Milei agita el fútbol argentino y provoca las dudas de Scaloni
Muchos dan por seguro que el último partido de Scaloni al frente de Argentina fue el del maracanazo ante Brasil del pasado 22 de noviembre. El propio seleccionador removió los cimientos albicelestes cuando comentó que: “Tengo muchas cosas qué pensar en este tiempo. Estos jugadores nos dieron un montón. Necesito pensar mucho qué quiero hacer. No es un adiós ni otra cosa. Argentina necesita un entrenador con las energías necesarias y que esté bien. Hablaré con los jugadores y los dirigentes”.
Todo eso fue una bomba que llegó a silenciar la victoria ante Brasil y hasta los incidentes previos de ese partido con aficiones enfrentadas y Messi retirando a sus compañeros para evitar jugar el partido. Scaloni se planta y detrás de todo se coloca bien posicionada la sombre de Javier Milei, el flamante nuevo presidente de Argentina que lleva al país sudamericano a surcar aguas políticas inexploradas.
El dinero es el principal impulso del seleccionador para no renovar su contrato. Al margen del amor a los colores que tienen todos los argentinos por su bandera, dar el salto a Europa y aprovechar la estrella mundial para firmar un buen contrato es algo que nunca le podrá ofrecer Claudio Tapia, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino.
A eso se une que el propio Tapia se posicionó del lado del candidato perdedor, Sergio Massa, algo que enfadó a Scaloni y a los jugadores que siempre se han querido mantener al margen de la política. Ni cuando ganaron el Mundial de Qatar acudieron a la Casa Rosada a compartir el triunfo con las autoridades por la escasa confianza que tiene el pueblo en ellos y, de paso, evitar que se les asocie con un signo político.
Pero el triunfo de Milei trastocó los planes deportivos de Argentina. Una respuesta en un programa de televisión incluso antes de que Argentina levantara la Copa del Mundo encendió todas las alarmas una vez proclamado presidente. Milei aseguraba sobre el fútbol que: “A mí me gusta el modelo inglés, las sociedades anónimas, clubes que cotizan en Bolsa. Boca podría ser comprado por capitales árabes o River por capitales franceses. ¿Qué carajo te importa de quién es el club si le ganás 5 a 0 a River y sos campeón del mundo? ¿O preferís seguir en esta miseria, en este fútbol de peor calidad? ¿Cómo nos va cada vez que salimos de Argentina?”.
Llegados a este punto, el máximo responsable de Argentina prefiere bajarse del barco del incierto futuro de su país y poner rumbo a otros destinos en Europa, probablemente y dejar que Tapia lidie con las ideas deportivas de Milei. Los jugadores van y vienen de la selección y el peso de Messi podría diluirse de cara al próximo Mundial en 2026 lo que dejaría huérfana de liderazgo a la actual campeona del Mundo.
Milei ha llegado con ideas revolucionarias que deberá poner en práctica, pero que una de ellas sea cambiar el modelo del fútbol argentino puede costarle caro debido al arraigo fuera de lo normal que hay por este deporte en la cuna de Maradona.
