Opinión

Vacunas y reproches

photo_camera Vacunas Moderna

En Ginebra, Suiza, del 9 a 14 de noviembre se llevó a cabo la  73.ª Asamblea Mundial de la Salud en la que participaron diversas delegaciones de distintos países informando su posición acerca de la gestión de la emergencia sanitaria producida por el SARS-CoV-2 y los desafíos inminentes que enfrenta la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Tedros Adhanom, titular del organismo, que por cierto este año su nombre sonó para el Nobel de la Paz -y que finalmente no lo recibió-, durante su intervención en la inauguración del evento pidió “un liderazgo basado en la confianza mutua y en  la responsabilidad” para poner fin a la pandemia.

Adhanom se congratuló por la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones norteamericanas y expresó su confianza porque Estados Unidos vuelva pronto a la OMS.

A lo largo de este año, la Estados Unidos dejó de aportar entre 400 y 500 millones de dólares; la OMS intenta reorganizar sus finanzas de cara a 2021 bajo el argumento de que las necesidades sanitarias se han multiplicado por atender la inmediatez del coronavirus, lo que encima ha distraído la atención médica en otras patologías.

La esperanza es que Biden devuelva la cordura de respeto al multilateralismo así como a los organismos internacionales y con ello retorne a la OMS y vuelva a contribuir con el 15% de su presupuesto.

Vacunas coronavirus

En cierta parte de su discurso, Adhanom reprochó que el equivalente de las finanzas “anuales del organismo” significan el gasto mundial de tabaco “en un solo día” como señal de la precariedad de sus presupuestos.

No está siendo nada fácil, ni lo será, porque su reclamo llega en un momento en que personas, gobiernos, empresas e instituciones enfrentan severos problemas de liquidez debido a la crisis económica provocada por la urgencia sanitaria.

Se han trastocado las finanzas, pero también los planes y programas se han dejado de atender con la prontitud acostumbrada y las campañas de vacunación son interrumpidas en varios países, en detrimento de la salud pública.

Las brechas en la salud corren el riesgo de profundizarse en África, Oceanía, América Latina y el Caribe. La propia OMS y UNICEF emitieron recientemente una alerta global pidiendo a los gobiernos de los países más vulnerables que no interrumpan las campañas de vacunación del sarampión ni de la poliomielitis. 

Ambos organismos calculan que hacen falta 655 millones de dólares (400 millones para la poliomielitis y 255 millones para el sarampión) como apoyos para ser destinados a países con presupuestos precarios que por atender la urgencia sanitaria de la pandemia están usando los recursos a su alcance dejando de utilizarlos en sus fines originales.

Adhanom ha sido también crítico en señalar que la pandemia no terminará en el momento mismo en que se tengan una o varias vacunas efectivas anticoronarivus, advirtiendo además de todos los efectos devastadores y las secuelas que lo inédito del momento actual está dejando en todos los sectores económicos y productivos, en las personas y la vida misma.

A mediados de noviembre, a nivel global, en cifras preliminares el virus se ha cobrado la vida de más de 1.300.000 personas y se han superado los 52 millones de infectados.

Efectividad Vacunas
A colación

Para atender esta urgencia sanitaria que ha sobrepresionado la capacidad de atención de los hospitales públicos y privados en el mundo, se está echando mano no solo de decisiones tales como montar hospitales de campaña emergentes en espacios propios para ferias y congresos como sucede en Europa, sino también de emplear de urgencia médicos, inclusive extranjeros, flexibilizando las normas de contratación. 

Pero también los científicos están viviendo una presión inusitada por dar en la diana con el suero para inmunizar a la población contra la COVID-19 y hacerlo además de forma segura, eficiente y eficaz por el mayor tiempo posible; mientras las farmacéuticas organizan cómo producir miles de millones de dosis en plazos récord para distribuirlas además por todo el mundo. 

Las potenciales vacunas están siendo elaboradas a partir de todas las técnicas hasta ahora conocidas: 1) vacunas con virus inactivados o atenuados; 2) vacunas de ácidos nucleicos con material genético del patógeno tanto ARN como ADN; 3) vacunas basadas en subunidades de proteínas; y 4) vacunas elaboradas a partir de vectores del virus. 

Entre las diez más aventajadas en las últimas fases de exploración  están: la Universidad de Oxford y el Instituto Jenner con la farmacéutica AstraZeneca; el laboratorio Moderna de Estados Unidos; la china Sinovac; hay otra china, Sinopharm, junto con el Instituto de Wuhan; la farmacéutica estadounidense Pfizer con el laboratorio alemán BioNTech; de Rusia, el Instituto Gamaleya con su vacuna Sputnik V; hay otra china, la de Cansino; también está la norteamericana Janssen que ya empezó a probar su vacuna fuera de Estados Unidos en un grupo de voluntarios españoles; luego está la vacuna de Novavax y, por último, una china más con Sinopharm  y el Instituto de Pekín.

La vacuna del coronavirus no ha dejado de estar exenta del contexto propio de la geopolítica, tampoco logró librarse de la campaña electoral de Estados Unidos celebrada el pasado 3 de noviembre.

El presidente Donald Trump, y candidato por el Partido Republicano para la reelección -que no consiguió-, prometió que la vacuna sea la de Moderna, AstraZeneca  o  Pfizer estaría lista en su país,  a más tardar, a finales de octubre.

La propia Federal and Drug Administration (FDA) reconoció presiones desde la Casa Blanca para que aprobasen una vacuna contra el coronavirus antes de las elecciones.

Finalmente, el pasado 9 de noviembre, Pfizer dijo que su vacuna desarrollada junto con la germana BioNTech generaba un 90% de inmunidad, y que estaba  lista para concluir con la última fase y comenzar así con su comercialización. Se trata de la primera vacuna inminente para Occidente  a partir del ARN mensajero (vacunas con ácidos nucleicos).

Más recientemente, Moderna dio a conocer que su suero antiCOVID desarrollaba un 95% de eficacia, aunque se ignora todavía por cuánto tiempo logrará inmunizar a las personas.

Desde marzo pasado, el dignatario norteamericano ordenó sendas contribuciones del erario de su país, a través del Departamento de Salud,  para un grupo de compañías farmacéuticas privilegiadas con subvenciones y algunas financiaciones por un total de  10.761 millones de dólares.

Las compañías farmacéuticas beneficiadas han sido: Moderna con 2.455 millones de dólares; igual que Pfizer y Biontech con 1.950 millones de dólares; AstraZeneca y Oxford con 1.200 millones de dólares; Novavax con 1.600 millones de dólares; Johson & Johnson con 1.456 millones de dólares y GSK con Sanofi con 2.100 millones de dólares.

¿Cuál era la única condición a cambio de este impulso financiero para acelerar sus investigaciones para la vacuna del SARS-CoV-2? La responsabilidad de suministrar a Estados Unidos primero, antes que a otro país, 300 millones de dosis iniciales.

Trump pretendió usar la vacuna en las elecciones, ni Pfizer ni Moderna, lo permitieron, queda ahora el consentimiento exprés de la FDA para que empiecen a ser comercializadas en EEUU.