De la Profundidad Estratégica a la patria azul y más allá. Comprendiendo la deriva de Turquía hacia una mayor autonomía estratégica

Turquía, que tiene el segundo ejército más grande de la OTAN, siempre ha estado en el centro de muchos debates estratégicos, particularmente relacionados con su vecindad inmediata, que se extiende desde los Balcanes hasta el Cáucaso y desde el Gran Mediterráneo hasta Oriente Medio. Su geografía le confiere una importancia estratégica, aunque esta importancia puede jugar tanto a favor como en contra del país. En este sentido, contamos con un excelente ejemplo de cómo la geografía de un país afecta en su devenir, tema muy controvertido en los estudios estratégicos. Sin embargo, un esfuerzo como el requerido para analizar la relación entre la geografía de Turquía y su futuro está más allá de los límites de este documento. Debido a que los debates sobre la deriva de Turquía hacia Occidente vuelven a surgir, como ya ocurrió en ciertas ocasiones tras el final de la Guerra Fría, este documento tiene como objetivo proporcionar una mejor comprensión sobre la reorientación estratégica de Turquía poniendo el acento sobre que el distanciamiento con Occidente está lejos de traducirse en un cambio de orientación completo hacia el este. Por el contrario, este documento sostiene que el objetivo es conseguir un mayor margen de maniobra a través del establecimiento de cierto grado de «autonomía estratégica», de tal manera que el país pueda afrontar mejor los desafíos de un mundo cada vez más multipolar donde la hegemonía occidental está en entredicho y surgen poderes que desafían de forma asertiva el orden internacional liberal. En ese sentido, este documento analizará dos doctrinas estratégicas que son de crucial importancia para comprender la orientación estratégica de Turquía en las últimas dos décadas: Profundidad Estratégica y patria azul. A modo de esquema, este documento primero proporcionará una perspectiva amplia sobre la imaginación de la geopolítica turca desde la fundación de la nueva República (1923) en adelante. Seguidamente, se centrará en la perspectiva estratégica de Turquía bajo el predominio de las doctrinas de Profundidad Estratégica y patria azul respectivamente. Después, habrá una amplia discusión en torno al modo en el que los parámetros cambiantes interactuaron con los cambios en la orientación estratégica de Turquía. Para finalizar, habrá una breve conclusión.
Después de una Guerra de Independencia nacional (1919-1922), que terminó con el Tratado de Paz de Lausana, la República de Turquía es fundada por Mustafa Kemal Atatürk, que había dirigió el movimiento de Independencia Nacional. Con la disolución del Imperio otomano, los turcos se embarcan por primera vez en su historia en el proceso de construcción de un estado nacional al estilo occidental, lo que constituiría un importante desafío debido a los problemas heredados del pasado otomano. Mustafa Kemal Atatürk dirigió la nueva República desde 1923 hasta su muerte en 1938 con un sistema de partido único que le permitió promover una amplia gama de reformas revolucionarias destinadas a modernizar el país de acuerdo con los estándares universales abanderados por Occidente. Este periodo estuvo marcado principalmente por el aislacionismo en la política exterior a pesar de algunos movimientos irredentistas de carácter pacífico que serían posibles gracias a un entorno internacional favorable, como es el ejemplo del cambio de estatus de los estrechos de Turquía. Mustafa Kemal Atatürk, un verdadero revolucionario, a pesar del escepticismo público y la reserva hacia las potencias occidentales con las que se libró la Guerra de Independencia Nacional, consiguió implantar en su país la aspiración a largo plazo de unirse a la civilización universal de Occidente. Después de su muerte, İsmet İnönü, socio cercano y una figura muy importante de la Guerra de Independencia Nacional, tomó el liderazgo del país en el periodo que va desde la Segunda Guerra Mundial hasta 1950, año en el que se celebraron por primera vez elecciones multipartidistas y un gobierno de derecha llegó al poder. El próximo párrafo examinará la orientación estratégica de Turquía durante la Guerra Fría en su conjunto.
