Brasil y Marruecos llegaban al partido de cuartos de final del Mundial de Lituania 2020 con diferentes objetivos. Los pentacampeones tienen la presión de volver a levantar una Copa del Mundo después de la decepción de Colombia 2016. Marruecos ya había mejorado todos los registros en un mundial antes de ese partido. Solo tenían que disfrutar de su juego, del premio de un torneo internacional y de seguir creciendo como selección. Antes de eso sumaban seis derrotas en dos mundiales y un nefasto recuerdo de Tailandia 2012 cuando el equipo sufrió un grave accidente de tráfico días antes y estuvieron a punto de abandonar el torneo.
El fútbol sala brasileño y español ya no reinan. La última campeona del mundo fue Argentina y Brasil no lo está pasando bien en Lituania 2020. En la fase de grupos goleó y ganó todos los encuentros, pero en el cruce de octavos Japón le puso contra las cuerdas, aunque acabó ganando 4-2. El fútbol sala de la campeona de África también descentró a los brasileños que sufrieron para ganar y clasificarse para semifinales donde se enfrentarán a Argentina.
El seleccionador marroquí es Hicham Dguig. Llegó al cargo para ese Mundial de 2012. En el accidente de tráfico pudo haberse quedado en una silla de ruedas por una lesión en la médula. Los Leones del Atlas participaron y perdieron los tres partidos. En Colombia 2016 tampoco ganaron. Jugaron aquel mundial sin amistosos previos. El plan de Hicham Dguig seguía en marcha. La llegada de Fouzi Lekjaa a la Presidencia de la Federación de Fútbol de Marruecos le otorgó un rango especial al fútbol sala con una importante inversión. El secreto de la transformación de Marruecos lo cuenta el propio Hicham en una entrevista a la web de FIFA, “desarrollé un plan de trabajo entre 2015 y 2019 que nos sirvió para ganar el título de la Copa Africana de Futsal en 2016. A continuación, me encargué de la formación de entrenadores en la Real Federación Marroquí de Fútbol como experto de la FIFA y responsable de la formación en África, una actividad que me ayuda a ver las cosas con mayor claridad ya sea en la gestión o en los apartados técnicos o físicos".
De los 16 convocados para el Mundial de Lituania solo cinco jugaban en Europa. El Mesrar y Bakkali en el ACCS Futsal, el campeón francés. Y tres en España: Anass, en Ribera Navarra; Khalid en Santa Coloma; y Hamza en Levante. El resto participan en la liga de fútbol sala marroquí y el nivel es inferior. Todo eso lo equilibra el técnico con entrenamientos mensuales y un contacto estrecho con sus jugadores para que se sientan parte de su selección.
Marruecos tuvo un disparo al palo en la primera parte ante Brasil. Plantearon un partido de ida y vuelta y condenaron el orden táctico para intentar sorprender a la selección canarinha. El gol de Rodrigo llegó en una falta lejana. Reda Khiyari pudo hacer mucho más en un balón que le pasó por debajo del cuerpo. Hicham Dguig confió en el juego que lleva trabajando años con su equipo y no sacó el portero jugador hasta los últimos dos minutos de partido, pero Marruecos ya no encontró los movimientos necesarios para lograr el empate.
Marruecos se marchó orgullosa de Lituania. Su fútbol sala estuvo a la altura del panorama mundial y se llevan la experiencia de dos empates, ante Portugal y Tailandia, y la goleada 6-0 a Islas Salomón. En octavos ganaron a Venezuela 3-2 y certificaron su nivel para participar en un Mundial. El trabajo y la formación dentro de su Federación es la clave de su mejora. La cantera trabaja en nuevos jugadores y todos miran a Hamza. El jugador de Palma ha entrado en la élite del fútbol sala mundial y esta comprometido con el crecimiento de Marruecos.
El momento histórico de los Leones del Atlas no acaba en Lituania. Tienen que seguir reinando en África y potenciando el trabajo de los más jóvenes.