El factor de la afición es muy importante para animar al jugador o presionar al árbitro

El fútbol y el vacío de las gradas

photo_camera REUTERS/VINCENT WEST - Vista general de los asientos vacíos con cubiertas y el entrenador del Real Madrid, Zinedine Zidane. el 20 de septiembre de 2020

Antonio Núñez vive retirado del fútbol en Huelva. En su camino por el deporte profesional jugó en la élite. Estadios como el Santiago Bernabéu cuando vestía de blanco o el de Anfield cuando fue campeón de Europa con el Liverpool. 

“Te aporta más tu propio público que lo que te resta el rival. Yo personalmente no he acusado tanto al publico rival hostil como que el tuyo esté más de tu parte o menos. Es la verdadera fuerza” comenta cuando tiene que explicar en qué consiste para el futbolista que haya público en los estadios. 

Fútbol con eco

Volvió el fútbol en junio. Las gradas estaban vacías para los jugadores. La magia de la televisión emborronó las gradas y puso ambiente a los partidos para los que estaban en casa. Pero eso no lo vivían los jugadores que afrontaban sus partidos con el eco de fondo de sus entrenadores y sus compañeros. 

Djokovic ha dejado una imagen para la historia. Su bolazo a una juez de línea en el US Open le costó la expulsión del prestigioso torneo, una multa y la gran pregunta de por qué ha hecho algo así. Analizando la acción se puede llegar a la conclusión de que el golpe fue involuntario. Se ve en el gesto, la reacción y la disculpa. Parecen sinceras. Aunque el serbio estaba perdiendo la concentración por momentos. Su rival, el español Pablo Carreño, tenía bien trabajado el partido y logró hacer buenos puntos y exigir al número uno del mundo. Djokovic ya había lanzado una bola a la valla previamente y sus miradas a la grada donde estaba su entrenador eran constantes porque su tenis no era bueno. ¿Lo hubiera hecho con público?

Gradas vacias en el partido entre el Valencia y el Levante , el  13 de septiembre de 2020
La importancia del público

El fútbol que hemos visto en los últimos meses no ha tenido aficionados en las gradas. Tampoco se ha hablado del aliento del público animando a su equipo ni llevándolo en volandas a ganar sus partidos. Parece que los futbolistas han competido como siempre y solo se vivían situaciones extrañas para celebrar un gol cuando miraban a una grada vacía. Ascensos, descensos, goleadas, finales europeas… todo ha transcurrido en el más absoluto de los vacíos. Y el futbolista no se ha resentido. ¿O sí? 

Muchos decían antes de que volviera el fútbol sin público que la grada les obligaba a mantener la concentración. Miles de ojos puestos en una jugada no daban lugar a errores ni a estar pensando en otra cosa. Todo parece que ha transcurrido en la más absoluta (nueva) normalidad. Los profesionales no habían levantado la voz, pero el público tiene más importancia de la que pensamos. 

Sin apoyo

Francisco Solano Romero es director del posgrado en Psicología del Deporte de la Universidad Abat Oliba CEU. “En el caso del jugador, no tendrá presión, pero tampoco apoyo”, concluye desde el prisma más científico cuando habla del vacío de las gradas. Unas palabras que avala Núñez al recordar cómo era jugar con y sin público, “afecta al estado de ánimo del jugador. Yo no he competido en la pandemia, pero he jugado en estadios vacíos y, más que concentrarte, lo que notas es el estado anímico, el impulso de tu público… cuando no lo tienes te sientes más en un entrenamiento que compitiendo”. 

La presión del público. Los infiernos en que convierte la afición algunos estadios. Eso ha desaparecido y tardará tiempo en volver. El doctor Solano apunta que "el principal cambio es que no se producirá ese proceso constante de comunicación entre la afición y jugador. Era una presión ambiental que en el deporte condicionaba lo que ocurría en el campo y que influía sobre los jugadores, entrenadores, árbitros". 

