El coronavirus paraliza la actividad empresarial marroquí

“La situación es muy mala para empresas como la mía, que se han quedado casi sin clientes de la noche a la mañana. Y una calamidad para la economía de Marruecos”, explica por teléfono a Atalayar Khalid Mouktafi, propietario de una pequeña sociedad –como la inmensa mayoría de las empresas marroquíes- dedicada al alquiler de coches en Rabat. Y es que, como en el caso de la de Mouktafi, el 57% de las empresas marroquíes ha detenido su actividad como consecuencia de la crisis de la COVID-19. Es el dato más destacados del informe elaborado por el Alto Comisariado del Plan (HCP por sus siglas francesas), organismo estadístico oficial de Marruecos, cuyo contenido se ha conocido este miércoles. Una cifra que resume las consecuencias del estado de emergencia sanitaria –que deberá terminar el 20 de mayo- decretado como consecuencia de la epidemia vírica.
De acuerdo con los cálculos de la entidad pública, en torno a 142.000 empresas han suspendido temporal o definitivamente sus actividades (aunque 135.000 en el primer caso y 6.300 en el segundo). Si se tiene en cuenta además que una parte importante de la economía marroquí se desarrolla en el sector informal –en torno al 20% según estimaciones anteriores de los propios organismos estadísticos marroquíes- y, por tanto, queda fuera del estudio, la fotografía del momento actual no puede sino describirse como desoladora.
Con arreglo a su escala son las muy pequeñas y pequeñas y medianas empresas las que salen peor paradas –utilizando la terminología local-: según el trabajo del HCP –realizado a partir de encuestas a empresas llevadas a cabo entre los días 1 y 3 de abril pasados- el 72% de sociedades que han tenido que suspender su actividad son de muy pequeño tamaño, mientras que entre las consideradas pequeñas y medianas el porcentaje desciende al 26%. Solo el 2% de las firmas que se han visto obligadas a dejar de operar son de gran tamaño. Hay que recordar que el conjunto de las muy pequeñas y pequeñas y medianas empresas supone el 95% del tejido empresarial de nuestros vecinos del sur. Según el citado organismo estatal estadístico, el PIB debería reducirse un 3,8% en el segundo trimestre del año respecto al primero.
“La situación económica es bastante delicada, estamos teniendo muchos problemas para cubrir nuestros gastos. Todo lo que ha puesto en marcha el Gobierno sigue siendo insuficiente para atender las demandas crecientes de las empresas, que están teniendo muchas dificultades por el parón de actividad repentino. Desde hace más de un mes estamos en una situación muy complicada y no vemos aún el final del túnel”, afirma a Atalayar Rachid Benkirane, empresario rabatí de una pequeña sociedad del sector de la consultoría relacionada con el comercio internacional.
Según sectores, el más afectado es el de la hostelería y la restauración. El 89% de todas las empresas del mismo han suspendido su actividad. En el caso de las sociedades del sector de la industria textil y del cuero, el 76% ha visto interrumpida su labor y el porcentaje desciende ligeramente, hasta el 73%, en el de las industrias metálicas y mecánicas. En el ámbito de la construcción, un 60% de las firmas han tenido que suspender su desempeño según el informe del HCP.

