El Campo de Golf de Riyadh, situado a menos de 20 minutos de la capital de Arabia Saudí, Riad, y a las puertas del Desierto de Arabia, quizá uno de los lugares más inhóspitos del planeta, se inauguró en 1990 siendo una novedad el conseguir que algo verde creciera en estas tierras. Hasta ese momento, el país, casi tan grande como el continente europeo, contaba con una decena de campos de tierra que los británicos habían creado para poder seguir con su pasión: el golf.
Con la irrupción en el golf de la empresa Aramco (Arabian American Oil Company) y posteriormente la Liga LIV Golf, patrocinada por el PIF (Public Investment Fundation) bajo el control de la Corona, el príncipe Mohamed bin Salman al-Saud y del gobernador Yasir al-Rumayyan, comenzó una revalorización de los campos de golf en el Reino.
Javier Farrán fue uno de los elegidos por la Federación de Golf Saudí para mejorar el campo de Riad y para los próximos grandes proyectos que se avecinan.
“Este tipo de proyectos requiere mucha agua, mucho trabajo y tener detrás un gran equipo. Mi trabajo consiste en mantener los campos de golf que hay en la actualidad y colaborar con los nuevos proyectos que están por llegar. Aquí la industria del golf está empezando a despuntar, va muy deprisa y en la dirección correcta, Y ese es básicamente nuestro trabajo”, explica Javier
Y es que no todo es invertir dinero a lo loco, que les sobra, a tenor de lo que relatan los que asisten precisamente estos días en Arabia al primer campeonato femenino internacional, con varias jugadoras españolas en liza, sino más bien aprovecharlo para efectuar megainversiones que en otros puntos del planeta serían impensables. Proyectos tales como crear una ciudad inteligente en mitad del desierto, cuyo aprovechamiento de las aguas residuales irá a parar precisamente a regar los campos de golf.
“En España, y sobre todo en Andalucía -resalta Ferrán-, fuimos pioneros en usar las aguas regeneradas que se desperdiciaban e iban directas a ensuciar los mares, y aprovecharlas y reciclarlas para el riego de los campos de golf. Gracias a eso, la industria del turismo de golf en España ha crecido tanto. Ese ejemplo y esa tecnología, ahora aumentada y mejorada, se va a crear aquí”, indica Javier.
El riego por goteo, en el que la agricultura almeriense se basó para convertirse la huerta de Europa; la regeneración de las aguas de desecho; hierbas transgénicas que exijan poco riego son los instrumentos con los que este pionero español quiere convertir al desierto saudí en un gigantesco oasis y un inédito paraíso para los golfistas.