Los conflictos mundiales y la necesidad de justicia (I)

El 25 de marzo de 2017, el Líder Supremo de la Comunidad Musulmana Ahmadía, el Quinto Jalifa, Su Santidad Hazrat Mirza Masrur Ahmad pronunció el discurso principal en el Simposio Anual por la Paz, organizado por la Comunidad Musulmana Ahmadía del Reino Unido.
El acto tuvo lugar en la mezquita Baitul Futuh de Londres, ante una audiencia de más de mil personas de 30 países diferentes, incluyendo a más de 600 invitados no áhmadis compuestos por ministros del gobierno, embajadores, miembros de Parlamento y otros diversos dignatarios e invitados. Durante el acto, Su Santidad presentó el Premio Musulmán Ahmadía a Setsuko Thurlow, una sobreviviente del bombardeo a Hiroshima y activista por la paz, en reconocimiento por su gran esfuerzo en la lucha contra el desarme nuclear.
Su Santidad Hazrat Mirza Masrur Ahmad dijo:
“Distinguidos invitados, Assalamo Alaikum Wa Rahmatul’lahe Wa Barakatohu, que la paz y bendiciones de Al’lah sean con ustedes.
En primer lugar, me gustaría transmitir mis más sinceras condolencias a todos los afectados por el ataque terrorista del pasado miércoles en Westminster. Nuestros pensamientos y plegarias están con la gente de Londres en estos trágicos momentos. En nombre de la Comunidad Musulmana Ahmadía, me gustaría dejar categóricamente claro que condenamos todos estos actos terroristas y ofrecemos nuestro más sincero pésame a las víctimas de esta barbarie. En todas las partes del mundo, la Comunidad Musulmana Ahmadía intenta promover la paz y hacer oír su voz contra estas brutalidades de acuerdo con las enseñanzas del islam.
Este Simposio Anual por la Paz es también una parte importante de este esfuerzo. Me gustaría expresar mi agradecimiento a todos nuestros invitados por acompañarnos aquí esta noche.
El Fundador de la Comunidad Musulmana Ahmadía dijo que él había sido enviado en esta época por Dios Todopoderoso en obediencia al Santo Profeta del islam, Muhammad (lpbD), para promover los dos objetivos principales de las enseñanzas islámicas; el primero es el de atraer a la humanidad hacia Dios Todopoderoso y el segundo es el de exhortar a la humanidad hacia el cumplimiento de los derechos del prójimo. Creo que estos dos objetivos son la base para el establecimiento de una paz verdadera y duradera en el mundo.
Como musulmanes, somos afortunados de que el Corán nos haya explicado que el objetivo principal de nuestra creación es la adoración a Dios Todopoderoso, preferiblemente en congregación en las mezquitas. Desafortunadamente, y violando completamente estos objetivos pacíficos, algunos grupos o individuos musulmanes han convertido sus mezquitas o madrazas en centros de extremismo, predicando el odio e incitando a los demás a cometer actos terroristas tanto contra los no musulmanes como contra musulmanes pertenecientes a diferentes sectas del islam. No es de sorprender que esto haya provocado un temor generalizado en el mundo occidental y haya creado la impresión de que las mezquitas sean una fuente de conflicto y desorden. Esto ha provocado que algunos grupos políticos y organizaciones en Occidente exijan prohibir las mezquitas, o al menos imponer algunas restricciones para los musulmanes. Por ejemplo, reclaman que se prohíba el hiyab, los minaretes y otros símbolos musulmanes. Desafortunadamente algunos musulmanes han dado a otros la oportunidad de formular acusaciones en contra de las enseñanzas del islam. Un musulmán no está obligado únicamente a ofrecer sus oraciones, sino que también es obligatorio para él cuidar de los huérfanos y alimentar al pobre. De lo contrario nuestras plegarias serán en vano. Esto se menciona claramente en los versículos tres, cuatro y cinco del capítulo 107 del Sagrado Corán.
Basándose en estas enseñanzas, la Comunidad Musulmana Ahmadía, con la Gracia de Dios, está llevando a cabo varios proyectos humanitarios para paliar el dolor y adversidad que sufren las personas desfavorecidas, independientemente de su credo, casta o color. Hemos establecido hospitales, escuelas e institutos que prestan asistencia sanitaria y educación en las zonas más empobrecidas y remotas del mundo. No pretendemos ningún reconocimiento por estas acciones, pues nuestro único deseo es ayudar a estas personas a valerse por sí mismas, para que puedan cumplir sus deseos y aspiraciones y de esta forma puedan vivir con dignidad y libertad. De esta manera, estas personas en vez de sentirse frustradas y propensas hacia el extremismo, crecerán como ciudadanos responsables y fieles a sus naciones. Al mismo tiempo se desarrollarán como personas, ayudarán al progreso de su nación e inspirarán a otros a seguir sus pasos.