El inicio de la Guerra Fría se tradujo en la entrada del mundo entero en una fase en la que los países quedaban divididos por líneas ideológicas: la esfera capitalista liderada por Estados Unidos enfrentada a la esfera comunista liderada por la URSS. Turquía hizo su elección a favor de la esfera capitalista liderada por Estados Unidos. Al integrarse en varios acuerdos institucionales occidentales, como la OTAN, Turquía contribuía en su alianza con Occidente y se beneficiaba de ella en términos de seguridad, técnico- militares, económicos, etc. El paraguas de la OTAN proporcionó a Turquía garantías frente a su principal amenaza de seguridad: la URSS. Turquía ha contribuido militarmente en la alianza siempre que ha sido necesario y su ubicación estratégica se presentaría como un fuerte baluarte contra la URSS. Aunque ha habido casos excepcionales de rupturas en las relaciones entre Turquía y sus aliados occidentales, como la intervención de Chipre en 1974 y los golpes de Estado militares tanto en 1960 como en 1980, Turquía es considerada una parte vital de la infraestructura de seguridad occidental. Otro aspecto importante en sus relaciones y que será de gran relevancia en los 2000 es la solicitud de ingreso en la Comunidad Económica Europea de 1958, que posteriormente se transformaría en la Unión Europea. El hecho de que Turquía haya estado esperando para unirse a la Unión Europea durante décadas es uno de los factores que complica las relaciones de Turquía con Occidente en la actualidad. No obstante, esto se abordará posteriormente en el documento. En general, el periodo de la Guerra Fría estaría marcado por el hecho de que Turquía estaba profundamente anclada a Occidente con un fuerte aspecto institucional y sentía que sus aliados occidentales apreciaban su importancia estratégica. Sin embargo, con el final de la Guerra Fría, surgió un nuevo mundo bajo la hegemonía de Estados Unidos en el que Turquía, como cualquier otro actor, tuvo que reposicionarse de acuerdo con el nuevo orden mundial.
Con la disolución de la URSS tras el final de la Guerra Fría surge un nuevo paradigma donde, por ejemplo, el enfoque de Europa se desplazaría hacia cuestiones como la migración y la trata de seres humanos; Turquía tuvo dificultades para adaptarse a este nuevo paradigma geopolítico en el que el factor ideológico no sería de relevancia para conferirle un lugar destacado en el mundo occidental1. Bilgin sostiene que Turquía se vio cada vez más excluida de la nueva infraestructura de seguridad en Europa con la que contribuyó mucho y mostró un fuerte compromiso. Esto provocó una sensación de traición y resentimiento hacia sus aliados occidentales. Estos sentimientos de resentimiento y traición están representados en muchas expresiones de las élites de Turquía, tanto militares como políticas. Mientras que en las fases iniciales de la era posterior a la Guerra Fría la UE percibía a Turquía como una fuente de nuevos riesgos y desafíos como la migración, el discurso de Turquía se centró en representarse a sí misma no como un estado de flanco sino de frente. El clímax de la discrepancia entre la imaginación de Turquía de sí misma como europea y la representación de la UE de Turquía como no europea se desencadena con la representación de la ampliación del este desde la perspectiva de la UE como un «regreso a Europa»2. A lo largo de la década de los noventa, Turquía se esforzó por reajustar su orientación estratégica.
En general, Turquía en los últimos años ha actuado dentro de sus capacidades con cautela frente a las crisis presentes en su entorno. Con un cambio drástico en el paradigma de seguridad global debido a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que acaloraron los debates sobre el choque de civilizaciones principalmente entre el islam y Occidente, y el hecho de que un gobierno islamista prooccidental llegara al poder en Turquía, comenzaría un nuevo periodo de fuerte vínculo estratégico entre Turquía y Occidente. A partir de 2002, se puede decir que la orientación estratégica de Turquía está definida por la doctrina de Profundidad Estratégica, que se examinará en la siguiente sección.
Desde 2002, el Partido de la Justicia y el Desarrollo de Erdoğan (AKP, por sus siglas en turco) ha gobernado Turquía. Erdoğan ha sido primer ministro entre 2002-2014; presidente bajo un sistema parlamentario entre 2014-2017; y, finalmente, presidente bajo un sistema ejecutivo presidencial completo desde 2017. Por otro lado, Ahmet Davutoglu, quien es el ideólogo de la Profundidad Estratégica, sería asesor de Erdoğan hasta 2009, cuando se convirtió en ministro de Relaciones Exteriores de Turquía. Desde 2014, cuando Erdoğan se convirtió en presidente, hasta mayo de 2016, Ahmet Davutoglu ha sido el primer ministro de Turquía. Ha sido la persona más influyente a la hora de dar forma a la orientación estratégica de Turquía gracias al apoyo total de Erdoğan desde 2002 hasta su renuncia forzada del partido en mayo de 2016. Su libro fundamental Strategic Depth se publicó en el año 2000, antes de que el AKP llegara al poder.
