¿Miedo a las represalias?: el Estado palestino sigue sin ser reconocido

Dejar de pasar por alto ilegalidades y menosprecio hacia los derechos humanos, abriendo los focos mucho más allá de la violencia de Hamás, es un paso obligatorio a nivel internacional, pero complicado.
La vulneración de los límites fronterizos establecidos por las Naciones Unidas en 1947, entre Israel y Palestina, ha sido hasta día de hoy constante. La inestabilidad es tal, que, a pesar de haberse consagrado la independencia palestina en 1988, únicamente 139 de los 193 países que conforman el planeta han reconocido su soberanía. Mientras tanto se sigue permitiendo a nivel internacional el avance de la potencia colonial.

Una vez consagrada la OLP (Organización para la Liberación Palestina) en 1974 como representante del pueblo palestino ante la ONU, incluso por Israel, el avance hacia su reconocimiento internacional como Estado soberano ha sido y es complicado, influenciada por complots y miedo a posibles represalias entre aliados. Es este motivo por el cual España no ha reconocido oficialmente la soberanía Palestina, a pesar de haber mostrado en innumerables ocasiones su iniciativa. No obstante, a día de hoy, únicamente 9 de los 27 países que conforman la Unión Europea han dado el paso.
Fue en el año 2011 cuando Palestina solicitaba ante la ONU su ingreso como Estado miembro, algo que levantó escamas ante la negativa de Estados Unidos y el complot llevado a cabo junto con Israel para convencer al resto de Estados de votar en contra, consiguiendo el apoyo canadiense, italiano y alemán. La presión estadounidense llegó al punto de amenazar con eliminar la ayuda a Cisjordania , además de solicitar a la ONU la retirada de financiación de ayudas a Palestina.

En el año 2012, bajo la campaña “Palestina 194”, se llevaba a cabo la votación para su ingreso, siendo únicamente 9 los Estados en contra y 41 los abstenidos, pasando Palestina a consolidarse como “Estado observador no-miembro”, un pequeño paso que animó al reconocimiento por parte de muchos países .
Como bien afirmó Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, miembro del partido Fatah, su iniciativa “no pretende deslegitimar a Israel sino legitimar a Palestina”, es decir, cualquier negativa a su reconocimiento sólo evidencia intereses entre alianzas.
En el caso de España, tanto PP como PSOE han defendido y apoyado la idea de la convivencia de dos Estados. A pesar de ello, movidos por los estándares europeos y la influencia estadounidense, sigue sin reconocer oficialmente al Estado palestino.

Es evidente la presión diplomática que reside tras este hecho; en el caso de Alemania, reconocer Palestina supondría, ya no sólo el deterioro de lazos con Israel e incluso Estados Unidos y por ende sus aliados, sino ser diana de acusaciones que evocaran su pasado fascista, del mismo modo que sucedería con España o Italia.
Siendo Estados Unidos el principal sustento israelí pone bajo las cuerdas al resto de potencias, especialmente a la Unión Europea.
A las dificultades diplomáticas se suma el grave efecto que otorga Hamás a Palestina, quien desde el año 2007 controla Gaza y que, a efectos más tempranos, supuso el bloqueo internacional de la zona. Esta organización terrorista ha provocado que la vía política que llevaba a cabo la región, haya quedado secundada por la violenta. La acción desarrollada por Hamás se ha convertido a efectos mediáticos, en la “voz oficial” de Palestina, manchando la imagen y justa reivindicación de su pueblo. Como se comprueba con todo tipo de radicalización, mismamente en el caso de ETA o en movilizaciones radicales callejeras de extrema izquierda, la violencia sólo ensucia el mensaje o finalidad que se defiende, perdiendo toda legitimación, algo aplicable también a Israel.

Desde sus inicios Hamás ha jugado en contra de “su pueblo”, bien por la imagen violenta que otorga a Palestina, quedando las verdaderas víctimas bajo una connotación terrorista, además de transformar un conflicto colonial en un conflicto, aparentemente, religioso. Mientras que Fatah mantiene su corte secular, Hamás se consolida como una organización islamista, encontrando en las mezquitas y medios religiosos su medio de difusión y captación.
Este carácter religioso que injusta e incoherentemente Hamás ha otorgado al conflicto ha beneficiado al discurso de organizaciones yihadistas como Daesh, dándoles un motivo más para evidenciar los ataques de Estados Unidos y Occidente al islam. De hecho la carencia de apoyo y reconocimiento al Estado de Palestina incita aún más a este pensamiento: la comunidad internacional creó Israel en base a la convivencia de dos Estados, hecho aceptado por Palestina en pro de la paz, sin embargo, a día de hoy, únicamente ha sido reconocido un Estado, el cual goza desde entonces de total impunidad, aun cuando las vulneraciones a los derechos humanos de los palestinos continúa y se incrementa.

