Ely Schlein y la unidad del centroizquierda

Pero ello no quiere decir que no hayan sucedido recientemente hechos destacables que han llevado a que se activen las fuerzas políticas de cara a meses venideros. Porque las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 9 de junio dibujaron una realidad electoral muy importante a ambos lados del espectro parlamentario: en el centroderecha, la clara superioridad de la romana Meloni sobre sus dos compañeros de coalición (los dos viceministros, Antonio Tajani y Matteo Salvini); y, más relevante aún, en el centroizquierda la emergencia de un liderazgo fuerte que corrió a cargo de la aún joven Ely Schlein, secretaria general del Partido Democrático desde febrero de 2023. En efecto, Schlein no sólo fue claramente la más votada del conjunto de partidos que pertenecían al centroizquierda, sino que además logró mejorar muy sustancialmente las pobres cifras de votos obtenidas por su partido en las europeas de 2019 y, sobre todo, en las de las generales de 2022 (en este último caso, logró aumentar más de 5 puntos el nivel de apoyo entre el electorado).
Así que eso supuso la “jubilación” anticipada de los líderes anteriores del PD: Pierluigi Bersani, Matteo Renzi y Nicola Zingaretti. A su vez, Schlein logró superar muy ampliamente a su habitual compañero de coalición (el Movimiento Cinco Estrellas) y al sector más de izquierdas (Alianza Verde y de Izquierdas). Por no mencionar el varapalo para los dos líderes de la zona más templada del centroizquierda: tanto la Italia Viva del ex “premier” Renzi como la Azione del exministro Calenda no lograron, en ambos casos, ni un solo europarlamentario, al no superar la “soglia del sbarramento” (umbral mínimo para entrar en el Parlamento Europeo), fijada en el 4% y que en el caso de Italia Viva se quedó en un 3,8%, cifra que fue aún peor en el caso de Azione (que no pasó del 3,2%).
Aunque aún no se han superado los dos años de legislatura (el Gobierno Meloni cumplirá dos años de existencia este octubre, si es que no hay cambios antes por la marcha del ministro Fitto para ocupar una Vicepresidencia de la Comisión Europea), Schlein, conocedora de que se ha quedado sin rivales dentro de su parte del arco parlamentario y a sabiendas de que ninguno discutiría ya su liderazgo, ofreció, con una expresión muy clara (“se acabaron los vetos”), una mesa de negociación para que la auténtica amalgama de partidos que forman el centroizquierda se sentara a negociar una coalición que pudiera competir en igualdad de condiciones con la de centroderecha, perfectamente ensamblada desde las elecciones de marzo de 2018 y que destaca por su importante grado de estabilidad.
Como era de esperar, la oferta de Schlein, que partía de una realidad fundamental (la actual ley electoral, conocida como “Rossatellum bis”, aprobada allá por octubre de 2017, favorece las coaliciones frente a los partidos que se presentan en solitario), ha suscitado diversas reacciones. Las más favorables las ha encontrado tanto en el llamado “sector reformista” del PD como en la Italia Viva de Matteo Renzi, e incluso Pierluigi Bersani, que se no distingue por su particular afecto hacia quien le sucedió al frente del PD (hablamos precisamente de Renzi), también ha afirmado que los vetos deben llegar a su fin, aunque eso sí, con un matiz personal: que no sólo no debe haber vetos, sino tampoco “ambigüedad”.
Frente a todo ello, la reacción más airada ha surgido de Cinco Estrellas, que no quiere saber de ninguna posible alianza con Matteo Renzi, a quien no perdonan que el expresidente del Consejo de Ministros les sacara del Gobierno allá por finales de enero de 2021 para que el presidente Mattarella designara en su lugar al prestigioso economista y financiero Mario Draghi, quien estuvo al frente del Ejecutivo desde mediados de febrero de 2021 hasta finales de octubre de 2022, tiempo en el que. por cierto, logró en un solo año (2021) un crecimiento de Producto Interior Bruto de 8,3 puntos, cifra no vista desde finales de los años ochenta. Cierto es que a Draghi le favoreció el fuerte impulso de la vuelta a la actividad económica tras el coronavirus, pero también que su impecable gestión, en la que fueron clave sus ocho ministros propuestos personalmente por el financiero romano, tuvo mucho que ver en la recuperación de la riqueza nacional, añadiendo 3 puntos más de crecimiento en 2022. Algo que, con casi toda seguridad, los gobernantes de Cinco Estrellas, visto su extraordinario nivel de incompetencia mientras gobernaron el país (¿alguien se acuerda de Bonafede, Di Maio o Toninelli?), ya fuera en coalición con la Liga de Salvini o con el PD, no hubieran logrado de seguir al frente del Gobierno.
