El reino del terror en Tinduf

Los campamentos de Tinduf, supuestamente creados como refugio temporal para la población saharaui, se han convertido en un territorio sin ley - AFP/ RYAD KRAMDI
Los campamentos de Tinduf, supuestamente creados como refugio temporal para la población saharaui, se han convertido en un territorio sin ley - AFP/ RYAD KRAMDI
En el marco de la 57ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, celebrada en Ginebra del 9 de septiembre al 9 de octubre de 2024, se ha vuelto a poner de manifiesto una realidad alarmante que persiste en los campamentos de Tinduf: las graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos perpetradas por el Frente Polisario con la complicidad de Argelia. Unas prácticas que permanecen en la sombra durante demasiado tiempo sin que nadie ponga el foco en ellas
  1. Desapariciones forzadas: El caso emblemático de Ahmed Khalil
  2. Detenciones arbitrarias: La represión como norma
  3. El tribalismo y la esclavitud: La cara oculta de Tinduf
  4. La complicidad de Argelia: Un silencio ensordecedor
  5. Una llamada a la conciencia

Desapariciones forzadas: El caso emblemático de Ahmed Khalil

Los campamentos de Tinduf, supuestamente creados como refugio temporal para la población saharaui, se han convertido en un territorio sin ley donde imperan la represión, la arbitrariedad y la violación flagrante de los derechos humanos más básicos. El Frente Polisario, con el respaldo tácito de Argelia, ha instaurado un régimen de terror que silencia cualquier voz disidente. 

Uno de los casos más emblemáticos y perturbadores, y que en su momento denunciamos en más de una ocasión, es el de Ahmed Khalil, paradójicamente exconsejero de derechos humanos del propio Frente Polisario, entre otros cargos. Khalil desapareció misteriosamente en enero de 2009 en Argel, donde debía asistir a una conferencia. Diez años después, su caso resurge sin que ni el Polisario ni las autoridades argelinas hayan dado explicaciones sobre su suerte. Lo más alarmante es que Khalil se encargaba precisamente de vigilar las violaciones de derechos humanos en los campamentos de Tinduf, lo que le convertía en una amenaza para el Frente separatista. Su desaparición no es un caso aislado, sino la punta del iceberg de una práctica sistemática para eliminar a los opositores y críticos del régimen. 

Detenciones arbitrarias: La represión como norma

El caso de Fadel Breika ilustra perfectamente el modus operandi del Polisario. Este activista saharaui, víctima de detenciones arbitrarias y torturas en 2019, ha tenido que exiliarse para poder denunciar ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra las atrocidades cometidas en los campamentos. 

Su testimonio es el grito de auxilio de una población sometida a un régimen de opresión constante cuando esta decide disentir y poner en tela de juicio el discurso oficial polisario. Otro ejemplo flagrante es el de Salem Maalainine Souid, activista en redes sociales, que fue brutalmente reprimido y detenido arbitrariamente en abril de 2023 por denunciar la malversación de la ayuda humanitaria por parte de los dirigentes del Polisario. Su caso demuestra que cualquier intento de exponer la corrupción y los abusos es castigado con extrema violencia. 

El tribalismo y la esclavitud: La cara oculta de Tinduf

Más allá de la represión política, los campamentos de Tinduf esconden una realidad aún más siniestra: la persistencia de prácticas de racismo, tribalismo y esclavitud. Estas prácticas arcaicas y abominables exacerban las desigualdades sociales y las tensiones entre las diferentes comunidades saharauis. 

La discriminación contra la población de raza negra, particularmente la comunidad haratín descendiente de esclavos, es una práctica cotidiana en los campamentos. Esta población sufre una marginación sistemática y una explotación que recuerda a las épocas más oscuras de la historia humana. El caso de Mouloud Labeid, un joven saharaui de dicha etnia reducido a la servidumbre por una familia influyente del campamento es un ejemplo escalofriante de esta realidad que persiste en pleno siglo XXI. 

El sistema de poder en los campamentos se estructura en base a un tribalismo feroz, donde ciertas tribus dominantes monopolizan los recursos y los privilegios. Esta dinámica no solo acentúa las divisiones internas, sino que también perpetúa un sistema de opresión donde los más vulnerables son sistemáticamente marginados y explotados.

Una vez más, asistimos al fracaso de la pretendida sociedad igualitaria que preconizaba el Polisario desde sus orígenes, en detrimento de las desigualdades tribales y el perenne trato de favor hacia los dirigentes del Frente Polisario. 

La complicidad de Argelia: Un silencio ensordecedor

Es imposible hablar de las violaciones de derechos humanos en Tinduf sin señalar la responsabilidad directa de Argelia. Al delegar las responsabilidades administrativas y de seguridad al Frente Polisario, en esa suerte de pseudoestado títere llamada RASD (República Árabe Saharaui Democrática), Argelia ha creado un vacío legal que fomenta la impunidad. Su negativa a ratificar la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas (ICPPED, por sus siglas en inglés) es una prueba más de su complicidad en estos crímenes. 

Ante esta situación intolerable, numerosas ONG internacionales han alzado su voz durante la 57ª sesión del Consejo de Derechos Humanos y la 27ª sesión del Comité contra las Desapariciones Forzadas. Organizaciones como Human Rights Defenders, Africa Watch y The Independent Commission of Human Rights in Africa han instado a la comunidad internacional a tomar medidas concretas para poner fin a estas violaciones sistemáticas. 

Es imperativo que se establezca una mayor vigilancia internacional en los campos de refugiados de Tinduf. La comunidad internacional debe exigir a Argelia que asuma sus responsabilidades y ponga fin a la impunidad que reina en estos territorios. Es necesario que se lleven a cabo investigaciones independientes sobre los casos de desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y prácticas de esclavitud, con objeto de sancionar estas violaciones de derechos en un sitio opaco a esta cuestión como es Tinduf. 

Una llamada a la conciencia

No debemos olvidar como los satélites del Polisario en el extranjero (políticos, mediáticos y agentes sociales) callan y miran para otro lado aun a sabiendas de que esta represión existe. Esta postura selectiva y parcial, denunciando febrilmente presuntas violaciones de derechos humanos en Marruecos, pero ignorando convenientemente las atrocidades cometidas por el Polisario en Tinduf, revelan una doble moral que socava su credibilidad. 

La situación en los campamentos de Tinduf es una mancha en la conciencia de la comunidad internacional. No podemos seguir cerrando los ojos ante el sufrimiento de miles de personas sometidas a un régimen de terror y opresión. Es hora de que el mundo reconozca la verdadera naturaleza del Frente Polisario y su cómplice, Argelia, y tome medidas decisivas para poner fin a estas atrocidades. 

El silencio y la inacción solo perpetúan el sufrimiento. Es nuestro deber moral alzar la voz por los silenciados, exigir justicia para las víctimas y sus familias y trabajar para que los derechos humanos sean una realidad para todos, incluso en los rincones más olvidados del mundo como Tinduf. Solo así podremos aspirar a un mundo verdaderamente justo y humano.