Arabia Saudí necesita a Estados Unidos para desarrollar su energía nuclear como alternativa a los combustibles fósiles
La energía nuclear es la mejor alternativa para la generación de energía libre de carbono, pero Arabia Saudí necesita un socio para desarrollar su programa nuclear, y apunta hacia Estados Unidos

Los ambiciosos planes emprendidos por Arabia Saudí con su Visión 2030 persiguen reducir la dependencia de la economía de este reino respecto al petróleo y los combustibles fósiles, apostando por las energías renovables como alternativa.
- Elevado consumo de combustibles fósiles
- La energía nuclear, la mejor alternativa
- Un socio nuclear para Arabia Saudí
- Diferencias con la OIEA
- Acuerdo con Estados Unidos
El objetivo es lograr, para el año 2060, llegar a las cero emisiones netas de gases de efecto invernadero, como se recoge en la llamada Iniciativa Verde Saudí.
Elevado consumo de combustibles fósiles
Sobre el papel, el proyecto es irreprochable: apostar por las energías renovables, en un país que cuenta con un elevado número de horas de sol al año. Sin embargo, las cuentas no salen.
El consumo de combustibles fósiles per cápita sigue siendo alto en Arabia Saudí. Aunque es el más bajo en comparación con el resto de los países del Golfo (86.793 kWh, frente a los más de 225.000 de Qatar), es muy superior al de Alemania, por ejemplo (28.554 kWh).
No parece que esta dependencia se pueda reducir a corto plazo, y menos si se confía exclusivamente en las fuentes de energía renovables.
La experiencia de países vecinos como los Emiratos Árabes Unidos, le ha demostrado a Arabia Saudí que, pese a que la región del Golfo es de las más soleadas del mundo, la energía solar no es suficiente para reemplazar completamente a los combustibles fósiles.
La energía nuclear, la mejor alternativa
Según un estudio de la Agencia Internacional de la Energía y la OCDE, la nuclear es la tecnología disponible de bajas emisiones de carbono con los costes previstos más bajos para 2025.
El estudio apunta que la única tecnología comparable en cuanto a costes serían los grandes embalses hidroeléctricos, que dependen en gran medida de las fuentes naturales de agua de los países. Una opción que, en el caso de los países del Golfo, está descartada.

En los Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, ya advirtieron esta necesidad y apostaron por la energía nuclear hace unos años, logrando que, desde 2019, esta fuente proporcione la mayor parte de la energía primaria que se consume en el país.
Un socio nuclear para Arabia Saudí
El reino ya se está moviendo en este sentido: en 2022, Arabia Saudí invitó a empresas de países como Rusia, China y Corea del Sur a que presentaran ofertas técnicas para la construcción de dos reactores nucleares de 1,4 GW en Khor Al-Duwayhin, una zona situada en la costa este del país, cercana a las fronteras de Arabia con Qatar y con los Emiratos Árabes Unidos.
El pasado mes de julio, las autoridades saudíes informaron que la Corporación Nacional de Energía Nuclear de China, Électricité de France, la Corporación de Energía Eléctrica de Corea (KEPCO) y la rusa Rosatom habían sido los ofertantes aprobados.

Sin embargo, Estados Unidos tiene interés en convertirse en el socio nuclear de Arabia Saudí, por motivos estratégicos: la seguridad del reino saudí podría estar amenazada por grupos terroristas respaldados por Irán, que podrían atentar contra las instalaciones nucleares del país.
Y Arabia Saudí también es partidaria de contar con Estados Unidos como socio. De hecho, el ministro saudí de Asuntos Exteriores, el príncipe Faisal bin Farhan, señaló en junio de 2023 que el reino “prefiere firmemente que Estados Unidos sea uno de los postores” de su programa.
En 2008, Estados Unidos y Arabia Saudí firmaron un memorando de entendimiento en el que se recogía la intención, por ambas partes, de cooperar en actividades nucleares en los campos de la medicina, la industria y la producción de electricidad.
Durante la presidencia de Barack Obama y de Donald Trump, Estados Unidos y Arabia Saudí negociaron un acuerdo bilateral para la energía nuclear civil, que no se llegó a alcanzar.
Diferencias con la OIEA
El escollo que ha impedido el acuerdo nuclear entre Arabia Saudí y Estados Unidos tiene que ver con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Arabia Saudí suscribió el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares, lo que le obliga a aceptar las salvaguardias de la OIEA en todas sus instalaciones nucleares.

El Gobierno saudí aún no ha suscrito un protocolo adicional de salvaguardias integrales, que mejoraría la capacidad de la OIEA para investigar todas las instalaciones y actividades nucleares no declaradas, aunque el pasado mes de julio solicitó a la OIEA la implementación plena del Acuerdo de Salvaguardias Integrales.
Sin la implementación de ese protocolo, Estados Unidos no va a dar el paso de convertirse en el socio de Arabia Saudí para el desarrollo de su energía nuclear.
Acuerdo con Estados Unidos
Con esa solicitud de por medio, el acuerdo con los Estados Unidos puede ser cuestión de tiempo. Incluso ambos países podrían estar trabajando conjuntamente en un proyecto de enriquecimiento de uranio en territorio saudí, dirigido por Estados Unidos, desde septiembre de 2023, según ha publicado la prensa.

En cualquier caso, la futura cooperación nuclear entre Estados Unidos y Arabia Saudí va a requerir la aprobación por parte del Departamento de Energía y del Congreso de los Estados Unidos,
Según la sección 123 de la Ley de Energía Atómica estadounidense de 1954, los acuerdos nucleares con gobiernos extranjeros están sujetos a una serie de condiciones muy restrictivas, que incluyen un informe por escrito del presidente de los Estados Unidos, en el que certifique que “el acuerdo propuesto mejorará y no representará un riesgo para la defensa y la seguridad comunes”.

Además, es necesario que el Congreso revise el acuerdo durante dos periodos que sumen un total de 90 días de sesiones continuas.
En ambos casos, habrá que esperar a las elecciones presidenciales estadounidenses para ver si la responsabilidad de implementar estos acuerdos recae en Donald Trump o en Kamala Harris.