España despliega el mejor fútbol de Europa y se cita en cuartos con Alemania
Italia ya está en casa. Croacia no ha llegado a octavos y Albania fue una de las peores selecciones de la Eurocopa. Si a eso sumamos que a Georgia le metimos siete goles en la fase de grupos y que ha llegado a la Eurocopa tras una tanda de penaltis ante Grecia, podemos decir que España aún no ha tenido un rival de talla en el torneo.
A este argumento hay que discutirle el fútbol que hace la selección de Luis de la Fuente. Es extraño que ningún equipo se haya fijado antes en este entrenador y que haya llegado a seleccionador nacional porque la RFEF es un circo mundial donde se toman decisiones en una ruleta rusa.
Después de que España ganara a todos esos rivales hay que pararse a valorar a qué juega la Roja y, solo entonces, llegaremos a la conclusión de que hay un toque de autor propio de equipos que acaban dejando huella... si ganan, porque si Alemania gana a España no nos acordaremos de nada.
De la Fuente tenía presupuestado cada movimiento de los georgianos. Sabía que se iban a encerrar y que Mikautadze y Kvaratskhelia eran más veloces que toda la zaga española. También sabía que España iba a dominar todo el partido y que delante iban a tener a un equipo cerrado en el empate y más cerrado aún en la victoria.
Y llegó el gol. Pero fue de Georgia y lo marcó Le Normand en propia puerta tras un contragolpe que lideraron estos dos jugadores a los que conoce toda Europa y, aun así, el centro del campo de España fue incapaz de parar con una falta. Ese gol podía haber hecho saltar todo por los aires, desesperar a España, comenzar las guerras individuales y acabar desesperados contra el muro georgiano que, por cierto, doblaban a los españoles en las gradas de Colonia.
Entonces España siguió jugando a lo mismo. Por fuera y por dentro. Balones a Williams y a Yamal o jugadas trenzadas entre Pedri, Rodri y Fabián. A la selección española le da lo mismo lo que haga el rival porque tienen la capacidad de atacarle por las bandas con centros, de pisar el área con sangre fría o de pegarla desde fuera y batir, por fin, a Mamardashvili, con un gol de Rodri que minutos antes les pedía a sus compañeros que usaran la cabeza y pusieran en práctica lo ensayado durante la semana.
Fabián, Williams y Dani Olmo fueron llevando a España a los cuartos de final. Georgia se derretía y los 10 millones que les había prometido el expresidente Bidzina Ivanichvili se quedaban en la cuenta corriente del oligarca. Su fútbol no era suficiente ante el despliegue de España y tuvieron que claudicar porque enfrente tenían a un equipo descarado que había puesto el piloto automático del buen juego con una circulación de balón rápida y directa.
Ahora llega Alemania. La final adelantada. El último partido de Kroos o el último de la Roja que podría despedirse de la Eurocopa con el mal sabor de boca de no haber ganado a un equipo potente. De momento, solo sabemos que el profesor De la Fuente preparará al equipo según el rival y no según su idea de fútbol. España se adaptará a los escenarios que pueda provocar Alemania y sabrá sufrir o sabrá dominar en función del resultado. Una semana y cinco entrenamientos para pasar a semifinales.
El centro del campo de España es el talón de Aquiles de este equipo. Rodri no puede barrer solo todo ese espacio y a su lado no tiene otros Rodri porque Pedri o Fabián no le cubren la espalda. Es lo que tiene jugar con alegría al fútbol. Atacar y que te pillen desprevenido atrás. Al menos, Cucurella, Carvajal, Laporte y Le Normand han demostrado de sobra sus capacidades y falta por ver si ante Havertz, Gündogan, Musiala o Sané el nivel es el mismo. España crece y es favorita, pero tiene que demostrar que ese fútbol sirve para algo contra los anfitriones.
