¿Y si Brahim Ghali no estuviera en el hospital San Pedro de Logroño?

Nadie le ha visto entrar. No hay fotos del paciente saharaui ingresado. Ni fotos a su descenso del avión que le llevó a Zaragoza. No hay ninguna confirmación oficial de que el líder del Frente Polisario se encuentre en el hospital San Pedro de Logroño.
Desde un primer momento se dio por válida la noticia publicada por el semanario Jeune Afrique acerca de la llegada del dirigente del Polisario a bordo de un avión argelino medicalizado a Zaragoza, donde le esperaba una ambulancia del Servicio Riojano de Salud que le trasladó al hospital San Pedro de Logroño.
Las contradicciones, confusiones y desinformaciones que generó la noticia ganaron todos los medios de comunicación. Los Gobiernos de Argel y de Madrid, sin embargo, guardaron silencio. El Polisario, por su parte, navegó en la ambigüedad, desmintió en un primer momento la información alegando que estaba siendo tratado del contagio de COVID-19 en un hospital argelino en Tinduf, para después decir que había sido trasladado fuera de Argelia haciendo escala en España, y al final admitir que estaba hospitalizado en España. Mera manipulación informativa motivada por ocultas razones, o bien la dirección del movimiento independentista había sido simplemente dejada de lado por el anfitrión argelino.
Cuando la noticia dejó de ser especulación y se convirtió en certeza vino la declaración del Gobierno español a cargo de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, confesando que Ghali había sido aceptado en España por razones estrictamente humanitarias para recibir tratamiento hospitalario.
Sin embargo, nadie, nadie, ni el Gobierno español, ni el Gobierno argelino, ni el Polisario, ni el Gobierno autónomo de La Rioja, que no por casualidad es dirigido por una presidenta del PSOE, ni la dirección del hospital San Pedro de Logroño, ni siquiera el Servicio riojano de Salud, han emitido comunicados sobre la presunta hospitalización de Brahim Ghali en el hospital de San Pedro.
Es frecuente que los gobiernos oculten las enfermedades de sus líderes, y, cuando éstas se hacen públicas, escondan el lugar en el que reciben cuidados médicos. Dicen que por razones de seguridad, y, también, para evitar el acoso de los medios de comunicación.
De cualquier manera, en el caso de la aceptación hecha por el Ejecutivo español de dar tratamiento médico al dirigente saharaui, conociendo las características del embrollo, las cuentas pendientes con la Justicia y el pasado de Ghali, cabe preguntarse si el Gobierno español no está obligado a decir la verdad que se esconde detrás. Ante la posibilidad no descartada de una seria crisis con el reino de Marruecos, Pedro Sánchez no puede seguir escondiéndose en razones de Estado.