La doctrina de la Profundidad Estratégica se convirtió en el principio rector de la política exterior del AKP3. Murinson sostiene que el origen de la doctrina se remonta al neootomanismo del expresidente Özal y a la búsqueda de la multidimensionalidad del ex primer ministro Erbakan. Con la doctrina de la Profundidad Estratégica, Davutoglu valoraba el poder innato de Turquía derivado de su posición geográfica en la intersección de Europa, África y Asia4. En consecuencia, la Profundidad Estratégica de Turquía ofrece valiosas posibilidades a Turquía para establecer un orden dentro de su región y a través del mundo musulmán en general. Para promover esta visión geoestratégica, Davutoglu, como ministro de Relaciones Exteriores, se ha centrado en la cooperación estratégica, el aumento del comercio y la solidaridad entre los vecinos del país, lo que se denomina política de «problema cero con los vecinos»5. Esta política fue solo la manifestación de un objetivo más amplio de conectividad interregional para crear «una zona de paz y estabilidad, comenzando por sus vecinos»6. Tanchum añade que esta política se basa en el uso de herramientas de poder blando y que «la seguridad para todos, el diálogo político, la interdependencia económica y la armonía cultural son los pilares de esta visión».
Aunque inicialmente con muchos apoyos, esta doctrina acabó siendo un fracaso debido a una realpolitik cambiante, tema que se abordará en la parte de discusión de este documento, ya que Turquía terminó con la llamada «preciosa soledad» en la escena internacional. Sin embargo, una de las lecciones importantes de la experiencia de la Profundidad Estratégica fue que el uso del poder blando por sí solo priva a Turquía de dar forma a la cambiante realpolitik, por ejemplo, los eventos de la Primavera Árabe y las disputas del Mediterráneo Oriental7. Como resultado, Turquía optó por un enfoque más centrado en el uso del poder duro, particularmente después del intento de golpe del 15 de julio en 20168, en línea con su búsqueda de una mayor autonomía estratégica de Occidente.
Con Davutoglu obligado a renunciar, en mayo de 2016, por sus desacuerdos con Erdoğan y un intento de golpe de Estado en julio de 2016, Turquía entró en un nuevo período en el que su postura estratégica reflejaba principalmente el espíritu de la doctrina de la patria azul, a pesar de algunas continuidades con ciertos elementos de la doctrina de la Profundidad Estratégica.
Después de la renuncia de Davutoglu y el intento de golpe de Estado en julio de 2016, se puso de manifiesto la necesidad de renunciar a la Profundidad Estratégica. Aunque no surgió un solo reemplazo integral, la denominada doctrina de la Patria Azul pareció definir hasta cierto punto la nueva visión geoestratégica de Turquía. El origen de la doctrina de la Patria Azul se remonta a 2006, cuando el término fue empleado por primera vez por el Contralmirante Cem Gürdeniz. Sin embargo, después de 2016 el uso del término se vería limitado dentro del partido gobernante y las élites de Turquía debido a las conflictivas relaciones cívico-militares. Es importante señalar que algunos elementos y legados de la doctrina de Profundidad Estratégica también continuaron siendo influyentes, pero con un perfil más bajo y remplazando la aplicación de poder blando por la aplicación de poder duro.