A pesar de esta respuesta airada de los “pentastellinos”, Schlein sigue con su idea de juntar a todos en una misma coalición, asumiendo el papel de los que se conoce como “federatrice”. Renzi ha recordado, en relación con ello, y con el sentido del humor que le caracteriza, que él no es el “best friend de Schlein” (entre otras razones porque sabe que Schlein lideró durante años la facción juvenil del PD que se enfrentó a la dirección del partido siendo Renzi secretario general). Pero el político toscano, muy bregado ya en la alta política, sabe que, o esa coalición se hace, o el centroderecha tendrá muchas papeletas de lograr una segunda legislatura consecutiva bajo su control.
Y es que hay que tener en cuenta un elemento fundamental: el fuerte envejecimiento del país, que lleva a que la sociedad se haga cada vez más conservadora. Además, desde que se creara el Partido Democrático allá por octubre de 2007, esta formación ha ido de derrota en derrota, con la excepción de la pírrica victoria de Bersani en las generales de febrero de 2013. Prueba de ello es que, con Schlein, ya se han elegido hasta cinco secretarios generales distintos, lo que da una media de poco más de tres años de vida por cada líder de esta formación de centroizquierda, subdividida a su vez, en su célebres “corrientes internas” y donde los políticos “grises” abundan por doquier.
La joven líder boloñesa Schlein sabe de todas estas dificultades, pero debe intentarlo: si Meloni logró un día convertirse en la primera presidenta del Consejo de Ministros mujer (octubre de 2022), ¿por qué no va a ser ella la primera que ostente esta condición perteneciendo al centroizquierda? Además, la marcha de la economía no invita precisamente al optimismo: si en 2022 se creció más de 3 puntos, en 2023 ya se pasó a un pobre 0,9%. La deuda “per cápita” sigue creciendo (desde que llegó al poder Meloni cada italiano ha pasado de asumir el pago de 46.000 euros al de 48.000 euros), y cada vez hay menos dinero para hacer políticas sociales (y menos aún inversión en modernización del aparato productivo). Los Presupuestos Generales del Estado del Gobierno Meloni para el año 2024 lograron una prima de riesgo estable (en torno a los 150 puntos básicos), pero no han evitado la apertura de un expediente por infracción de los objetivos de déficit: este debía haber sido en 2023 del 3.3%, pero finalmente se fue al, nada más y nada menos, que 7.4%. Y la inmigración irregular ahí sigue: Meloni ha logrado mejorar sustancialmente las cifras del año 2023, pero la cifra de personas que llegan al país sigue aún muy por encima de que obtuvo Mario Draghi tanto en 2021 como en 2022.
Así que, a lo largo del tercer año de Meloni al frente del Consejo de Ministros, es esperable que la figura de la política romana sufra un importante grado de desgaste. De momento puede estar tranquila, claro está, porque su coalición posee una abrumadora mayoría parlamentaria, pero ni siquiera esa mayoría se libre de sufrir fisuras: haber aprobado la llamada “autonomía diferencia” dará un importante balón de oxígeno a su compañero de gobierno Salvini, pero veremos de qué manera lo justifica ante sus votantes, ya que su formación, Hermanos de Italia, ha destacado sus inicios por la defensa del centralismo romano, frente a los que, como Umberto Bossi (fundador de la Liga) hablaron durante décadas de “Roma, ladrona”.
Lo cierto es que las negociaciones para lograr la tan anhelada unidad del centroizquierda no han hecho más que comenzar, pero también que hay mucho tiempo por delante para “limar asperezas”. ¿Logrará Schlein recomponer la unidad del centroizquierda? El tiempo lo dirá.
Pablo Martín de Santa Olalla Saludes es profesor en la Universidad Camilo José Cela (UCJC) y autor del libro “Italia, 2018-2023. De la esperanza a la desafección” (Madrid, Liber Factory, 2023).