Además, de acuerdo con el estudio del organismo estadístico estatal difundido este miércoles, la pesca, la minería y la agroindustria son los sectores menos golpeados por la crisis del coronavirus (con un 24%, un 32% y un 34% de empresas sin actividad respectivamente).
Por otra parte, entre las empresas que prosiguen con su actividad –es decir, el 43% del total-, la mitad de ellas han tenido que reducir a la mitad su producción para adaptarse a la crisis. El 81% de ellas lo han tenido que hacer hasta la mitad de su producción. Es el caso sobre todo de las muy pequeñas y pequeñas y medianas empresas. El 49% de estas sociedades activas durante el estado de emergencia se han visto forzadas a disminuir su actividad.
Por ejemplo, en el sector de la construcción el 62% de las empresas se han visto forzadas a reducir su actividad. Y el porcentaje baja al 60% en el caso de las sociedades activas en los sectores hostelero y de la restauración. En el caso de las industrias químicas y paraquímicas que siguen funcionando a pesar del estado de emergencia sanitaria, el 52% ha rebajado.
Es el caso de la sociedad en que se desempeña Soumaya Naji, profesional del sector de la promoción inmobiliaria, concretamente una empresa dedicada a la promoción de una estación balnearia en el sur de Marruecos. La joven residente en Rabat ha visto cómo las obras se han suspendido como consecuencia de la epidemia. “Todo se ha parado completamente, aunque en nuestro caso, de momento, estamos teletrabajando en la licitación de nuevos proyectos. Pero no sabemos qué va a pasar de aquí a unas semanas”, confiesa Naji a esta publicación.
También es el caso de Khalid Mouktafi, propietario de una pequeña sociedad de alquiler de coches en la capital de Marruecos. “La actividad de mi empresa está casi parada por completo. Después de que una fundación con la que colaboraba rescindiera el acuerdo que teníamos, y tengo una flota de coches en Ben Guerir que no sé cómo voy a recoger, me he quedado con un solo cliente”, explica a Atalayar desde Rabat. “Y, mientras tanto, tengo que afrontar muy elevados costes de seguros, alquiler de la oficina, Internet y teléfono. Voy a reclamar la ayuda de 200 dírhams mensuales que el Estado ofrece a los trabajadores”, admite a Atalayar.

“Lo que está ocurriendo es terrible para el PIB de Marruecos. Por el tamaño y características de nuestra economía no podemos permitirnos estar mucho tiempo en una situación así. Estoy de acuerdo con las medidas de tipo keynesiano que está impulsando el Gobierno para tratar de reactivar la demanda. Hay que tener una actitud patriótica en estos momentos y pensar en el conjunto de la sociedad y no en nosotros mismos. Es importante salvaguardar la paz social en un país tan antiguo y rico como este. Creo que la austeridad a largo plazo no es buena, aunque, ahora en este momento, nos toque a cada uno de nosotros ser austeros y resistir”, desgrana Mouktafi.
La crisis está afectando también a empresarios españoles instalados en Marruecos. Es el caso de la canaria Violeta Caldrés, propietaria del riad –casa de huéspedes tradicional- Dar Arsama en la medina de Fez, que adquirió en 2013 y que, tras años de mucho esfuerzo, pudo abrir en 2017. “Estamos en una situación muy dura. Llevamos mi marido y mis dos hijos pequeños más de un mes encerrados en casa, una vivienda en la que empezamos a vivir a finales del año pasado muy cerca del riad. Los últimos turistas fueron unos británicos que se fueron el 14 de marzo y después del cierre de fronteras todas las reservas que teníamos nos las cancelaron. Desde entonces, nada”, explica la joven a Atalayar.
“Tenemos la incertidumbre de no saber cuándo se recuperará el sector y, más allá de eso, cómo será el turismo cuando todo esto pase. A todo esto, se suma la angustia de no poder salir ni recibir familiares. No sé cuándo podré ver a los míos, que viven todos en España. Nos encontramos impotentes ante la situación”, lamenta la también artista y escritora en conversación telefónica con esta revista desde el mismo corazón de la medina de Fez.
Otros trabajadores consultados expresan una realidad bien distinta a la de las empresas de talla más pequeña. Es el caso de Fadoua Ouazzani, que se desempeña como diseñadora digital ‘freelance’ para la filial de un gran grupo bancario francés en Casablanca. “En el caso de mi trabajo, sigo con el mismo contrato y las mismas horas, no puedo decir que haya cambiado nada salvo que estoy trabajando desde casa. Tampoco, por fortuna, mi sector se está viendo afectado en esta crisis”.
“Sí sé que otros compañeros del banco que trabajan en el ámbito comercial, con clientes en las oficinas, se están viendo afectados, pero puedo decir que nuestra empresa está funcionando con bastante normalidad y que, incluso, se ha producido alguna contratación. El banco está centrado en el desarrollo de aplicaciones telemáticas para sus clientes. Y, sí, es cierto que para centrarse en esta aplicación ha abandonado temporalmente otros proyectos”, explica.
A pesar de haber conservado su empleo, la joven está viviendo en casa la parte más amarga de la crisis. Su progenitor, propietario de una conocida librería de Casablanca, se encuentra a punto de echar el cierre después de una larga trayectoria por culpa de la crisis sanitaria: “La crisis del sector del libro ya venía de atrás en Marruecos y esta situación está comprometiendo el futuro del negocio. En su caso sí está viéndose muy afectado”.