El uso del término «patria azul» se ha extendido exponencialmente en la política turca para referirse a los intereses marítimos de Turquía en el Mediterráneo Oriental9. De este modo, Erdoğan dijo, en 2019, «sostengo que estamos listos para proteger cada franja de nuestra patria azul de 462 000 m2 con gran determinación y asumir todos los posibles deberes venideros». Gingeras sostiene que no se trató simplemente de una cuestión de discurso político, sino de un cambio muy drástico en la visión geoestratégica de Turquía, ya que esta visión es ampliamente compartida por muchos en la política y el ejército turcos. Hay dos figuras prominentes que están asociadas con la elaboración de Patria Azul: el que fuera jefe del estado mayor de la marina, Cihat Yaycı, y el ex contralmirante turco Cem Gürdeniz. Ambos son ultranacionalistas y critican explícitamente el apego de Turquía a lo que ellos llaman «marco/frente atlántico» dado que consideran que no beneficia a Turquía por sus estrechos vínculos con Rusia10. Además, Cem Gürdeniz, en sus numerosos escritos, culpa a los aliados estadounidenses y europeos de orquestar el intento de golpe de julio de 2016 y de minar los intereses turcos en todas las ocasiones posibles para frenar el ascenso de Turquía al estatus de potencia mundial11. Piensa que los intereses de Turquía estarían mejor atendidos con alineamientos más profundos con Rusia y China12. Su prolífica aparición en los medios es algo inusual, ya que la marina turca tradicionalmente permanece invisible para el público. Según Cem Gürdeniz, eso es lo que lo impulsa a defender públicamente que proteger las aguas territoriales no es menos importante que mantener el suelo turco13. Además, sostiene que el declive del Imperio otomano estuvo determinado en gran medida debido a su incapacidad para ser una potencia marítima14. Para él y sus asociados, Turquía está hoy al borde de otro momento del Sevre15. Como resultado, patria azul es también un «plan para la liberación nacional»16.
No hay duda de que en estos momentos patria azul tiene mucha presencia dentro del ejército turco. Los ejercicios navales turcos en marzo de 2019 se denominaron «Patria Azul 2019», y la Escuela de Guerra Naval de Turquía tiene una revista llamada Mavi Vatan (patria azul)17. Paralelamente, no hay duda de que la política exterior de Turquía se ha vuelto cada vez más militarizada y asertiva. Sin embargo, es importante señalar que, aunque Erdoğan adoptó la patria azul, sus movimientos recientes sugieren que no quiere que la postura geopolítica de Turquía esté completamente subyugada al reinado de estos círculos ultranacionalistas de izquierda. Así, llevó a cabo algunos movimientos para degradar su perfil como se vio en el reemplazo de Cihat Yaycı por el almirante Yankı Bağcıoğlu18. Se dice que el almirante Yankı Bağcıoğlu comentaba a una delegación naval francesa que Turquía se adhiere implacablemente a la Patria Azul junto con sus compromisos con la OTAN19. Esto puede interpretarse como que la Turquía de Erdoğan no quiere una ruptura decisiva con Occidente al mismo tiempo que se afirma en la región. Sin embargo, en una perspectiva a largo plazo, patria azul podría significar un giro mahaniano en la visión geoestratégica de Turquía, especialmente considerando la fuerte inversión de Turquía en sus capacidades navales en la última década. En cualquier caso, esto dependerá de varios cambios nacionales y globales en los próximos años.
1. De la hegemonía estadounidense a la multipolaridad
Uno de los factores más determinantes detrás del impulso de Turquía por una mayor autonomía estratégica es el hecho de que en las últimas décadas la hegemonía occidental liderada por Estados Unidos está en caída libre. Como tal, hay quien sostiene que la era estadounidense llegó a su fin cuando el poder estadounidense dejó de coincidir con «la definición de libro de texto de una hegemonía»20. En cambio, Kutlay describe la nueva era como «era de hibridación». En consecuencia, es ontológicamente fragmentario, normativamente inconsistente e institucionalmente incoherente. Kutlay se refiere a la crisis financiera global de 2008 como el punto de inflexión que alimentó la tendencia de que el centro de gravedad en términos de capacidades de poder se orientara hacia potencias no occidentales en lugar de Occidente. Esa reconfiguración de las capacidades materiales coincidió con el desmoronamiento de la gobernanza global basada en el internacionalismo liberal. En resumen, el nuevo orden emergente está siendo definido en términos posoccidentales y multipolares21.
