África 2.0

Antonio de Oyarzábal/ diarioabierto.es http://www.diarioabierto.es/253152/africa-2-0
Un grupo numeroso de lideres africanos, ex-mandatarios de diversos países de aquel Continente, profesores universitarios de centros superiores locales, hombres de negocios prósperos…tomaron hace algún tiempo la iniciativa de lanzar una asociación que presentara a ojos del Mundo occidental una visión distinta de la cara trágica a que nos tienen acostumbrados los medios informativos cuando nos relatan las innumerables desgracias que se ceban cada día en aquellas tierras del conocido como sub-Sahara.
La han llamado“África 2.0″, ya tiene centros activos en el Reino Unido, en Francia, en Estados Unidos…;y ahora han decidido abrir otro en España.
Su propósito abarca una muy amplia panoplia de ideas, que van desde la organización de eventos académicos, de conferencias e incluso de intercambios de ámbito universitario, además de promover operaciones empresariales que sobrepasen el carácter meramente circunstancial del comercio internacional, de la compra-venta de productos.
Y es que África, la África sub-sahariana empieza a despuntar en estadísticas, en núcleos de población con una clara vocación de “clases medias”, de profesionales de buena preparación sobre los que se asientan fundadas esperanzas de un futuro creciente de desarrollo económico y de estabilidad política. En las más recientes publicaciones de los organismos de Naciones Unidas, entre los diez países del Mundo con mayores tasas de crecimiento tres son africanos; de entre los puertos de más actividad ya comienzan a hacerse notar los de aquellas costas, y son varias las multinacionales de tecnología punta que instalan hasta centros de investigación en capitales africanas. Se multiplican los negocios promovidos por empresarios locales de notable éxito más allá de sus fronteras, hombres y mujeres de nuevo cuño capaces de codearse con los promotores exitosos de nuestro entorno primer-mundista.
No nos hagamos ilusiones, la pobreza extrema sigue allí, la mujer africana aún es objeto en muchos lugares de graves vejaciones, la violencia étnica o religiosa es endémica aquí y allá en el Continente, y masas de africanos arriesgan su vida a diario en una desesperada huida hacia el supuesto “Paraíso Europeo”. Pero hay datos alentadores, países que ganan estabilidad, generaciones de jóvenes emprendedores en pleno desarrollo de iniciativas empresariales con tecnología propia, centros de enseñanza de prestigio que multiplican promociones de licenciados en todas las materias, expertos cualificados en cualquier especialidad habituales en las sociedades de nuestros días.
Por proximidad, por los viejos lazos históricos – ¡ no siempre ejemplares ! – , por idiomas que nos son afines…parecería que Europa tendría en África un amplio campo de expansión, casi un “área preferente” que cubriera con creces nuestras viejas carencias en materias primas, y por donde nuestras empresas se podrían pasear a sus anchas, casi como en sus respectivos países de origen. Sin abusos por supuesto, sin imposiciones neo-colonialistas como en el pasado, con el más exquisito respeto al libre albedrío de las partes para decidir por su cuenta los socios requeridos, pero con quienes los africanos encontraran su contra-parte lógica y natural en cualquier trato.
¿Es esto así? Muy relativamente, y además con carácter decreciente. Porque hay algo que nos debería alertar a los europeos en esta coyuntura: la rápida, creciente, constante irrupción de China a lo largo y a lo ancho de la geografía africana. Nada que objetar en principio a este presencia del gigante amarillo sí en buena lid sabe llevarse concurso tras concurso de infraestructuras, de provisión de bienes de equipo, de dotaciones de servicios básicos. Pero la indiferencia con que desde Europa asistimos al fenómeno es ciertamente preocupante.
Comentaba hace poco tiempo el ministro angoleño de Asuntos Exteriores que su país se las ve y se las desea para obtener de las Instituciones Europeas de Bruselas las facilidades crediticias que les solicitan para construir carreteras, ferrocarriles, puertos… aún con el aval que supone su poderosa producción petrolífera. Pero el vacío que ello les supone es ahora rápidamente colmado con las ofertas generosas de China, sin preguntas ni exigencias, solo con la construcción de las propias obras en cuestión por empresas chinas. Una decidida “invasión” que desplaza sin pausa a las entidades europeas, concentradas en compras de materias primas, en ventas de sus productos manufacturados, pero sin ánimo de colaboración con entes locales más allá de lo estrictamente necesario.
Bien está que multipliquemos nuestras “ayudas al desarrollo”, nuestra benéfica labor de ONG´s e instituciones religiosas admirables. Pero hora es de empezar a mirar también a África con ojos de potenciales e interesantes socios, de colaboradores en programas de investigación, de respetables colegas en centros académicos de excelencia. En una palabra, lo que busca promover“África 2.0″.