Tras el atentado en Bruselas que dejó dos muertos, el Gobierno belga convocó una reunión especial. La policía abatió al terrorista de un disparo en el tórax que le costaría la vida, pasadas más de 4 horas desde que Abdesalem Lassoued, el terrorista tunecino, abriese fuego indiscriminadamente al grito de “¡Alahu akbar!” cerca de la plaza Sainctelette de Bruselas, Bélgica, contra dos aficionados suecos.

La nación elevó el nivel de alerta de seguridad en su capital al nivel más alto posible, hay mayor presencia policial, especialmente para ciudadanos e instituciones suecas, y se ha aconsejado al público que sea más cauteloso y evite viajes innecesarios. En contraste, Suecia aumentó su alerta terrorista al segundo nivel más alto en agosto en respuesta a las amenazas de yihadistas enojados por la quema del Corán y otros actos en Suecia contra el texto más venerado del islam.

El terrorista islamista bruselense de ascendencia tunecina que reside en el barrio de Schaerbeek, solicita asilo en Bélgica desde 2019 y actualmente se encontraba allí en situación irregular. Según la prensa belga, ya se le habían imputado delitos relacionados con el terrorismo en Túnez.
El rifle automático descubierto cerca de la víctima del tiroteo era el mismo que se utilizó en el mortal ataque del lunes, según informó la ministra del Interior belga, Annelis Verlinden, a la radio VRT. También mencionó que la persona había sido neutralizada, pero aún no se había identificado oficialmente. El primer ministro belga, Alexander De Croo, empezó expresando su más sentido pésame al pueblo sueco en nombre de Bélgica en una conferencia de prensa esta mañana temprano donde añadió: “Este ataque terrorista sacude los cimientos de nuestras sociedades pacíficas”.
Je suis de tout cœur ce soir avec les familles des deux victimes de l’abject attentat qui a eu lieu à Bruxelles.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) October 16, 2023
Mon soutien absolu aux forces de forces de police belges, pour appréhender rapidement le suspect.
Nous sommes unis contre la terreur.
Apenas cuatro días ha necesitado el Estado Islámico en sembrar el pánico en Europa. Tras la llamada a la Guerra Santa del líder de la rama siria de Hamás, Jaled Meshal, en lo que renombró como “las jornadas de la ira”, la seguridad de los países de la Unión Europea se encuentra en alerta máxima.
“En el nombre de Alá, esto es un mensaje de los soldados del Estado Islámico. El Estado Islámico permanecerá a pesar de vuestras leyes. Vivimos por nuestra religión y morimos por nuestra religión”, fueron las palabras de Abdesalem en el post de Facebook. Tras cometer el homicidio, el terrorista ofreció sus muertes a Alá: “Vivimos por nuestra religión y morimos por nuestra religión”. En sus discursos, aseguraba con mucha violencia, que su objetivo era “vengar a los musulmanes”.

Las víctimas son ciudadanos suecos que estuvieron presentes en el partido Bélgica-Suecia durante la ronda de clasificación para la Eurocopa 2024 el lunes en Bruselas. Más de 35.000 personas fueron detenidas en el estadio Rey Balduino de Bruselas durante dos horas tras el ataque, que obligó a suspender el partido en el descanso.
Desde 2016 se han producido en Bélgica numerosas agresiones a policías y soldados. En noviembre de 2022, un hombre blandiendo un cuchillo atacó a una patrulla policial en el barrio Gare du Nord de Bruselas, matando a un agente e hiriendo gravemente a otro.

Como vaticinó, Jaled Meshal, esta incitación a la “ira” se ha extendido fuera de Israel. Hace unos días conocíamos cómo un ciudadano checheno le cortó el cuello a una profesora de secundaria en Francia mientras gritaba “¡Alahu Akbar!”, además del asesinato de un diplomático de la Embajada de Israel en Pekín, quien fue apuñalado.
Para evitar posibles ataques, se ha aumentado la seguridad en sinagogas, escuelas, guarderías y otros edificios israelíes en ciudades como Madrid y Barcelona. La alerta antiterrorista seguirá en el nivel 4 (en una escala de 5), como viene siendo habitual, según informó el Ministerio del Interior, tras la llamada a la “ira”.