Autonomía y soberanía sobre el Sáhara: dos conceptos y un mismo fundamento

El rey marroquí Mohamed VI habla con el presidente francés Emmanuel Macron tras inaugurar una línea de alta velocidad en la estación de tren de Rabat el 15 de noviembre de 2018 – PHOTO/CHRISTOPHE ARCHAMBAULT/POOL/AFP
El rey marroquí Mohamed VI habla con el presidente francés Emmanuel Macron tras inaugurar una línea de alta velocidad en la estación de tren de Rabat el 15 de noviembre de 2018 – PHOTO/CHRISTOPHE ARCHAMBAULT/POOL/AFP
Se viene hablando largo y tendido sobre la reciente declaración de Francia al respecto de la cuestión del Sáhara, en la cual reconoce la soberanía de Marruecos sobre dicho territorio. Una declaración que Argelia, con su habitual torpeza diplomática y de forma enrabietada filtró varios días antes

Si lo que pretendían era quitarle fuerza al anuncio que se produciría días después y que este se diluyera, consiguieron todo lo contrario. Por si fuera poco, fueron los propios argelinos los primeros en pronunciar la expresión “apoyo inequívoco e incondicional de Francia al plan de autonomía del Sáhara Occidental en el marco de la soberanía marroquí”. Desde luego hay que agradecerles su diligencia en tenernos informados. 

El caso es que a Francia ya la contabilizábamos con bastante anterioridad como uno más de entre las decenas de países que apoyaban la propuesta de autonomía marroquí, y que en el entorno de la UE alcanzan los 18 países tras el reciente apoyo de Finlandia. De hecho, Francia es de los países que más se ha manifestado al respecto a favor en este tema. No en vano, si tiramos de hemeroteca, hay toda una cronología que así lo atestigua en relación a la evolución de la postura francesa sobre el plan de autonomía para el Sáhara, el cual ha sido gradualmente cada vez más favorable. 

  • En 2007, cuando Marruecos presentó su propuesta de autonomía, Francia la calificó como una "base seria y creíble" para las negociaciones. De hecho, fue el propio Nicolas Sarkozy el primero que se manifestó en el ejercicio de sus funciones como presidente, declarando que “el plan de autonomía es una base de negociación para la búsqueda de un acuerdo razonable”, añadiendo que asumía este asunto como “su responsabilidad como jefe de Estado”. 
  • En 2019, el entonces ministro de exteriores Jean-Yves Le Drian reiteró el apoyo francés a una solución política basada en el compromiso, mencionando el plan marroquí como una propuesta "seria y creíble". 
  • En octubre de 2021, el representante permanente de Francia ante la ONU, Nicolas de Rivière, afirmó ante los miembros del Consejo de Seguridad tras la adopción de la resolución 2602 que “Francia considera el plan de autonomía marroquí de 2007 como una base seria y creíble" para la resolución de este conflicto”. 
  • En 2022, en hasta dos ocasiones, la entonces ministra de Exteriores Catherine Colonna expresó el respaldo de Francia a los “esfuerzos serios y creíbles de Marruecos. En cuanto al plan marroquí de autonomía, nuestra posición es favorable”. 
  • Recientemente, a lo largo de este 2024 y en más de una ocasión, el actual ministro de exteriores francés, Stéphane Séjourné se manifestó a favor de la propuesta, llegando a decir que “es tiempo de avanzar en su solución”. 

En la cronología anterior vemos distintas manifestaciones públicas realizadas por autoridades francesas tales como un expresidente, ministros de exteriores e incluso un representante en la ONU. En esta última y definitiva ocasión de hace unas semanas, el presidente Macron declaró que “para Francia, la autonomía bajo soberanía marroquí es el marco en el que debe resolverse esta cuestión”, añadiendo que “el presente y el futuro del Sáhara Occidental se inscriben en la soberanía marroquí”. 

Por tanto, si la reciente declaración de Francia va asociada igualmente al plan de autonomía ¿debe enfatizarse tanto este reconocimiento de soberanía por parte de Francia si la solución igualmente sería a través de una autonomía que previamente ya apoyaban, y que asimismo ya estaba siendo respaldada por decenas de países? 

