Gafe y mentiroso, además

Pedro Sánchez Castejón, a la sazón presidente del gobierno de España, es un personaje que, en función de sus cualidades personales y circunstancias familiares, medio ambientales, sociales y económicas que le rodean, podríamos definir -siendo buenos y educados- como alguien atípico o muy peculiar.
Pero en realidad, no es que sea solo atípico, es un gafe de tomo lomo y todo en él y en su entorno político y familiar del que se suele rodear y sin excepción alguna, es un bluf de mucho cuidado; un auténtico fruto de la mentira, el enchufe, el oportunismo y la caradura que le lleva a aceptar, sin ambages ni miramientos, todo lo que sea necesario, incluso aquello que repudiaba, desechaba o despreciaba escasos años, meses, días, momentos u horas antes.
No hace falta, ni es mi intención recorrer con detalle la actuación y poca valía del personaje y su devenir político, económico y social; ni tampoco su forma de trabajar mediante el enchufe y la despreocupación por la eficacia o el premio al esfuerzo, sino al seguidismo, el mamoneo o la sacrosanta adoración hacia su persona para obtener uno de los miles de puestos, suculentamente remunerados, que la propia administración y sus activas o pasivas derivadas brindan al que ostenta el poder como una herramienta para colocar a ‘sus necesitados’ y así además, asegurarse miles de votos entre los parias y el seguidismo de los muy cafeteros o eternamente convencidos. Una simple forma de continuar ostentando puestos a los que nunca, de haber sido un político normal y cabal, debió aspirar y aún menos, alcanzar y disfrutar.
Es, en definitiva, un hombre al que muy pocos de los que a la fecha no le deben ningún favor, bagatela o regalía le soportan, confían o aprecian. Razón por la que, y a la vista está, es prácticamente imposible que, hoy en día, sin una férrea escolta o haber sembrado previamente de acólitos el lugar, pueda transitar por una España que está aita de sus engaños, cambios de opinión y vulgares traiciones en lo más profundo de la honradez política y personal.
Cuenta en su haber con una hoja de servicios y actitudes tan siniestra y oscura, que es francamente imposible encontrar en activo a ningún político en el mundo entero que le vaya a la par, salvo que sea entre aquellos sátrapas que dominan férreas dictaduras o países abandonados a su propia suerte, sin prestigio y plenos de malicia y hasta el auto saqueo o destrucción con poca o ninguna posibilidad de vuelta atrás.
Es, además un perfecto gafe; todo lo malo para España sucede estando él al mando de una serie de irresponsables y nada preparados gobiernos que basan sus acciones y reacciones en tirar basura y fango a la oposición, buscar rápidamente responsables en cualquier rincón que no huela al gobierno, a alguno de sus miles de enchufados o a ese partido socialista, que ahora sí, es verdad que tras retorcerlo, malearlo y darle la vuelta tantas veces ya no le reconoce ni la madre que lo parió.
Le ha pasado de todo como varias crisis económicas, climatológicas, sanitarias, políticas, anuncios de guerras, empastres por las repercusiones con los impuestos y aranceles y de todas ellas sigue saliendo indemne porque nunca asume su papel, responsabilidad y trata de engañar al más pintado. Ante cualquier eventualidad, rápidamente saca la chequera del Estado, para ofertar miles de millones, que todos se tragan a pesar de ser sobradamente conocido que no son suyos, son mayoritariamente prestamos o avales bancarios y además para más inri, son siempre los mismos los ofertados.
Se atribuye la autoría de un libro aunque en su elaboración participara nada, poco o a pachas, en mejor de los casos, que nunca he leído ni leeré, al que eufóricamente titula ‘manual de resistencia’ cuando a la vista de sus actos de escapismo y de falta de profesionalidad y dado el ejemplo que transmite en su entorno político y familiar, debería llamarse ‘manual de subsistencia’ cosa que no es lo mismo, porque una resistencia supone un esfuerzo limpio y enfocado a la salida del problema y subsistir en su primera acepción se le asimila a permanecer, durar o conservarse y en su segunda a mantener la vida, seguir viviendo.
Ha conseguido que por sus trolas, enjuagues y falsas promesas no le crean y hasta le persigan en la ONU, EEUU, la OTAN, la UE y hasta varios de los países amigos y vecinos; porque tratar de contentar a todos, no es tarea fácil y sobre todo, cuando se intenta hacerlo a base de amagos, alaracas y grandes mentiras. Cualidades que heredó de su insigne maestro del trilerismo, el ínclito Zapatero quien, sin cortarse un pelo, aseguraba estar ganando la Champions League de la economía mundial cuando España estaba inmersa en una profunda crisis, tan grande que nunca la hemos podido superar del todo y hasta le costó el puesto.