¿Cómo se va a luchar internacionalmente contra el terrorismo si se está colaborando en su expansión? Especialmente relevante es el papel que juega Irán, uno de los principales enemigos estadounidenses y que financia organizaciones como Hizbulá y Hamás, con aportaciones de 30 millones de dólares mensuales. El pasado 21 de mayo, Ismail Haniye, líder de Hamás, agradecía la ayuda iraní en los bombardeos contra las fuerzas israelíes: "Agradecemos a la República Islámica de Irán por no escatimar en ayuda a la resistencia de Gaza" , debiendo recordar que no se trata de una ayuda a Palestina, sino de una ayuda a una organización terrorista. Como afirma Seth Frantzman: "El enorme ataque de cohetes lanzado el 11 de mayo (por Hamás), una barrera de fuego sin precedentes… parece ser parte de un plan inspirado por Irán […] Irán está involucrado en el fuego de cohetes… Hamás, apoyado por Irán, está marcando el paso, y ese paso quizás está siendo observado e incluso guiado desde Irán […] Los iraníes ven a los palestinos como una causa con la que pueden volverse muy relevantes y competir con sus principales rivales dentro de la región, los sauditas" .

Desde que Donald Trump rompió el acuerdo nuclear con Irán la tensión se ha disparado aún más, pudiéndose comprobar en los refuerzos armamentísticos que ambas potencias han otorgado a sus aliados, tanto en Siria como en Palestina.
En la cara opuesta, Estados Unidos conseguía una de las más importantes consolidaciones diplomáticas de la historia: los Acuerdos de Abraham. La formalización de las relaciones entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, Estados árabes que hasta el momento no habían reconocido a Israel, pero que finalmente en verano de 2020 dieron el paso. Entre los diversos intereses monetarios que residen en este acuerdo, converge otro punto especialmente relevante: la alianza contra Irán y apoyo armamentístico mutuo contra dicha potencia . Así las cosas, Palestina no solo queda olvidada en el acuerdo, sino que se le expropia el apoyo que hasta entonces había recibido de sus semejantes árabes del Golfo.

Queda más que comprobado que este conflicto está guiado y sustentado por dos bloques históricos que van más allá del israelí y el palestino, entrando en juego diversas potencias movidas por intereses económicos y geoestratégicos.
El pasado día 21 de mayo, el presidente estadounidense Joe Biden afirmaba: "No hay ningún cambio en mi compromiso con la seguridad de Israel, punto, ningún cambio, en absoluto […] no habrá paz hasta que la región reconozca inequívocamente la existencia de Israel como Estado independiente" . Biden alegaba que para la consecución de la paz era necesario el reconocimiento de ambos Estados, algo que se lleva intentando conseguir por parte de la Autoridad Palestina durante años y que precisamente Estados Unidos ha venido frenando, además de apoyar el avance colonial sobre lo que debería ser el “necesario” Estado palestino.

Prospectivamente, dejando de lado el punto de vista histórico, el reconocimiento español de Palestina pondría en peligro relaciones con Estados Unidos y sus aliados, a la par que suavizaría relaciones con el resto de países árabes, además de tener un efecto potencialmente positivo en miras a las organizaciones yihadistas.
La influencia que el conflicto tiene sobre la radicalización yihadista es curiosa y complicada, ya que mientras que el conflicto palestino-israelí sirve como cimiento para el resto de organizaciones terroristas, el discurso yihadista no cala en la sociedad palestina, poseyendo un objetivo fijo y claro: la liberación ante el colonialismo. Este hecho evidencia que no se trata de un conflicto religioso, sino colonial.
Dejar de pasar por alto ilegalidades y menosprecio hacia los derechos humanos, abriendo los focos mucho más allá de la violencia de Hamás, es un paso obligatorio a nivel internacional, pero complicado desde el punto de vista diplomático.
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- europapress. (21 de Mayo de 2021). El líder de Hamás aplaude la "victoria" contra Israel y agradece a Irán la ayuda prestada. Europapress.
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- El Orden Mundial. (2021). ¿En qué consiste el acuerdo nuclear con Irán? El Orden Mundial.
- Priego, A. (24 de Septiembre de 2020). El Acuerdo de Abraham sí es el ‘acuerdo del siglo’. Política Exterior.
- El Mundo. (22 de Mayo de 2021). Biden apoya solución de dos Estados para conflicto palestino israelí. BW.