Los ataques de Bartomeu al VAR desvían la atención de su falta de carisma

El Barça, los árbitros y el populismo

REUTERS/ALBERT GEA - El presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu, durante una conferencia de prensa

A Josep María Bartomeu se le acumulan los problemas como presidente del Barcelona, y ahora carga contra el VAR.

#Populismo

La palabra “populismo” se ha colado entre nosotros. Dice la RAE que se usa en términos despectivos y lo define como una “tendencia política que pretender atraerse a las clases populares”. Desde Trump a VOX pasando por Podemos. Todos sus discursos son descalificados como populistas porque, según sus rivales, sirven para decirle al pueblo lo que quiere escuchar sin más solidez argumental. Pues de eso sabe mucho el Barça de los últimos tiempos. 

#GilGaspartBartomeu

La comparecencia de Josep María Bartomeu tras el Villareal-Barcelona fue como las de Gil, Mendoza o Gaspart de hace décadas. Salidas de tono al acabar el partido al micrófono que pillasen delante para agitar a las masas y señalar al culpable. Ahora todo eso se hace igual, pero con protocolos. El domingo todos esperábamos a Guillermo Amor al acabar el partido. Amor es el eterno inexperto portavoz del Barça que, por sincero, ya ha hablado más de lo que a los intereses de su club le convenía. Por ejemplo, en el caso Griezmann y las reuniones de la directiva con el jugador mientras pertenecía al Atlético de Madrid. 

El delantero argentino del Barcelona Lionel Messi (Der) ríe mientras el árbitro español Antonio Miguel Mateu Lahoz (Cen) muestra una tarjeta amarilla al delantero brasileño del Real Madrid Vinicius Junior durante el partido de fútbol de la Liga española entre el Real Madrid y el Barcelona en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, el 1 de marzo de 2020
#Mediocracia

Pero las máquinas se pararon cuando fue Bartomeu el que se puso delante del micrófono para ganar puntos ante la plantilla. Ante Messi. Entre la falta de liderazgo de Setién y su propia falta de carisma, el que lleva la batuta con la prensa es el avezado Piqué que lo mismo llama “cono-cido” a Arbeloa que se olvida repentinamente de un feo gesto sobre el VAR que había hecho minutos antes. Bartomeu interpretó el papel para Oscar. Se puso en el papel de directivo cabreado porque los árbitros favorecen a su rival. Pataleó y lloró porque el VAR participa más en el juego del Real Madrid que en el de su equipo. Y se fue a casa con la cabeza alta. Orgulloso de pertenecer a la mediocracia. De ser un presidente del montón que no entiende de fútbol, pero sabe que su mandato se acaba y la temporada hay que salvarla como sea. 

#SimeONE

La cordura la puso Simeone un día después. Atrás quedaron sus predicciones sobre lo “peligrosamente preparada” que estaba la Liga para el Real Madrid. Ahora habla como entrenador, como uno de los mejores del mundo. Le dice a Bartomeu que si el Real Madrid le da más trabajo al VAR es porque han vuelto del confinamiento con un fútbol que les permite pisar más el área. Por estadística, si pasas más minutos en el campo de tu rival, todo lo que pase te va a beneficiar. 

El centrocampista alemán del Real Madrid Toni Kroos (Izq) compite con el centrocampista brasileño del Barcelona Arthur durante el partido de fútbol de la Liga española entre el Real Madrid y el Barcelona en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, el 1 de marzo de 2020
#RealVAR

El Real Madrid ya tuvo su momento VAR. Fue en la “antigua normalidad” cuando Butragueño decía que el videoarbitraje era “desconcertante”. Siempre con su media sonrisa, siempre con ese perfil bajo de un tipo al que le molesta hablar de los árbitros tanto como cuando era jugador. También Ramos dejó caer una velada crítica al VAR tras el Clásico que arregló diciendo “ya nos tocará a nosotros que hagamos un penalti y no se revise”. Pero en esas no entra nunca Florentino Pérez. La prensa elegida nos contará si llama a Rubiales o si se queja a Tebas, pero nunca aparecerá ante los medios para suspirar por lo que pudo haber sido. El Real Madrid maneja mejor ese entorno y deja que sean otros los que hablen por ellos del arbitraje. Así han decidido interpretar un papel del que no están muy convencidos pero que se ven obligados a hacer.

El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez
#SinÉtica

Ahora toca esperar que el desaparecido comité de ética de la RFEF sancione a Bartomeu. Un comité borrado del mapa por Rubiales por querer empapelar a Busquets hace meses por dudar de la labor arbitral. Rubiales, el Barça y el Real Madrid van de la mano y el presidente de la Federación sabe cuidar de los suyos. Si no, ya saben, aplica el revisionismo populista y quita cualquier referencia que diga que Javier Lozano era el seleccionar español cuando se ganaron dos mundiales de fútbol sala o esfuma de los videos de homenaje a la selección española al mismísimo Iker Casillas. 

#ÁrbitroValiente

A los árbitros no les intimida nada de esto. Viven atragantados de VAR. No saben utilizar la herramienta y tiran del manual del corporativismo para no dejar en ridículo a sus compañeros. Aplican el video cuando no deben y no consultan cuando es evidente que han errado. El nivel de los trencillas no es muy alto. Están bien formados, conocen el reglamento (los detalles que el resto ni intuimos), se posicionan bien y hasta son demasiado condescendientes con los tramposos que intentan engañarles.

Una revisión del VAR por el árbitro

Pero su papel siempre será sombrío. Sobre ellos pesará la sombra de Real Madrid y del Barcelona, de las manos negras o los “villaratos”. La cultura arbitral en España es pésima. Insultos, faltas de respeto y descalificaciones en las gradas, en la prensa y en los equipos son un mal caldo de cultivo. Bartomeu ha cruzado ese límite que nadie cree que se puede traspasar. Ahora ya hay una nueva linde. La que sea. Siempre pueden hacer mejor el melodrama de quejarse de los árbitros para tapar sus penurias. El dedo y la luna. El populismo y la autocrítica. 

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