De acuerdo con el estudio del organismo estadístico marroquí, el 27% de las empresas han reducido de manera temporal o definitiva sus plantillas, lo que se traduce en que 726.000 personas han dejado de trabajar como consecuencia de la pandemia del coronavirus.
Más de la mitad de los trabajadores afectados por la crisis económica derivada de la pandemia –el 57% concretamente- se desempeñaban en muy pequeñas o pequeñas y medianas empresas. El trabajo del HCP recoge que 245.000 profesionales del sector servicios –el 17,5% del total de empleados de este ámbito- han dejado de trabajar. En el sector industrial son 195.000 los puestos de trabajo que han desaparecido como consecuencia de la actual crisis.
Asimismo, el organismo estadístico constata que en la industria de la confección el porcentaje de trabajadores afectados se eleva al 34%, superior al de los empleados del sector hotelero (31%), de la construcción (27%) y de la restauración (26%) que han dejado de trabajar.
También las firmas exportadoras lo están pasando mal estas semanas. El 67% de estas sociedades se están viendo afectadas en diferente grado. De acuerdo con el estudio del HCP, una empresa sobre nueve ha suspendido de manera definitiva su actividad; 5 sobre 9 ha llevado a cabo una suspensión parcial y un tercio conserva de manera limitada su actividad, recoge el semanario Jeune Afrique. Un total de 133.000 empleos se han perdido en el conjunto de sociedades exportadoras, incluidos todos los sectores.

Por su parte, la Confederación TPE-PME (que son las siglas en francés de las muy pequeñas y pequeñas y medianas empresas) ha pedido al Gobierno que lance una línea de crédito de 500.000 dírhams (el equivalente a 50.000 euros) dirigida a estas sociedades a intereses de entre el 0 y el 2% con una garantía del 100% avalada por la Caja Central de Garantía (CCG), recogía este martes del diario L’Économiste.
Además, la citada organización empresarial solicita al Ejecutivo el aplazamiento durante 18 meses y al pago sin condiciones de todo tipo de cuotas de crédito a los bancos y otras entidades financieras. Por último, la organización pide que se reactive y acelere la microfinanciación otorgada por las AMC (Asociaciones de Microcréditos) con créditos que el Gobierno ha elevado recientemente de 50.000 a 150.000 dírhams (de 5.000 a 15.000 euros) para las empresas de muy pequeño tamaño (y autónomos).
Por otro lado, el Banco Central de Marruecos –Bank Al-Maghrib- rebajó la semana pasada a la baja el tipo de interés de referencia del 2,25% al 2%. Las empresas piden, en síntesis, poder financiarse al mismo tipo.
“Esa nueva línea permitiría a muy pequeñas y pequeñas empresas financiarse a un tipo de interés bastante competitivo y solucionar sus dificultades inmediatas”, asegura Benkirane. “El Gobierno ha implementado una línea, denominada Financiación Oxígeno, a un 4% de interés, que muchas empresas no podrán afrontar en esta coyuntura”, apunta a Atalayar el empresario desde Rabat.
Entretanto, la pandemia del coronavirus sigue su curso en Marruecos. Al cierre de este texto se habían registrado oficialmente 3.537 infecciones y 151 muertes.