Una hoja de ruta para construir un Marruecos desarrollado y estable

El rey Mohamed VI de Marruecos - PHOTO/MAP
El rey Mohamed VI de Marruecos - PHOTO/MAP
Promover el desarrollo económico, consolidar la justicia social y la apertura regional son tres ejes que encarnan la visión del rey de construir un estado unificado y fuerte, capaz de enfrentar transformaciones y variables globales

En su discurso con motivo del 26 aniversario de su ascensión al trono en 2025, el rey Mohamed VI pronunció más que un simple discurso de celebración; presentó una hoja de ruta estratégica para construir un Marruecos avanzado y estable.

El discurso, que se desarrolló en una situación internacional entrelazada y múltiples desafíos internos, se basó en tres ejes principales: promover el desarrollo económico, consolidar la justicia social y la apertura regional. Los tres ejes encarnan la visión del Rey de construir un estado unificado y fuerte, capaz de enfrentar transformaciones y cambios globales.

Desde que ascendió al trono, el rey marroquí Mohammed VI ha trabajado para cristalizar una visión a largo plazo de la salida económica e industrial de Marruecos. En su discurso, señaló que "lo que nuestro país ha logrado no fue una coincidencia, sino el resultado de una visión a largo plazo, la corrección de las principales opciones de desarrollo, la seguridad y la estabilidad política e institucional".

Esta visión se ha manifestado en el crecimiento de las exportaciones industriales más que duplicado desde 2014, saltando de alrededor de 20 mil millones de dólares a más de 45 mil millones de dólares en la actualidad. El sector automotriz jugó un papel destacado, con una producción que supera los dos millones de automóviles al año, mientras que el sector de la aviación creció un 25 por ciento, y la energía renovable se ha convertido en más del 40 por ciento de la capacidad eléctrica total de Marruecos gracias al proyecto de energía solar Noor y Our Razazate y a las inversiones en parques eólicos en Souss y el este del Reino.

Marruecos, dirigido por Mohamed VI, no es solo un país en ascenso, sino un modelo a seguir para el equilibrio entre el desarrollo integral, la soberanía nacional y la cooperación regional

Este progreso no habría sido posible sin una infraestructura de alta velocidad: desde la línea ferroviaria de alta velocidad (Al-Buraq) que conectaba Tánger con Casablanca a una velocidad de 320 km/h, hasta los proyectos de plantas de desalinización de agua de mar en el eje Agadir-Kalemim, a través de las modernas redes de carreteras y puentes que conectan el país.

A nivel social, el Rey no pasó por alto el esfuerzo por reducir las disparidades y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Los datos de la Alta Comisión para la Planificación mostraron una disminución en la tasa de pobreza multidimensional del 11,9 por ciento en 2014 al 6,8 por ciento en 2024, mientras que Marruecos superó el umbral de "alto desarrollo humano" en el índice de las Naciones Unidas.

Sin embargo, el Rey reconoció que había claras disparidades de campo: las aldeas montañosas y las provincias del sur todavía sufren una constante falta de servicios básicos. Por lo tanto, pidió un enfoque de desarrollo integrado, centrándose en la activación del regionalismo avanzado y la valoración de las especificidades locales, apoyando proyectos de inversión en pequeñas y medianas, promoviendo la educación primaria y secundaria, mejorando los servicios de salud de las aldeas, ampliando la red de seguridad social a través de la generalización del sistema de compensación familiar y ampliando el paraguas del seguro de salud (RAMED).

En cuanto al aspecto político, el Rey hizo hincapié en la necesidad de completar la reforma democrática y garantizar la integridad electoral. A medida que se acercaban las elecciones legislativas en 2026, pidió la aprobación de una ley electoral acordada antes de finales de 2025, que incluye la reforma de las urnas, la renovación de la representación de los jóvenes y las mujeres, y la facilitación de la participación de la comunidad marroquí en el extranjero a través del voto electrónico. Estas reformas vienen en el contexto de responder a los requisitos de la Constitución ratificada en 2011, que consanató los principios de separación de poderes y fortaleció el papel del parlamento y los consejos regionales.

