La UE pone en marcha el octavo paquete de sanciones contra Rusia

Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia son las cuatro regiones cuya anexión ilegal por parte de Rusia han provocado la aprobación del que es ya el octavo paquete de sanciones de la Unión Europea. Entre las medidas tomadas por los 27, destaca el tope al precio del petróleo ruso. De no ofrecer un precio igual o inferior al fijado, el transporte del petróleo y sus derivados no estará permitido. El objetivo de esta medida, en la línea de las anteriores, es hacer disminuir los ingresos rusos para el financiamiento de la guerra con Ucrania.
No obstante, esta medida, precisamente por ser de las más importantes, causaba ciertas reticencias en algunos de los países de la Unión. Hungría era uno de los mostraba su rechazo, además de las demandas de Grecia, Malta y Chipre, que temían por la posible pérdida de cuota de mercado frente a sus competidores. La negociación con estos tres últimos para contentar sus demandas alargó una negociación que no se terminó de cerrar hasta altas horas de la madrugada y que han definido desde Bruselas como “una respuesta contundente de la UE a la anexión ilegal de territorios ucranianos”.

La inquietud era palpable en las instituciones europeas, y fue el Alto Representante, Josep Borrell, el que lo tradujo en palabras cuando aseguró que “estamos ante un escenario temible y no debemos cerrar los ojos, una potencia nuclear está retrocediendo en el escenario convencional y amenaza con usar el arma nuclear”. El que fuera ministro de Asuntos Exteriores de España también quiso poner en valor los avances que están logrando las tropas ucranianas en el campo de batalla a lo que añadía que “la guerra se puede ganar en el campo de batalla, pero sobre todo en el campo de las ideas”.
El paquete de sanciones aprobado por la Unión Europea, además del tope del precio del petróleo, incluye también endurecer las limitaciones a las importaciones de productos rusos, así como de las exportaciones tecnológicas europeas a Moscú. Desde el Kremlin amenazan con dejar de vender crudo “si no se respetan los precios de mercado”, y en Bruselas empiezan a mirar medidas con respecto al gas, algo que, por el momento, no se ha llegado a poner en marcha. Precisamente el temor a la crisis energética que se atraviesa y que podría empeorar, es uno de los motivos por los que cortar el mayor número posible de vías de financiación rusa es clave.

La prohibición para los ciudadanos europeos de formar parte de los consejos de administración de empresas públicas rusas o las sanciones personales contra los dirigentes impuestos por Moscú en las cuatro regiones anexionadas de forma ilegal son algunas de las medidas incluidas en este octavo paquete de medidas. Entre las personalidades sancionadas por la UE, destacan Alexandr Duguin, filósofo ultranacionalista cuyo ideario es defendido por Vladimir Putin y que utilizó para justificar la invasión de Ucrania, Alan Lushnikov, accionista mayoritario del fabricante de armas ruso JSC Kalashnikov Concern, o algunos artistas y músicos que han participado en actos de propaganda de Rusia.
Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, fue contundente respecto a los últimos movimientos de Moscú: “Nunca aceptaremos los falsos referendos de Putin ni ningún tipo de anexión en Ucrania. Estamos decididos a seguir haciendo que el Kremlin pague”. Los cálculos de la organización que preside von der Leyen elevan hasta los 7.000 millones de euros las pérdidas para los de Putin tras estas nuevas sanciones. La intención es que este nuevo paquete siga mermando las arcas rusas y debilitando su posición en una guerra que Kiev se está encargando de ganar también en el campo de batalla.