Putin maniobra a través de los BRICS para crear su mundo paralelo

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, habla durante la cumbre de los BRICS en Kazán el 24 de octubre de 2024 - PHOTO/Alexander NEMENOV/AFP
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, habla durante la cumbre de los BRICS en Kazán el 24 de octubre de 2024 - PHOTO/Alexander NEMENOV/AFP
Mas de tres docenas de lideres mundiales, algunos de los países más grandes demográficamente y con economías llamadas a tener un gran peso en la aldea global están reunidos con Putin en Kazán, Rusia, en la llamada Cumbre de los BRICS

En realidad, es todo un desafío a Occidente y al sistema multilateral, creado desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que favoreció, sobre todo, a la hegemonía del dólar y de Estados Unidos.     

Los BRICS, además, son cada vez más numerosos:  son un grupo de naciones de mercados emergentes que representan alrededor de la mitad de la población mundial; sus siglas provienen de la primera letra de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.  

Estos cinco países fundadores mueven casi el 50 % de la economía mundial y tanto China como India tienen un potencial de crecimiento que los analistas llevan tiempo ubicando como eje del liderazgo económico en el siglo XXI. 

También se han adherido Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos; y, en la Cumbre de Kazán, se dio la bienvenida a trece países en calidad de socios: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.

En estos momentos asistimos a una nueva configuración internacional con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí y nuevas adhesiones de países importantes a los BRICS.

El año pasado, de mutuo acuerdo, China y Rusia decidieron incluir a Irán y cobijarlo ante las sanciones que viene padeciendo por parte de Estados Unidos y de cierta parte de la comunidad internacional. 

Misma situación que enfrenta Rusia a raíz de su ominosa invasión de Ucrania. El dictador, Vladimir Putin, anfitrión del cónclave en Kazán, ha tenido la oportunidad de desafiar a Occidente y mostrar músculo ante la Casa Blanca. 

El presidente norteamericano, Joe Biden, declaró en su momento que dejaría a Putin convertido en un paria, la realidad es que no lo ha hecho del todo, para eso tiene el cobijo de sus aliados BRICS. 

Desde que parte del sistema financiero ruso quedó desconectado del sistema SWIFT, como consecuencia de la invasión de las tropas rusas a Ucrania el 24 de febrero de 2022, Putin ha insistido en crear mecanismos alternativos de pago. 

El sistema SWIFT es un método de mensajería dominante que sustenta las transacciones financieras globales. Dicha medida anunciada es una de las herramientas más poderosas que las autoridades occidentales han utilizado para castigar a Rusia por lo que Moscú describe como una “operación especial” en Ucrania.

A la fecha, son diez los grandes bancos rusos los que están desconectados del SWIFT lo que implica que el 60 % del mercado bancario de Rusia está desconectado del sistema financiero internacional.

De todos los miembros BRICS, es la economía rusa la que tiene mayores problemas debido a las sanciones y, aunque en un principio se estimaba un mayor daño económico, sus ventas de petróleo y gas a China y a otros países con los que ha intensificado sus relaciones comerciales  han permitido que la caída sea más leve.

La realidad es que China está ayudando a Rusia a suavizar el impacto de las sanciones y del veto occidental y, aunque China tiene su propio sistema para operaciones paralelas financieras, el 70 % de sus operaciones pasan por el sistema SWIFT. 

Putin quiere más alcance del Sistema de Pago Interbancario Transfronterizo (CIPS, por sus siglas en inglés), este sistema fue creado por Pekín desde 2015 y ahora gana especial relevancia para las instituciones financieras rusas que ven en él una alternativa para acelerar la expansión del propio sistema fronterizo de pagos y de liquidación sin tener que depender del SWIFT.

Rusia viene además presionando en cierta forma al Gobierno de Xi Jinping para que sea el yuan la moneda que adopte el papel relevante de intercambio y de compensación. 

El líder ruso intenta que las sanciones por una guerra a la que no se le ve fecha de conclusión, tenga los menores efectos en su economía y pretende convencer a China de crear a gran escala un sistema internacional independiente de pago y compensación en yuanes que conecte con los mercados de compensación. 

¿Quiénes sustentan al CIPS? El Centro Nacional de Compensación de China, una filial del Banco Central que es el mayor accionista con una participación del 15,7 %. La Asociación Nacional de Inversores Institucionales del Mercado Financiero, la Bolsa de Oro de Shanghái, China Banknote Printing and Minting Corporation y China Union Pay poseen   una participación del 7,85 %, respectivamente.

Los bancos extranjeros también tienen acciones en CIPS, incluida una participación del 3,92 % propiedad de HSBC Holdings; el 2,36 % de Standard Chartered y el 1,18 % del Banco de Asia Oriental.

El sistema fue creado para impulsar el uso internacional de la moneda de China, una misión que comenzó en 2009 con un enfoque inicial en la liquidación comercial. Se volvió más importante después de que Pekín inició la ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta (Nueva Ruta de la Seda) que involucra a cientos de miles de millones de yuanes en inversiones chinas en el extranjero.

En la Cumbre de Kazán, Putin ha vuelto a presionar en el mismo cometido y cada vez encuentra más eco y más apoyo. Los BRICS no son un bloque cualquiera, aunque podría ser una especie de bloque paria y la realidad es que tiene a Estados Unidos en sus manos.