El Real Madrid goleó al equipo egipcio en un partido de trámite que permitió estrenarse al canterano Arribas como goleador

Goleada blanca al Al-Ahly para buscar el trono mundial

Hay quien no sabía ni la hora ni el torneo que jugaba el Real Madrid en Rabat. Incluso pocos esperaban que fuera Telecinco la cadena que emitiera el partido en España. Es la trituradora del fútbol que vuelve locos a los aficionados y que les ha obsequiado con un Mundial de Clubes sin esperarlo.

A las 20:00 hora española, el Real Madrid y el Al-Ahly se daban cita en un abarrotado estadio de Moulay Abdallah ante más de 40.000 espectadores que vestían de blanco en su mayoría. El club madrileño tiene una gran comunidad de seguidores en Marruecos que no podían faltar a esta cita en la que desplegaron un enorme mosaico de apoyo a su equipo. 

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El encuentro era peligroso para el equipo blanco que acude a estas citas por imposición de ser el campeón de Europa, pero con un calendario infernal. El precio de ser el mejor es dar el máximo en estos partidos que la FIFA organiza a mayor gloria de sus patrocinadores y dejando por el camino al campeón de Asia, por culpa de la pandemia. 

Sin Benzema, Courtois y Militao, Ancelotti no tuvo problema en dar la batuta a Tchouameni y poner de nuevo a Camavinga en el lateral izquierdo. Junto a Nacho, Alaba o Rodrygo, el Real Madrid ha conseguido que nadie sea capaz de recordar su alineación de memoria a cambio de tener a quince jugadores siempre disponibles y a un altísimo nivel. 

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El Al-Ahly tenía escrito el guion, a falta de calidad, necesitaba orden en sus filas y un poco de suerte para pisar el área y crear peligro. Así transcurrió el partido hasta que un error clamoroso de Hany en la salida del balón lo aprovechó Vinicius para marcar el primero por encima del portero, con calidad. 

Ni insultos ni patadas al jugador brasileño en Rabat. España vive desquiciada en una espiral de racismo y violencia contra el chaval que se retroalimenta cada semana. Fuera, su comportamiento y el de los rivales es normal. 

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Tras el descanso, Valverde puso el 2-0 con un buen amague en la frontal del área que dejó sentados al portero y a la defensa. El uruguayo necesitaba el gol para coger moral después de volver con un evidente bajón físico tras el Mundial. 

En el 65, Maaloul marcó de penalti y Lunin tuvo que hacer una buena parada para evitar el empate. El Real Madrid se desconectó porque el rival no enganchaba y casi le cuesta el empate. Modric falló un penalti, pero Rodrygo anotó un gol de videojuego en colaboración con Ceballos, que sigue pidiendo paso en el once. 

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El cuarto lo anotó Sergio Arribas, un canterano que quiere ser mayor entre los mejores del mundo. Apenas 30 segundos en el campo para cruzar el balón con calidad y celebrar el pase a la gran final. 

Ancelotti no tuvo bajas. El partido fue un trámite peligroso. Queda la gran final ante un equipo saudí, el Al-Hilal que busca en ese partido que los focos del mundo sigan mirando a Arabia Saudí. Primero fue la victoria ante Argentina, luego Cristiano Ronaldo, la oferta a Modric, Benzema y Ramos y ahora la gran final ante el Real Madrid para que el Mundial de 2030 sea suyo. 

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