España y Marruecos: unidos por el futuro

Nasser Bourita y José Manuel Albares - PHOTO/MINISTERIO ASUNTOS EXTERIORES
Nasser Bourita y José Manuel Albares - PHOTO/MINISTERIO ASUNTOS EXTERIORES
España y Marruecos no solo comparten una frontera de 14 kilómetros. Comparten siglos de historia, vínculos humanos profundos, un tejido económico en constante expansión y un Mediterráneo que nos une más de lo que nos separa
  1. Una nueva narrativa en marcha
  2. Superar el pasado con inteligencia colectiva
  3. Pasar del potencial a la acción
  4. Una alianza necesaria para un siglo compartido

Durante mucho tiempo, los malentendidos han empañado esta realidad. Pero el momento actual abre una nueva etapa. Hoy, más que nunca, España y Marruecos tienen ante sí una oportunidad histórica para construir juntos un relato común, moderno y ambicioso.

Una nueva narrativa en marcha

En 2030, Marruecos, España y Portugal acogerán conjuntamente la Copa del Mundo de fútbol. Un evento que va mucho más allá del deporte: será el símbolo de una alianza entre continentes, culturas y generaciones. La oportunidad de mostrar al mundo que África y Europa pueden trabajar unidas, desde la confianza y el respeto mutuo.

A ello se suma la reactivación de un proyecto visionario: el enlace fijo bajo el estrecho de Gibraltar. Este túnel entre Marruecos y España, que durante décadas parecía utópico, vuelve hoy al centro de la agenda. Más que una infraestructura, representa una visión estratégica: unir físicamente dos continentes para acercar a sus pueblos.

Superar el pasado con inteligencia colectiva

Es cierto que la historia común ha dejado heridas y que a veces resurgen gestos o discursos que generan ruido. La participación reciente de un representante del Frente Polisario en un congreso político español fue, sin duda, un paso en falso. Pero en Marruecos no ha generado alarma. Al contrario, se ha respondido con serenidad, con la convicción de que la solidez de las relaciones bilaterales va mucho más allá de los incidentes puntuales.

Porque hoy, más que nunca, se impone una lógica de construcción a largo plazo, basada no solo en las relaciones entre gobiernos, sino en la complicidad entre sociedades, universidades, partidos, medios de comunicación, empresas y juventudes.

Pasar del potencial a la acción

Para transformar esta etapa en una verdadera historia de éxito compartido, hay que activar mecanismos concretos y eficaces:

  • Un foro permanente de sociedad civil hispano-marroquí, con encuentros anuales entre jóvenes, periodistas, artistas, emprendedores, activistas y académicos.
  • Un programa de juventud Marruecos-España-Portugal, vinculado al Mundial 2030, para crear puentes reales entre las nuevas generaciones del espacio euroafricano.
  • Una red binacional de medios y periodistas, que cuenten historias humanas, proyectos conjuntos y ejemplos de cooperación que no llegan a los grandes titulares.
  • Un ecosistema de “think tanks” y centros de investigación, que trabajen juntos en los desafíos comunes: migración, cambio climático, transición energética, agricultura sostenible, tecnología.
  • Un canal abierto entre partidos políticos responsables, para reforzar la diplomacia parlamentaria y promover visiones compartidas sobre el futuro del Mediterráneo.

Una alianza necesaria para un siglo compartido

España y Marruecos están llamados a ser socios estratégicos del siglo XXI. No por necesidad, sino por convicción. Porque tienen mucho que ofrecerse mutuamente, y aún más que construir juntos.

Ambos enfrentan los mismos retos: gestionar la energía del talento joven, impulsar la transformación digital, proteger el medio ambiente, garantizar la cohesión social. Afrontarlos conjuntamente no es solo deseable, es inteligente.

La Copa del Mundo 2030 y el túnel del Estrecho no son solo proyectos emblemáticos. Son la expresión de una nueva generación de vínculos, donde la proximidad se convierte en complicidad, y la vecindad en visión común.

Porque al final, cuando nos escuchamos de verdad, descubrimos que hay muchas más cosas que nos unen que las que nos separan. Y ahora es el momento de construir sobre esas coincidencias, con esperanza, confianza y ambición.