Partido de fútbol de la Liga española entre la Real Sociedad y el Real Madrid en el estadio Anoeta de San Sebastián, España, el domingo 20 de septiembre de 2020

Ese público que ya no está formaba parte del juego. No entrenaba con el equipo, pero en determinadas ocasiones recibía las consignas oportunas de sus ídolos durante la semana. Recibimientos multitudinarios horas antes del partido, pitidos al rival, presión al árbitro… todo lo que una afición puede dar. Antonio Núñez debutó con el Real Madrid en el Santiago Bernabéu en septiembre de 2003 ante casi 65.000 espectadores. Goleada 7-2 al Valladolid. Queiroz le sustituyó por Figo en el minuto 64. “Ahí noté que el público formaba parte del juego. Es verdad que había partidos con público, por ejemplo, con el Castilla, pero nada comparable. Cuando te ves en un Bernabéu con tantísima gente empiezas a notar que hay otro factor nuevo que influye a la hora de jugar”.  

Factores positivos 

Pero también hay factores positivos para el jugador. Francisco Solano asegura que “mejora la gestión de la comunicación interna del equipo. Habrá más cohesión y mejores relaciones internas entre los componentes del equipo". Para Núñez es una cuestión de decibelios “en el campo oyes el cántico organizado y las protestas en general. Yo jugaba en banda y pasaba mucho tiempo pegado a la grada. Escuchaba a la gente más cercana lo que te decía. Los insultos del rival, a tu propio publico animarte… pero la mayor parte del tiempo oyes algo general”.

Partido Sevilla vs Betis en el Ramón Sanchez Pizjuan el 11 de junio de 2020
El VAR, los árbitros y el público

El VAR no ha acallado la protesta arbitral. Quejarse de la actuación de los trencillas es deporte nacional en España. Da igual que la tecnología haya llegado en su auxilio porque también es motivo de queja. Pero esas gradas sin espectadores enfervorecidos señalando una y otra vez a los colegiados, incapaces de ver el error en los suyos… ya no están. “La ausencia del público supondrá la eliminación de esa presión habitual sobre el árbitro y será el más beneficiado”, aclara el doctor Solano. 

Los hábitos previos y posteriores a jugar un partido en tiempos de COVID-19 empiezan a suponer un problema. Los entrenadores de la vieja escuela ya han levantado la voz.  En esta nueva temporada los protocolos de LaLiga son aún más estrictos y eso deja imágenes como la charla del entrenador de Osasuna a sus jugadores en el césped del Carranza, los vestuarios improvisados en la grada de Zorrilla o ver a los deportistas llegar cambiados al estadio y salir sin ducharse. Esas reglas pasarán factura tarde o temprano porque los futbolistas son extremadamente diligentes con sus tratamientos tras los partidos. Esperar a llegar a hotel para ducharse o recibir un masaje altera su recuperación. 

“Desde la Liga ya no solo te dicen qué tienes que hacer, sino cómo tienes que hacerlo: viajes, concentraciones, alimentación, traslados a los campos…”, denunció públicamente Sergio Sánchez, entrenador del Valladolid. Añade que “no han tenido ese detalle de conversar con nosotros, que somos protagonistas de este deporte, para establecer situaciones o ver qué propuestas de este protocolo son acertadas o no”.

Hay que recordar que jugadores y cuerpo técnico de ambos equipos están libres de coronavirus según los test previos pero la imagen es importante para LaLiga y para el deporte en general. Que una persona de seguridad le diga a Cristiano Ronaldo que debe ponerse la mascarilla en la grada da cuenta del nivel de sensibilidad que hay en el deporte rey. 

Deporte en tiempos de coronavirus. Nuevos hábitos que llegan para quedarse y otros que deben ser desterrados en cuanto el virus nos abandone. El deporte ha cambiado. Competir para que el espectáculo llegue al público en sus casas es lo único que importa. Pero el factor de la afición sigue siendo importante. 

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