Israel hacia el centro

Benjamin Netanyahu and Benny Gantz

Los ministerios israelíes de Sanidad, Economía y Exteriores organizaron un briefing la pasada semana para la prensa internacional y distintos especialistas para explicar algunas claves sobre la situación del país frente a la crisis de la COVID-19 y sobre las perspectivas internas y globales en los próximos meses. 18 de ellos, bajo la dirección de Benjamin Netanyahu y los siguientes, con el centrista Benny Gantz a la cabeza de la coalición de gobierno de emergencia que han firmado los dos grupos políticos del centro y la derecha. La reunión proyectó algunas expectativas menos pesimistas y más esperanzadoras en torno a la gestión de la pandemia y a las tendencias que pueden preverse en el futuro. Algo más de 200 fallecidos y 15.000 afectados son las cifras que afronta hasta el momento el Gobierno bicéfalo que ha iniciado ya el proceso de desescalada y renormalización, así como la apertura de negocios y comercios. 

El jefe del Departamento de Planificación Estratégica del Ministerio de Exteriores, Oren Anolik, fue el encargado de presentar el resumen de los análisis que los servicios de Exteriores israelíes han elaborado. El primero de ellos en torno a la traída y llevada modificación del orden mundial. Los israelíes no consideran en este sentido que se esté produciendo una modificación en las relaciones de poder e influencia internacional. Destacan que, hasta el momento, la crisis internacional del coronavirus ha intensificado la competencia entre potencias y, por consiguiente, no ha aproximado posiciones para una revisión de los patrones de conducta o de mayor cooperación multilateral. Sin embargo, según Anolik, una cosa es el plazo muy corto en el que nos encontramos y otra es el corto y medio plazo posterior, en donde “pueden encontrarse vías de cooperación que sustituyan a la competencia”. La crisis sanitaria y económica puede activar intereses comunes y visiones nuevas entre los actores internacionales. 

Una oportunidad que debería de influir en el nuevo Gobierno para establecer posturas para la negociación de un plan definitivo y viable con los palestinos. De hecho, tal y como ha recogido la prensa en días pasados, la pandemia ha provocado la creación de iniciativas de cooperación médica entre Tel Aviv y el Gobierno de Abbas, e incluso con la franja de Gaza. Igualmente, las conmemoraciones y sepelios por las víctimas de la COVID-19 han acercado inusualmente a ambas comunidades. No obstante, Anolik omitió las referencias a la relación bilateral con las comunidades palestinas y, sin embargo, se refirió a la amenaza regional que significa para Israel el régimen iraní, y a la posibilidad de que la crisis petrolera alterara a distintas comunidades y gobiernos lo que podría tener consecuencias imprevisibles en el futuro cercano. 

Sobre la globalización, el portavoz del Ministerio de Exteriores insistió en la doble temporalidad: la de esta fase en la cual los ritmos de las relaciones globales se han ralentizado y la del corto y medio plazo, donde, en su opinión, podrían multiplicarse. La oportunidad para el fortalecimiento de la globalización, además del entorno político favorable, se debe a las importantes consecuencias que la pandemia puede tener en sectores como el tecnológico, el ‘big data’ y la robótica; sectores clave en este periodo y la posterior adaptación a la normalidad. Finalmente, Anolik valoró la disputa entre los sistemas democráticos y los regímenes autoritarios para observar de manera optimista las posibilidades de que las democracias salgan fortalecidas a medio plazo, aunque ahora haya una percepción de ciertos repuntes autoritarios en distintos países. 

La visión moderada y cautelosamente esperanzadora de la administración israelí coincide con los primeros días de un gobierno novedoso y más centrado. Decía Shlomo Ben Ami que, para que se den las condiciones de la paz, hacen falta dos hechos: un entorno favorable y un liderazgo sólido. El entorno puede venir en esta ocasión de la mano de la recuperación tras la tremenda expansión de la crisis de la COVID-19. El liderazgo, de las dos cabezas del poder judío. Una que permanece, aunque empequeñecida por las circunstancias políticas y judiciales, la del primer ministro Netanyahu. Y otra que la soporta durante 18 meses para luego sucederla en el poder: la del centrista y actual ministro de Defensa Benny Gantz.