La guerra en Ucrania está provocando una ola de inflación “sin precedentes” que acabará con medidas severas a nivel mundial para paliar sus efectos

El Banco Mundial advierte de un fuerte auge de los precios hasta 2024 tras el conflicto ucraniano

photo_camera AFP/ERIC BARADAT - Sede del Grupo del Banco Mundial en Washington, DC

El Banco Mundial acaba de anunciar que todas las economías se van a enfrentar una serie de problemas relacionados con el aumento de los precios. La entidad asegura que, debido al conflicto ucraniano, el precio de los alimentos y de la energía va a experimentar un continuo crecimiento que se extenderá hasta el año 2024. Esto significa que, durante los próximos tres años, y como continuación de la guerra o de las sanciones hacia Rusia, se va a vivir una ola de inflación “sin precedentes”, como ha indicado la institución.

“Si la guerra en Ucrania se prolonga o se siguen imponiendo sanciones adicionales a Rusia, los precios podrían seguir aumentando y ser más volátiles de lo que se espera actualmente”, afirmo el banco. 

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Los últimos informes de la organización han revelado que se esperan choques mundiales en los precios de productos básicos. Esto provocará riesgo de estancamiento inflacionario en algunas economías, que puede tener consecuencias muy negativas en los países que no puedan permitirse pagar los altos precios de algunos recursos.

Desde el comienzo de este acontecimiento, los gobiernos están buscando una serie de alternativas urgentes para que el impacto sea lo menos duro posible. Pero la guerra lo único que hace es agravar los hechos, ya que muchos productos básicos proceden directamente de Rusia y Ucrania. Estos dos países son los mayores exportadores a nivel mundial de muchos recursos, lo que hace que, al buscar soluciones en otros lugares, se note una clara escasez del producto. Por lo tanto, los precios se acaban incrementando considerablemente causando una guerra por los costes.

No obstante, esta situación ha llevado a la realización de un análisis exhaustivo que no es muy favorable para la economía internacional. El Banco Mundial destaca que la guerra es el peor factor económico del mundo, en términos de subida de los precios de productos básicos, desde la década de los años 70.

Durante esta década, y en concreto en 1973, los Estados del Golfo decidieron cortar los suministros energéticos a los países occidentales. Esto fue una respuesta muy severa tras el apoyo de algunas naciones y organizaciones mundiales a Israel en la Guerra de Octubre (también conocida como Guerra del Ramadán o de Yom Kippur). Aquí, varios países árabes atacaron al país hebreo durante la celebración de una de las fiestas judías más importantes de la religión con motivo de recuperar los territorios arrebatados por esta nación. 

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También se destaca que desde 2008, cuando se vivió una de las peores crisis que asolaron todas las economías, no se había visto tanta exageración en los precios de algunos productos. De la misma manera, se están produciendo restricciones en el comercio de alimentos, combustibles y fertilizantes agrícolas que están influyendo gravemente en las presiones inflacionarias.

Rusia y Ucrania son algunos de los mayores exportadores a nivel mundial en varios recursos. Por una parte, Rusia es el mayor exportador de gas natural y fertilizante del mundo, y el segundo en vender petróleo crudo. Por otra parte, junto a Ucrania, su producción de trigo representa alrededor de un tercio de las exportaciones mundiales de trigo, el 19% del maíz y el 80% del aceite de girasol en el mundo.

El Banco Mundial prevé que, tras la interrupción de estos bienes, el precio de la energía crecerá hasta más de un 50% este año, aunque se espera que empiecen a reducirse durante 2023 y 2024. Por su parte, se espera una crecida de los productos agrícolas y minerales del 20% antes de empezar a bajar por esas fechas. Todo dependerá de cuánto tiempo se extienda el conflicto y cuánto bloqueo internacional se lleve a cabo contra Rusia.

Ahora mismo, los últimos acontecimientos están llevando a los bancos centrales y a los diferentes gobiernos a vivir quebraderos de cabeza para buscar alternativas. Las entidades están tratando de convencer a los consumidores mediante la reducción de algunos precios. Estos estimularían los mercados y la inversión directa, que, además, prometería crear nuevos puestos de trabajo, solo si la tasa de inflación se mantiene baja.
 

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