En términos de política exterior, el rey Mohamed VI destacó el compromiso de Marruecos de abrirse a sus entornos regionales, a pesar de la tensión de las relaciones con Argelia y el cierre de las fronteras terrestres desde 1994. En su discurso, dijo que "el pueblo argelino es un pueblo fraternal", pidiendo un diálogo franco y responsable destinado a reconstruir la confianza y fortalecer la cooperación del Magreb.

Esta convocatoria de diálogo le da a Argelia la oportunidad de tomar su posición, responder para abrir las fronteras y permitir que los dos pueblos se comuniquen e intercambien visitas, especialmente las familias conjuntas o conjuntas ubicadas a ambos lados de la frontera entre los dos países.

El monarca marroquí no estableció condiciones previas para el diálogo en su discurso, lo que demuestra que el llamado es sincero y serio y su objetivo es reunir, fortalecer lo común, neutralizar los elementos de la disputa y dejarlos al tiempo, el diálogo y las instituciones regionales e internacionales para resolverlos sin esto a expensas de los dos pueblos adyacentes.

El llamado a la activación de la Unión Magreb para incluir a todos, el primero de los cuales es Argelia, llevaba una señal veterana e inteligente de que no hay necesidad de una unión paralela para excluir a este o cual país, y que el primero es revivir la estructura del Magreb que existe con un esfuerzo colectivo y capaz de levantarse.

Desde que ascendió al trono, el rey marroquí Mohamed VI ha trabajado para cristalizar una visión a largo plazo de la salida económica e industrial de Marruecos

Marruecos cree que la unidad del Magreb representa un marco estratégico para el desarrollo conjunto, especialmente en los ámbitos del intercambio de energía y electricidad, la gestión de los recursos hídricos transfronterizas y la enfrente a desafíos de seguridad como las amenazas terroristas y la migración irregular.

Al mismo tiempo, la "Iniciativa del Gobierno Autónoma" en el Sahara marroquí ha ganado un creciente reconocimiento internacional, especialmente de los Estados Unidos, el Reino Unido, Portugal y otros miembros de la Unión Europea, lo que allana el camino para una solución final que garantice "no tener excesos" en el marco de la soberanía marroquí.

El discurso no vio los desafíos ambientales exacerbados por la sequía y el cambio climático, ya que es probable que Marruecos sea un modelo para la adaptación y la prevención de desastres. Se implementaron grandes proyectos para el riego pivotante en Souss y Meknes, y redes inteligentes de distribución de agua en las principales ciudades, y los sectores público y privado han unido esfuerzos para invertir en nuevas presas y plantas de desalinización de agua de mar. El Rey consideró que "las cuestiones ambientales no son bienestar, sino una condición para la supervivencia de las generaciones futuras", pidiendo fomentar la economía verde y la rehabilitación de la tierra degradada.

En conclusión, el Discurso del Trono 2025 refleja la capacidad del liderazgo marroquí para combinar ambición y realismo. A pesar de los notables logros de las calles de la ciudad, los mercados de exportación y las líneas de tren de alta velocidad, la consideración de la dimensión humana y social permaneció en el centro de la atención real. La apuesta ahora es traducir esta visión en programas ejecutivos efectivos en los próximos años, incluir a todos los ciudadanos, apoyar la transformación digital a través del "gobierno electrónico" y asegurar un futuro que siga el ritmo de los desarrollos globales sin descuidar las ganancias de soberanía y estabilidad.

Se señaló en este discurso que la charla sobre la celebración del Día del Trono no fue solo un momento festivo, sino una oportunidad para identificar los logros que se han logrado y prever los desafíos que esperan al país, en un mensaje claro que confirma que Marruecos no está satisfecho con lo que se ha logrado, y siempre busca más desarrollo y mejora en lugar de defenderse en el logro, alabarse a sí mismo o explicar las posibilidades limitadas o dificultades realistas, lo que hace que el discurso real sea una oportunidad anual para la evaluación anual, la corrección, pararse en las deficiencias y señalar el defecto para superarlo.

Al final, el rey Mohamed VI enfatiza en este discurso que Marruecos no es solo un país en ascenso en indicadores estadísticos, sino un modelo equilibrado para la cohesión del desarrollo económico y social y la diplomacia constructiva. El próximo desafío es continuar activando esta visión sobre el terreno y ampliar los espacios de cooperación regional, especialmente con Argelia, hacia un Magreb árabe próspero y basado en la solidaridad.

Mohamed Al-Houni, editor en jefe Al Arab