Nos ha engañado con la pandemia de la Covid, el volcán en las Islas Canarias, las crisis económicas y sociales, la Filomena, la riada de Valencia y ahora estamos ante un nuevo reto a su eficacia en la forma y rapidez con la que suele escapar de verse mínima o totalmente involucrado.
‘El 28 de abril de 2025 marcó un antes y un después en la historia energética de Europa. A las 12:38, la Península Ibérica sufrió un apagón casi total. El colapso eléctrico, cuya onda expansiva alcanzó el sur de Francia, Andorra y puntos tan septentrionales como Bélgica, no fue un simple fallo técnico. Fue la manifestación brutal de un sistema mal diseñado, sobredimensionado en ambiciones ideológicas y huérfano de respaldo técnico sólido.
El fenómeno, calificado ya como la mayor disrupción energética en la Europa contemporánea, paralizó infraestructuras críticas, desde el transporte ferroviario y aéreo hasta los servicios sanitarios. Madrid-Barajas y el aeropuerto Humberto Delgado de Lisboa quedaron inoperativos’.
Palabras estas, que no son mías sino del diplomático Gustavo de Aristegui, que brillantemente se recogen en un diario de tirada nacional y que describen sin acritud lo que realmente ocurrió.
Pero no se preocupen, pronto aparecerán el o los culpables de tales hechos, a falta de un dirigente o región gobernada por el PP, que no descarto del todo, pronto toda España y el mundo entero conoceremos que, en su opinión, son efectos de las acciones cibernéticas llevadas a cabo por los perversos rusos en unos de sus ataques o el resultado de la mala gestión de las ‘empresas privadas’ de electricidad que se dedican a no invertir en la potencia y seguridad de sus infraestructuras mientras ganan miles de millones a costa del riñón de los pobres y desamparados españoles.
Por cierto, y como viene siendo habitual en su entorno, no ha tenido ningún tipo de consecuencias ni el más mínimo reproche al hecho de que Beatriz Corredor, enchufada por Sánchez en la presidencia de Red Eléctrica Española, -empresa controlada por el Estado como máximo accionista- haya estado desaparecida del debate político y la prensa durante dos días, ni que la ministra Diana Morant -la valenciana tan exigente con Mazón por ‘no estar en su sitio’ el día de la DANA- que por su cargo debe liderar los pasos de la investigación, la digitalización y la innovación tecnológica en España, la misma mañana del apagón prefirió pasar más de dos horas escuchando los cohetes y otros artíficos pirotécnicos, así como las músicas de las bandas populares o brindar con vino y disfrutar de otras exquisiteces locales a pesar de que le apagón, sin precedentes en la historia de España, ya había tenido efecto.
En este caso, mientras España estaba sin luz y sus servicios colapsados, el gobierno local de Cullera -con apoyo ministerial incluido- estaba utilizando la Policía Local y los bomberos, pero no crean que fuera para resolver las muchas emergencias que repentinamente asolaron a los ciudadanos, sino para asegurar durante todo ese tiempo, que su mascletá y las correspondientes charangas discurrieran sin ningún tipo de problemas ni contratiempos.
Los españoles, tan despreocupados como de costumbre y tras haberse mofado reiteradamente de la conveniencia de hacerse con un kit de supervivencia tal y como recientemente aconsejaba la propia UE, una vez más, corrimos como alma que se lleva el diablo a acopiar el mayor número posible de botellas de agua, papel higiénico, linternas y velas y en esta ocasión, como novedad y visto su eficacia real, un camping gas, un generador portátil y un transistor a pilas como los de hace veinte años, porque se comprobó que ese en la era de modernidad, en era el único medio de unión con lo que ocurría lejos del alrededor cercano.
Y luego, todos como borregos desbocados o desnortados, contentos y plenos de satisfacción porque ‘solo’ y en el mejor de los casos, se tardaron menos de diez horas en recuperar la luz en gran parte del territorio nacional; hasta se brindó en la calle por ello, y para celebrarlo, la gente se abrazaba en las terrazas de los bares y cafeterías. Que poca altura de miras y nivel de exigencia, que pena me dais por ello, no tenéis arreglo. Dichos gestos solo demuestran que ya habéis sido conquistados por el embaucador quien, de nuevo y con palabras huecas, sin reconocer culpa alguna y con poco o ningún contenido real las expulsó al espacio con la finalidad de despistar al personal y como el único camino seguro y efectivo para ponerse una tan nueva, como falsa medalla.
Tres días más tarde y como si no hubiera pasado nada ni existiera un más allá, la mayoría, de nuevo han cogido sus maletas y a disfrutar del puente, aunque se avisa cierto temporal. Hasta el próximo apagón, que tened por seguro, vendrá. No tenemos arreglo y creo que visto lo visto, no nos podemos quejar.