Los etarras vuelven a casa: ongi etorri

Atentado ETA Aeropuerto de Barajas Madrid

La finalidad de la pena privativa de libertad se resume en la rehabilitación del preso, su reinserción social, a pesar de las escamas que pueda levantar. Sin embargo, el caso del terrorismo de ETA supuso un punto de inflexión sobre ciertos aspectos que la legislación establece como derechos de los penados.

Como sucede con el terrorismo yihadista a día de hoy, la dispersión de presos de este corte resulta una medida preventiva, que ayuda a su resocialización y al abandono de estos pensamientos radicales. El hecho de ser un fenómeno expandido ya no solo a nivel nacional sino internacional, permite la distribución sistematizada de estos individuos por diversos centros penitenciarios o inclusive módulos, sin incumplir los preceptos establecidos en el reglamento penitenciario.

Sin embargo, ETA, al tratarse de un terrorismo foráneo enmarcado en una determinada zona geográfica, produjo una acumulación de etarras en las cárceles vascas, generando una piña de extremismo dentro de las cárceles, imposibilitando la rehabilitación y la eliminación de la violencia. Por ello, el entonces presidente de España (1989), Felipe González, con miras a evitar el contacto y acumulación de presos vascos, se acogió a lo establecido en el artículo 31 del Reglamento Penitenciario: “El centro directivo tiene competencia exclusiva para decidir, con carácter ordinario o extraordinario, la clasificación y destino de los reclusos en los distintos establecimientos penitenciarios, sin perjuicio de las atribuciones de los Jueces de Vigilancia en materia de clasificación por vía de recurso. […] Ordenará los traslados correspondientes en base a las propuestas formuladas al efecto por las Juntas de Tratamiento”i.

Atendiendo a uno de los principales factores de la resocialización, la cercanía familiar, se puede alegar que la dispersión de etarras llevada a cabo podría considerarse ilegal o ineficaz, desde una mirada hacia la resocialización, pero sí que es cierto que en los casos de terrorismo y especialmente tratándose de terrorismo de ámbito nacional, el aislamiento entre individuos de misma ideología e incluso individuos del mismo ámbito territorial, evita la radicalización de otros presos y favorece el abandono de la creencia. 

No obstante, es importante tener en cuenta que esta medida preventiva puede ser un factor que se torne en contra, convirtiéndose en un agravio más hacia el terrorismo. Se ha podido comprobar en la sociedad vasca durante los últimos años que “la injusticia hace la unión”, reforzando el dicho “nuevamente el Estado Español la toma con los vascos”. Como muestra Fernando Reinares en su libro “Patriotas de la muerte”, el concepto de arrepentimiento es subjetivo y variable: A lo largo de diez entrevistas se puede comprobar como ninguno de ellos muestra signos de arrepentimiento, pese a que haya testimonios que digan que no lo volverían a hacer o que en la actualidad no actuarían de la misma manera. Añadiendo que sólo se ha declarado arrepentimiento bajo imperativo legal, como es el caso de Txelis, como recompensación a las víctimas o reparación de la convivencia socialii.  

En la época de mayor apogeo de la lucha anti ETA se llevaron a cabo detenciones masivas con tal de acabar con el fenómeno, la mínima sospecha o apoyo a determinadas ramas nacionalistas vascas extremistas, suponía la puesta bajo la diana. Eso derivó en un colapso penitenciario y por lo tanto la adopción de tal medida por parte del Gobierno. Cientos de etarras fueron diseminados por prisiones de toda España, incluyendo los archipiélagos o Andalucía.

Se puede considerar esta medida como un fracaso, ya que más que fue 22 años después cuando la banda terrorista ETA anunció su fin armado, además de hacer aún más difícil la resocialización y reparación de los presos dispersos.

A día de hoy el Gobierno de España presidido por Pedro Sánchez junto con Mikel Iceta, firma el acuerdo de transferencia de prisiones al Gobierno vasco de Urkullu. De tal forma tras su traslado en octubre se llevará a cabo un plan de resocialización y tratamiento con las víctimasiii

Para conseguir que el plan funcione será necesario conseguir la reinserción dentro del propio centro penitenciario y en segunda instancia el tratamiento para su reinserción en la sociedad, asegurando el abandono o distanciamiento de su ideología pasada en pro de la paz y contrario a la violencia. 

A pesar de que el conflicto vasco prosiga, es cierto que al quedar demostrada la eficacia de la vía política, el uso de la violencia es cada vez más aislado, además de ser condenado y repudiado por un amplio sector independentista. No obstante, las duras medidas llevadas a cabo en la lucha contra ETA, aun pudiendo ser defendidas y justificadas por la gravedad de la situación, ha supuesto la discrepancia con un amplio sector del pueblo vasco, reforzando su unión contra el Estado Español.

A día de hoy hay personas que siguen considerando una injusticia la privación de libertad de etarras considerándolos presos políticos, sin vislumbrar la gravedad que reside tras sus actos o sus palabras, cayendo en reales delitos de terrorismo, que, a modo de recordatorio, constituyen una de las tipificaciones más graves recogidas en nuestro Código Penal.

Amanda Pérez Gómez, criminóloga analista de terrorismo internacional

Referencias:

i Real Decreto 190/1996, de 9 de febrero, por el que se aprueba el . Real Decreto 190/1996, de 9 de febrero, por el que se aprueba el 1996.

ii Reinares, F. (2001). “Patriotas de la muerte”, págs. 134-171.

iii Segovia, M. (10 de Mayo de 2021). Euskadi asume hoy prisiones tras acabar el Gobierno con la dispersión de presos de ETA. El Independiente.