Nuclear iraní: ¿por qué Jamenei no abandona la mesa de negociaciones a pesar de sus discursos encendidos?

El ayatolá Ali Jamenei - PHOTO/HO/KHAMENEI.IR
El ayatolá Ali Jamenei - PHOTO/HO/KHAMENEI.IR
El 4 de junio, en un discurso virulento, el líder supremo iraní, Alí Jamenei, calificó a los responsables estadounidenses de “maleducados y arrogantes”, acusándolos de exigir en repetidas ocasiones, “en diferentes idiomas”, el cese total del enriquecimiento de uranio
  1. El papel de las unidades de resistencia en la estrategia del régimen 
  2. Refuerzo de la vigilancia y el control de la seguridad 
  3. Una sociedad al borde de la explosión 
  4. ¿Negociaciones o tácticas dilatorias? 
  5. Una solución duradera: el pueblo iraní 

Sin embargo, se abstuvo de indicar claramente si aceptaba o rechazaba la última propuesta de Estados Unidos. 

A pesar de esta retórica belicosa, destinada sobre todo al consumo interno, todo indica que Jamenei no quiere retirarse de las negociaciones. El lunes 9 de junio, aunque rechazó las propuestas estadounidenses, el régimen afirmó que presentaría sus propias propuestas al respecto. Hay dos razones principales para este comportamiento ambiguo: 

  • El temor a un levantamiento popular impulsado por las unidades de resistencia; 
  • La necesidad de ganar tiempo para esperar una evolución favorable del contexto político. 

El papel de las unidades de resistencia en la estrategia del régimen 

Aunque en febrero afirmaba que negociar con Estados Unidos “no era ni honorable ni inteligente”, Jamenei sigue hoy bajo presión. Uno de los elementos determinantes es el auge de las unidades de resistencia afiliadas a la OMPI. Activas en todo el país, llevan a cabo acciones de protesta audaces a pesar de la severa represión. 

Según dos investigadores franceses autores de Riposte, un ataque militar contra Irán podría desencadenar una insurrección generalizada, que estas unidades sabrían orientar hacia un cambio de régimen. 

Refuerzo de la vigilancia y el control de la seguridad 

El 7 de junio, Teherán puso en marcha un plan de vigilancia aérea con drones y satélites que cubre cerca de 6.000 km². Este dispositivo, establecido en colaboración con la Universidad de los Guardianes de la Revolución, supone una intensificación del control de la capital. 

El presidente Pezeshkian también reveló un plan de “gestión de barrios” destinado a movilizar a las milicias Basij como fuerza de seguridad local. Tras la retórica de la “resiliencia social”, el objetivo real es sofocar la creciente ira de la población. 

A finales de abril, un acuerdo entre el Ministerio de Educación y los servicios de seguridad legalizó la presencia policial en las escuelas. Cerca de 90.000 personas, entre ellas muchos estudiantes, fueron detenidas durante las manifestaciones de 2022. 

Una sociedad al borde de la explosión 

El 2 de junio, una unidad de resistencia se manifestó en el barrio de Tehranpars, coreando: “¡Liberad a los conductores encarcelados!”, detenidos por su participación en la huelga general de transportistas, y “¡Muerte al dictador!”, un acto de desafío directo contra la represión del régimen. 

En mayo, presos políticos protestaron en la prisión de Evin. Sus familias se manifestaron en el exterior exigiendo la anulación de las penas de muerte. Estas acciones se inscriben en una ola de protestas persistentes: huelgas de trabajadores, profesores, enfermeros, jubilados y una huelga nacional de camioneros que afecta a 155 ciudades. 

El 31 de marzo, Jamenei reconoció que el principal peligro no proviene del exterior, sino del propio pueblo iraní. 

¿Negociaciones o tácticas dilatorias? 

Del 9 al 13 de junio, la AIEA celebra una reunión para examinar las violaciones de Irán de sus compromisos. Las potencias occidentales desean adoptar una resolución condenando a Teherán. Rafael Grossi, director de la AIEA, ha advertido que, aunque Irán aún no posee la bomba, sí dispone de los materiales necesarios. 

Desde hace más de 20 años, cuando el Consejo Nacional de Resistencia Iraní reveló la existencia del programa nuclear militar del régimen, este último utiliza las negociaciones para ganar tiempo. El coste de su programa nuclear ascendería a 2 billones de dólares. El recurso al mecanismo de “snapback” y la reactivación de las sanciones de la ONU son pasos esenciales para impedir la adquisición de armas nucleares. 

Una solución duradera: el pueblo iraní 

Un régimen que solo ha traído guerra, terror y destrucción no debe seguir engañando a la comunidad internacional. El envío del expediente iraní al Consejo de Seguridad de la ONU es crucial para preservar la paz mundial. 

Pero el verdadero cambio vendrá desde dentro: apoyar la resistencia organizada —en particular las unidades de resistencia que se enfrentan al aparato represivo de los Pasdaran— ofrece una solución popular, estable y menos costosa para instaurar la democracia en Irán y la estabilidad en la región. 

Hamid Enayat, especialista en Irán, colabora con la oposición democrática iraní (CNRI). Para La Dépêche, vuelve hoy sobre las negociaciones sobre el programa nuclear iraní. 

Artículo publicado en La Dépeche.