Acuerdo de paz de Mali no resuelve el conflicto, la negociación sigue abierta

Idrissa Diakité/EFE
El esperado Acuerdo de Paz y Reconciliación Nacional para Mali no ha supuesto cerrar el conflicto histórico entre los tuaregs del Azawad (tercio noreste del país) y el Gobierno de Bamako, como se encargaron de subrayar casi todos los participantes en la ceremonia del pasado 15 de mayo.
La ausencia en el acto de la Coordinadora de Movimientos del Azawad (CMA), que desautorizó y expulsó a dos dirigentes que se presentaron en su nombre en Bamako, no significa tampoco el fin de las negociaciones, sino más bien que todos los temas siguen abiertos.
El secretario general de la ONU, Ban ki-moon, no pudo ser más preciso en su mensaje: "El diálogo debe continuar con todos los grupos que no están aquí; la posibilidad de que firmen el acuerdo de paz en fecha posterior debe quedar abierta".
Ban fue más lejos y lanzó una advertencia poco velada al Gobierno maliense: según él, la firma del acuerdo "no puede servir de ningún modo como pretexto para retomar las operaciones militares contra los no firmantes".
Al presidente maliense no parecieron gustarle estas palabras y en su discurso pidió "respeto al pueblo maliense" y "una mayor neutralidad" por parte de la ONU, que tiene en Mali una de las misiones de paz más complicadas del mundo, la Minusma.
Esta misión, desplegada en el norte del país, trata de no inmiscuirse en los frecuentes combates entre tuaregs independentistas y las fuerzas armadas o sus milicias aliadas, al tiempo que se ve atacada por grupos de yihadistas escondidos en las porosas zonas desérticas del norte del país.
La Minusma, dirigida por el representante especial de Ban ki-moon para Mali, Mongi Hamdi, dijo ayer "lamentar que su imparcialidad sea constantemente puesta en entredicho y que no se reconozca como es debido su contribución ni sus sacrificios".
Lo cierto es que la Minusma es acusada veladamente desde el Gobierno de connivencia con las milicias tuaregs, mientras que la CMA la acusa abiertamente de lo contrario: de pasividad o hasta complicidad ante los movimientos del ejército maliense en sus constantes refriegas con los independentistas.
El mismo día, mientras se firmaba el acuerdo de paz de Bamako, se contaban los muertos caídos en la nueva "batalla de Ménaka", en la que las tropas de la CMA trataron sin éxito de reconquistar esta plaza del extremo sureste del país que les había sido arrebatada el 27 de abril por las milicias de Gatia, aliadas de Bamako.
Fuentes de Gatia dijeron que el asalto, dirigido por Cheikh Haoussa, se saldó con un fracaso, y que la CMA perdió en la lucha a 26 combatientes muertos y a otros 14 hechos prisioneros; por parte de la CMA, no hubo comunicación de víctimas propias o del enemigo.
La batalla de Ménaka, convertida en una plaza simbólica por el control de la zona tuareg, es un ejemplo más de cómo el acuerdo de Bamako es en realidad papel mojado, pues no está impidiendo la repetición de hostilidades en prácticamente casi todo el territorio del Azawad.
En estas circunstancias, y teniendo en cuenta las advertencias del propio Ban ki-moon, se hace difícil imaginar cuáles pueden ser las consecuencias reales de la firma del acuerdo sobre el terreno.
En los pasados días se había especulado en Bamako con la posibilidad de que la CMA fuera sancionada por la comunidad internacional, o que las Fuerzas Armadas comenzaran a desplegarse en todas las zonas donde el estado está ausente, y principalmente en Kidal, "capital" del independentismo tuareg, pero ahora todos esos planes parecen en suspenso.
Bienvenida española
España saluda el Acuerdo de Paz y Reconciliación para Malí como resultado del diálogo intermaliense que ha tenido lugar en Argel en los últimos meses. España felicita a Argelia por su importante labor de mediación y facilitación de este diálogo. España anima a todas las partes del Acuerdo a rubricarlo y aplicarlo en todos sus términos como elemento indispensable para la paz, la estabilidad y el desarrollo de Malí.
España seguirá apoyando las iniciativas que redunden en beneficio de la paz y el desarrollo de Malí.
Llamamientos para la paz
En la ceremonia del acuerdo de paz, celebrada en un día de extremo calor en la capital, estaban presentes representantes de la comunidad internacional, la misión de la ONU en el norte de Mali (Minusma), la Unión Africana, entre otros, que participaron en la firma del acuerdo.
El ministro de Exteriores de Argelia (país que auspició las negociaciones de paz), Ramtane Lamamra, insistió durante su intervención en la firma en que todos los actores contribuyeron en la edificación del acuerdo de paz y llamó a las partes a poner fin al derramamiento de sangre en el norte de Mali.
A su vez, el secretario general de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), Kadré Désiré Ouedraguo, hizo hincapié en los principios de respeto de la integridad territorial, unidad, soberanía y el carácter laico de Mali.
Ouedraguo lanzó un llamamiento a los grupos armados para sumarse al proceso de paz.
Además, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó en un comunicado a todas las partes en Mali a sellar y cumplir el acuerdo de paz defendió que el pacto es una "base firme" para construir una "paz justa y duradera" en el país.
La reanudación de los combates en el norte del país han causado al menos el desplazamiento de 4.400 personas hacia la ciudad de Gourma Rharous en la región de Tombuctú, según informaron a Efe fuentes oficiales del norte de Mali.
Los desplazados fueron recibidos en centros de acogida provisionales establecidos en instituciones públicas o alojados con familias.
El pasado 11 de mayo también se produjeron desplazamientos en la región de Tombuctú tras los combates registrados entre el Ejército maliense (FAMA) y los rebeldes del CMA, aunque se desconoce el número exacto.