En respuesta a este cambio fundamental en la configuración del poder global, Turquía se sentiría cada vez más capaz de tener un margen de maniobra para perseguir sus propios intereses, independientemente de su alineación con Occidente. Después de la crisis financiera mundial de 2008, ha sido posible una mayor multidimensionalidad en la política exterior turca. Turquía comenzó a fortalecer sus lazos con China y Rusia, pero también hizo una apertura sin precedentes hacia África, los Balcanes, el Cáucaso y las repúblicas turcas en Asia Central. Sin embargo, es importante señalar que todos esos casos aún están lejos de poder igualar los lazos institucionales de múltiples niveles que mantiene con Occidente. Por otro lado, también se dice que Turquía ha aprovechado las oportunidades brindadas por la ampliación de las estructuras de gobernanza global, como el reemplazo del G8 por el G20, de modo que adquirió más confianza como actor activo, en contraposición a su anterior papel de cumplidor pasivo22.
2. La agenda de europeización en deterioro de Turquía
Otra dimensión de la mayor ambición de autonomía estratégica de Turquía tiene que ver con que la petición de Turquía de unirse a la UE se estancaría en 2007, como consecuencia de la renuncia del entonces presidente francés Sarkozy y la reticencia de la canciller alemana Merkel con respecto a la membresía total de Turquía. El período que ocupa desde el año 2002 hasta 2005 en las relaciones entre Turquía y la UE se denomina comúnmente «la Edad de Oro»23 y está marcado por los esfuerzos sin precedentes de Turquía para realizar las reformas de membresía. Sin embargo, el proceso de adhesión de Turquía se ha estancado por varios factores: Turquía no era vista como europea por motivos culturales, Turquía era demasiado grande para manejarla, la UE tenía su propia crisis interna sobre los llamados debates en torno a la constitución de la UE y, por último, pero no menos importante, la UE aceptó a Chipre como miembro sin la resolución de las disputas territoriales en la isla, lo que complicó aún más la oferta de Turquía para unirse a la UE. Como resultado, tanto el apoyo público como el de las élites para unirse a la UE disminuyeron drásticamente24. Los años posteriores a 2007 han sido testigos de una escasa europeización y de una reciente deseuropeización.
El intento de Turquía de unirse a la UE fue un componente crucial de la orientación hacia Occidente de Turquía. Paralelamente a su vívida agenda de europeización, las buenas relaciones de Turquía con Grecia también alcanzaron un punto sin precedentes hasta el momento. Turquía se esforzó por resolver la disputa de Chipre de acuerdo con el plan Annan respaldado por la ONU, que es aceptado por la gran mayoría de los turcochipriotas, pero rechazado por los grecochipriotas. La aceptación por parte de la UE de Chipre como miembro sin una resolución decisiva de la disputa ha provocado un sentimiento de resentimiento en Turquía. Sería uno de los mayores errores estratégicos de la UE, obstaculizando así las relaciones con Turquía en los años siguientes y empujando a Turquía a buscar soluciones unilaterales a hechos consumados por sí misma.
3. El aumento de las capacidades materiales de Turquía (auge de la industria de defensa, mejora económica, etc.)
Uno de los aspectos más importantes, aunque a menudo olvidados, de la deriva de Turquía hacia una mayor autonomía estratégica es que se ha desarrollado una sólida industria de defensa nacional que recientemente satisface más del 60 % de sus necesidades. La mayor autosuficiencia surgió a partir de una mayor confianza en la proyección de poder y en la capacidad para desarrollar una postura estratégica más independiente. La producción nacional de drones armados de Turquía ha demostrado ser muy exitosa tras su participación en muchos frentes, como el conflicto de Libia o Nagorno-Karabaj, por ejemplo. Además, la economía de Turquía ha tenido un crecimiento sostenido excepcionalmente alto desde 2002. Aunque la actual deriva militarizada y asertiva de Turquía le cuesta mucho al país, parece que hasta ahora ha demostrado poder permitírsela. Sin embargo, un mayor afianzamiento conlleva el riesgo de abrumar la economía, por lo que existen límites.
