá llevar un diario de a bordo donde reflejará su día a día y notará sus impresiones sobre el paso del tiempo en gravedad cero.

Al-Mansoori ha estado preparándose física, técnica y mentalmente durante casi dos años para llevar a cabo su misión. En estos últimos días de preparación, correspondientes a un periodo de cuarentena preventiva, Al-Mansoori ha dicho sentirse muy apoyado no solo por sus compatriotas, sino también por millones de árabes. El último fin de semana antes de la partida, el astronauta recibió, además, las misivas de ánimo de los niños de un colegio emiratí. En las cartas, le recordaban su papel como fuente de inspiración.

Al-Mansoori y sus compañeros han ofrecido su última rueda de prensa antes de la partida tras una mampara de cristal por motivos de seguridad

En la última rueda de prensa antes de partir hacia el espacio, se mostró relajado y orgulloso de representar a Emiratos: “Durante más de un año, estaba asustado de decir que quería ser astronauta porque no podía ocurrir en nuestro país; gracias a nuestros líderes, eso se ha hecho real y posible, y decimos con orgullo que en nuestro país hay astronautas”. Durante la convocatoria, que concluyó con un selfi con los periodistas y con la despedida de sus familiares y amigos, sus compañeros de misión quisieron destacar su gran motivación y entusiasmo. Esta ilusión, reflejan los medios y las caras visibles de Emiratos, que ha sido la de todo un país y que estalló en el momento en que la nave rusa abandonó el cosmódromo de Baikonur, testigo silencioso de la Historia.

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