Podría pensarse que las palabras importan y, en este contexto, añadir el término “soberanía” tiene mucho peso. Pero más allá de esto la respuesta es más sencilla de lo que parece, y la encontramos en el punto número 2 del texto de la propia propuesta de autonomía de 2007, donde dice que “En respuesta a esta llamada de la comunidad internacional, el Reino de Marruecos se ha inscrito en una dinámica positiva y constructiva, comprometiéndose a someter una iniciativa para la negociación de un estatuto de autonomía de la región del Sahara, EN EL MARCO DE LA SOBERANÍA DEL REINO Y DE SU UNIDAD NACIONAL”. También se hace referencia a ello en el punto número 14, donde dice que “El Estado conservará la competencia exclusiva, particularmente sobre: LOS ATRIBUTOS DE SOBERANÍA, especialmente la bandera, el himno nacional y la moneda (…)”. 

Es decir, desde el momento en el que cualquier país, sea el que sea, apoya la propuesta de autonomía para el Sáhara, está apoyando explícita o implícitamente el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre dicho territorio, porque el texto de la propuesta deja bien claro que la autonomía SIEMPRE será bajo soberanía marroquí. Que Francia en esta ocasión haya añadido la coletilla “soberanía” de forma más explícita en su enésima declaración en favor de Marruecos no hace sino darle una mayor carga simbólica, añadiéndole fuerza e importancia declarativa, pero que en la práctica no le sitúa en una posición de mayor preeminencia al respecto sobre otros países que también apoyan a Marruecos en este asunto, como por ejemplo España, Alemania, etc. Lo anteriormente expuesto es una matización que a priori no debería ser necesario realizar, pero que no está de más hacer a tenor de la repercusión de la reciente declaración francesa. 

En lo que si hay diferencia con respecto a otros países es en la importancia del país que la realiza, en este caso del calado de Francia. También en que haya sido directamente a través de su presidente, Emmanuel Macron (algunos de los países que declararon su apoyo a la propuesta de autonomía lo hicieron a través de sus ministros de exteriores). Igualmente, no hay que dejar de mencionar que se fortalece la posición negociadora de Marruecos, que cuenta ahora con el apoyo explícito de dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EEUU y Francia), que podrían aumentarse a tres si el Reino Unido se adhiere próximamente a la propuesta. Por ello, el peso diplomático de Francia como miembro permanente de dicho Consejo confiere a esta declaración una relevancia especial. 

Y, sobre todo, por el momento clave en el que ha llegado este respaldo, en plena oleada de apoyos a la propuesta de autonomía (especialmente de la UE) y de apertura de consulados dentro del territorio. Un golpe casi definitivo a los anhelos imposibles de cumplir del Polisario y su protector argelino, y debido al cual llevan casi medio siglo arrastrando a su población a un eterno viaje hacia ninguna parte mediante un empate infinito del que mientras tanto solo se benefician ellos como dirigentes. 

Sin duda, el plan de autonomía marroquí para el Sáhara ofrece numerosos beneficios que Argelia y el Frente Polisario han despreciado sistemáticamente debido a intereses espurios. Entre otras muchas cosas, proporciona un marco para el desarrollo económico y social del Sáhara, permitiendo a sus habitantes beneficiarse de las inversiones y el crecimiento económico que Marruecos ha experimentado. Además, garantiza los derechos culturales y políticos de los saharauis, permitiéndoles gestionar sus propios asuntos internos mientras se integran en el tejido económico y social de Marruecos. 

Este enfoque no solo es beneficioso para los saharauis, sino que también contribuye a la estabilidad regional. Un Sáhara marroquí próspero y pacífico es un baluarte contra el extremismo y el terrorismo que amenazan la región del Sahel. La estabilidad de la zona es, por tanto, un interés estratégico para Europa y el mundo. Ya son alrededor de un centenar de países los que tienen clara cuál es la solución ganadora. Una lista que a buen seguro irá en aumento por puro sentido común.