Por otro lado, ha surgido una disputa importante entre Turquía y sus aliados occidentales debido a la compra por parte de Turquía de los sistemas de defensa aérea rusos S-400. Es cierto que esto es contrario al espíritu de la alianza de la OTAN y tiene graves consecuencias para la orientación hacia Occidente de Turquía. Sin embargo, es importante señalar que lo que empujó a Turquía a buscar sistemas alternativos de defensa aérea fue que sus aliados occidentales no le proporcionaron un sistema de defensa aérea compatible con los sistemas de la OTAN25. En 2015, con el recrudecimiento de la guerra en Siria, Estados Unidos y Alemania retiraron el sistema de misiles Patriot, fabricado en Estados Unidos, de Turquía en un momento en el que era realmente necesario26. Esto hizo que Turquía se sintiera vulnerable frente a Rusia y frustrada con los aliados occidentales27. Además de esto, ha habido otras ocasiones en las que los aliados occidentales de Turquía condicionaron sus apoyos tecnológicos militares, y esta no estaba dispuesta a que sus aliados occidentales dictaran los términos. En cambio, Turquía ha satisfecho sus necesidades a través de potencias no occidentales a través de la producción nacional.
4. Turquía utiliza las relaciones con Rusia y China para enfatizar su importancia como agente autónomo
Una de las críticas hacia Turquía es que sus crecientes lazos con Rusia y China denotan una reorientación decisiva de Turquía hacia potencias no occidentales. Aunque examinar esto requerirá una explicación completa de las relaciones entre Turquía y estas potencias, tal esfuerzo está mucho más allá del alcance de este documento. En cambio, este documento se contenta con destacar que las relaciones de Turquía con dichos países se basan principalmente en acuerdos transaccionales gestionados principalmente de líder a líder, tal y como Aydın-Düzgit, Balta y O'Donohue muestran en el caso de las relaciones de Turquía con Rusia28. Además, hay numerosos casos que enfrentan la postura cada vez más asertiva de Turquía contra Rusia y se espera que Turquía tenga que equilibrarse con Rusia29. En resumen, se espera que Turquía siga instrumentalizando sus relaciones tanto con Rusia como con Occidente para establecerse como actor más autónomo en un mundo cada vez más multipolar30.
5. Debates sobre la autonomía estratégica de la UE
Por último, pero no menos importante, al analizar la búsqueda de Turquía de una mayor autonomía estratégica, es de vital importancia mencionar las recientes aportaciones sobre el concepto de autonomía estratégica europea que comenzaron con el discurso de Macron en 2017. Incluso las relaciones entre los EE. UU. y la UE se han visto afectadas por los parámetros cambiantes que transformaron Turquía. En esta era de hibridación, hay divergencias marcadamente crecientes entre los intereses estadounidenses y los europeos. Se puede ir más allá diciendo que lo mismo se aplica a los propios estados miembros de la UE. El último ejemplo es el acuerdo de inversión entre la UE y China31, que se interpreta como un paso inicial de la autonomía estratégica europea. Contra todo pronóstico, los europeos no esperaron hasta la toma de posesión del presidente electo Biden para forjar un enfoque integral común hacia China. Por lo tanto, es justo decir que la búsqueda de Turquía de autonomía estratégica no es algo particular, sino síntoma de un patrón más amplio en la escena internacional.
Con todo, el alejamiento de Turquía de Occidente hacia una mayor autonomía estratégica se ha ido gestando gradualmente en las últimas décadas. Durante los años bajo la influencia de la Profundidad Estratégica, la política exterior de Turquía se ha vuelto multidimensional, con prósperas aperturas hacia geografías no occidentales. En esta línea, Turquía ha priorizado el uso de herramientas de poder blando como la diplomacia proactiva, las relaciones comerciales prósperas y las ayudas al desarrollo en su política exterior. Sin embargo, esta multidimensionalidad no se produjo a expensas de la orientación occidental de Turquía. Turquía ha seguido una ambiciosa agenda de europeización entre los años 2002 y 2005 marcados por la «Edad de Oro». Esta ambiciosa agenda de europeización se vio obstaculizada por el estancamiento de las negociaciones de adhesión debido a múltiples factores, como la reticencia de la UE a dar la bienvenida a Turquía en contraposición a la admisión de Chipre a la UE sin la resolución de las disputas en la isla. Como consecuencia, la agenda de europeización de Turquía después de la «Edad de Oro» continuó, pero de una manera cada vez más laxa hasta el final de la era Davutoglu (de ahí el final de la era de la Profundidad Estratégica) en 2016.
