Puentes de amistad: mi viaje entre Marruecos y España

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Bandera de Marruecos y España - Depositphotos
Contrariamente a algunas voces en España —una minoría ruidosa—, he pasado la mayor parte de mi vida mostrando a los marroquíes la riqueza de la cultura española, su profunda historia y su modelo económico en evolución

No soy un experto en España, ni soy hispanohablante nativo. Vengo de un mundo completamente diferente.

La mayor parte de mi carrera se ha desarrollado en Estados Unidos, donde me han marcado su cultura académica y sus instituciones. Publico principalmente en inglés y he impartido clases en universidades estadounidenses. En muchos sentidos, soy producto del sistema educativo anglosajón, pero con profundas raíces marroquíes y árabes.

Mi interés por España y todo lo español es bastante reciente. A medida que lo iba descubriendo, me di cuenta de algo hermoso: la afinidad natural entre marroquíes y españoles, una admiración mutua, una facilidad para entablar amistad. Sin embargo, todavía hay quienes intentan sembrar la desconfianza y la división, voces que, según mi experiencia, provienen más a menudo del lado español: de la extrema derecha, de activistas antimarroquíes o de militantes saharauis que confunden la política identitaria con la morofobia.

A pesar de ello, elegí otro camino. Aprendí español por mi cuenta. Viajé por toda España para comprender de primera mano su cultura, su sociedad y su economía. Y, por el camino, forjé amistades duraderas, profundas, sinceras y alegres. Algunos de mis mejores amigos hoy en día son españoles. Nos consideramos familia. Nos llamamos hermanos y hermanas.

Ellos me abrieron las puertas de España. Y yo hice lo mismo con Marruecos para ellos.

Eso es lo que realmente significa un vecindario positivo: no solo proximidad geográfica, sino experiencias compartidas, curiosidad mutua y lazos afectivos que trascienden las narrativas de división.