De igual manera, una enseñanza fundamental del islam es que los musulmanes deben vivir de forma pacífica con el resto de los miembros de la sociedad y no causarles nunca ningún tipo de daño o sufrimiento. A pesar de esto, muchas personas relacionan el islam con violencia y guerra, aunque nada podría estar más lejos de la realidad. Al margen de lo que proclamen los terroristas, no se pueden justificar bajo ninguna circunstancia ataques o asesinatos indiscriminados. El islam ha establecido la santidad de la vida humana. En el capítulo 5, versículo 33 del Sagrado Corán se dice: “Quien matara a una persona…sería como si hubiese matado a toda la humanidad; mas quien diera la vida a uno sería como si hubiese dado la vida a toda la humanidad”. Se trata de una declaración muy clara y categórica.
La gente pregunta a menudo por qué hubo guerras en los comienzos de la era del islam. De igual manera preguntan por qué se perpetra el terrorismo en nombre del islam. Para responder a esta pregunta, siempre cito dos versículos del capítulo 22 del Sagrado Corán, donde se otorgó permiso por primera vez a los primeros musulmanes para llevar a cabo una guerra defensiva. En el capítulo 22, versículo 40, Al’lah el Todopoderoso dice:
“Se da permiso para combatir a quienes son combatidos, porque han sido perjudicados, y Al’lah tiene en verdad poder para ayudarles”.
En el versículo siguiente, el Corán describe las razones por las que se concedió permiso al Santo Profeta del islam (lpbD) a participar en guerras. El capítulo 22, versículo 41 declara:
“Quienes fueron expulsados injustamente de sus hogares sólo por haber dicho: ‘Nuestro Señor es Al’lah’. Y si Al’lah no hubiera permitido a los hombres defenderse contra la actuación injusta de los demás, ciertamente habrían sido destruidos monasterios e iglesias, sinagogas y mezquitas, en las que se conmemora frecuentemente el nombre de Al’lah. Mas Al’lah ayudará en verdad a quien Le ayude. Al’lah es ciertamente Fuerte, Poderoso”.
¿Qué demuestran estos versículos? Demuestran claramente que no otorgan a los musulmanes licencia para infligir crueldades o derramar sangre ajena, sino que, en su lugar, establecen el deber de los musulmanes de proteger a otras religiones y garantizar el derecho de toda la gente a creer en lo que les plazca, sin ningún tipo de compulsión o coacción. El islam es, pues, la religión que establece los principios universales de libertad de religión, libertad de conciencia y libertad de fe hasta la posteridad.
Por lo tanto, si hoy en día existen ciertos grupos o sectas llamados “musulmanes” que se dedican a matar a la gente, estos sólo pueden ser condenados en los términos más severos. Sus actos barbáricos constituyen una violación flagrante de todo lo que representa el islam. Debe quedar claro que tales personas desconocen la fe que pretenden seguir.
Por ejemplo, el Sr. Sven Mary, un abogado en representación de uno de los terroristas involucrados en los ataques terroristas de Bruselas y París, concedió recientemente una entrevista a un diario francés, en la que describía que su cliente no tenía ningún conocimiento real del islam. En efecto, al preguntársele si había leído alguna vez el Corán, su cliente admitió sin reparos no haberlo hecho, sino que solamente había leído su interpretación online. Además, en un trabajo de investigación publicado por el Instituto Real para las Relaciones Internacionales en marzo de 2016 también se llegó a la conclusión que los terroristas que se identificaban como musulmanes no tenían, o apenas tenían, conocimiento de sus enseñanzas. Respecto al perfil de los jóvenes musulmanes que se han radicalizado y han perpetrado ataques terroristas en Occidente, el informe dice: “Su familiaridad con el pensamiento religioso es sin duda más superficial e insustancial que el de sus predecesores, como lo es su conocimiento sobre política internacional … La injusticia fue a menudo el punto de partida del viaje de sus predecesores hacia el extremismo y el terrorismo. Ahora ésto se ha eclipsado por desavenencias y motivos personales, los motores principales de su viaje”.
Por otra parte, en un ensayo aparecido en el Washington Post, el oficial encargado belga contra el terrorismo, Alan Grignard dijo: “Su rebelión contra la sociedad se manifiesta a través de delitos menores y delincuencia. Muchos forman parte de bandas callejeras. Lo que ha generado el Estado Islámico es una nueva corriente del islam que ha legitimado su planteamiento radical”.
(lpbD) – que la paz y las bendiciones de Dios sean con él.
(lpD) – que la paz sea con él.
(Continuaremos este discurso en la siguiente entrega: “LOS CONFLICTOS MUNDIALES Y LA NECESIDAD DE JUSTICIA (II)”.