Cuando patria azul comenzó a dominar la visión geoestratégica de Turquía después de la era Davutoglu y tras el intento de golpe de estado de 2016, la política exterior de Turquía se volvió sorprendentemente asertiva y militarizada sobre la base de una lógica de hechos consumados. La retirada de la presencia estadounidense en paralelo a la prolífica influencia rusa sobre las geografías vecinas de Turquía, combinada con las prósperas capacidades materiales de Turquía obligó y/o permitió a Turquía afirmar una mayor autonomía estratégica de Occidente para hacer frente a un entorno de seguridad siempre desafiante. Sin embargo, este cambio no debe interpretarse como un viraje hacia las potencias no occidentales. En cambio, la Turquía de Erdoğan aspira a obtener un estatus más alto dentro de Occidente dando énfasis a su importancia para Occidente mediante la instrumentalización de la cooperación táctica con las potencias no occidentales. Erdoğan expresó recientemente que «Somos un país de la OTAN. Nunca podemos aceptar ser guiados por comiembros de la OTAN»32. En la era de la hibridación que se dirige hacia la multipolaridad, Turquía no quiere cumplir con los dictados, en su mayoría liberales, de sus aliados occidentales, sino ser un actor igualitario dentro del marco occidental. Por lo tanto, este artículo concluye que el impulso de Turquía por una mayor autonomía estratégica (en gran parte informado por el antiliberalismo presente en el país) y su orientación occidental (su integración histórica dentro de las instituciones democráticas liberales de Occidente) plantean un serio desafío para Occidente. En el marco actual, solo se puede haber reconciliación si Occidente recibe a Turquía con una mayor apreciación de su estatus e ignora sus tendencias antiliberales internas. Sin embargo, la opción por la que aboga Occidente sería la democratización y liberalización de Turquía, algo muy poco probable en un futuro previsible.
Agradecimientos: Me gustaría agradecer a Ander Rodríguez Llinás, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, su inestimable contribución en la traducción del documento original al español.
Hakan Yapar/ Graduado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales Máster en Geopolítica y Estudios Estratégicos/ @hknypr.
Referencias Bibliográficas:
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- El tratado de Sevre, aunque nunca fue promulgado por el Parlamento otomano, fue el predecesor del Tratado de Paz de Lausana y provocó una seria reacción del Movimiento de Independencia Nacional, liderado por Mustafa Kemal Atatürk en ese momento. Sin embargo, se ha convertido en un recuerdo vivo para los turcos y en una fuente de escepticismo hacia las potencias occidentales.
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- AYDIN-DÜZGIT, S., BALTA, E., & O'DONOHUE, A. (2020). “TURKEY, RUSSIA, AND THE WEST: REASSESSING PERSISTENT VOLATILITY, ASYMMETRIC INTERDEPENDENCE, AND THE SYRIA CONFLICT”, Istanbul Policy Center, 2020. Disponible en: https://ipc.sabanciuniv.edu/Content/Images/Document/reassessing-persistent-volatility-asymmetric- interdependence-and-the-syria-conflict-93d479/reassessing-persistent-volatility-asymmetric- interdependence-and-the-syria-conflict-93d479.pdf
- GOT, A. “TURKEY’S CRISIS WITH THE WEST: HOW A NEW LOW IN RELATIONS RISKS PARALYZING NATO”, War on the Rocks, 19 de noviembre de 2020. Disponible en: https://warontherocks.com/2020/11/turkeys-crisis-with-the-west-how-a-new-low-in-relations-risks- paralyzing-nato/
- BECHEV, D. “What does Biden’s victory mean for Turkey’s relations with Russia?”, Istanpol, 5 de diciembre de 2020. Disponible en: https://en.istanpol.org/post/what-does-biden-s-victory-mean-for-turkey- s-relations-with-russia
- Para una descripción justa de las implicaciones estratégicas del acuerdo sobre la alianza transatlántica Disponible en: https://thediplomat.com/2021/01/the-strategic-implications-of-the-china-eu-investment-deal/ Para los aspectos más destacados del acuerdo de inversión entre la UE y China. Disponible en: https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/ip_20_2542
- YETKIN, M. “Signals of revision in Turkish foreign policy”, Yetkin Report, 18 de enero de 2021. Disponible en: https://yetkinreport.com/en/2021/01/18/signals-of-revision-in-turkish-foreign-policy/