El banco central de Turquía ya revisa las nuevas normas del Gobierno de Erdogan e intenta incentivar la conversión de divisas extranjeras a la moneda local

Turquía limita los préstamos bancarios para mantener sus reservas de efectivo

photo_camera REUTERS/CAGLA GURDOGAN - Lgotipo del Banco Central de Turquía en la entrada de su sede en Ankara, Turquía

Turquía lanza su último intento para frenar el descenso de sus reservas de efectivo mediante la imposición de restricciones a los préstamos bancarios. Desde el Banco Central de Turquía se están estudiando distintas reglas que permitirían mantener controlado el crecimiento de los préstamos y motivar la conversión de monedas extranjeras a la lira turca.  

Esta medida se suma a otras adoptadas por el Gobierno otomano para intentar frenar la crisis económica y el hundimiento de la lira, que se ha depreciado un 40% frente al euro, según informa el diario digital La Marea. Para evitar una gran catástrofe económica Turquía ha llevado a cabo distintas medidas que hasta ahora se habían centrado en la banca de exportadores y el sector servicios, pero que por primera vez centran sus esfuerzos en detener la erosión de efectivo. 

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La mayor novedad que incorpora esta nueva norma es que los requisitos de reserva, que de momento solo se aplicaban a los pasivos de las empresas, también serán aplicados en los activos, como informaba un comunicado lanzado desde el Banco Central turco. Sin embargo, no todas las empresas tendrán que atenerse a esta nueva legislación, ya que las pequeñas y medianas empresas del país estarán exentas, pero sí deben atenerse a ella los préstamos para la agricultura y la exportación. 

Aunque el Ejecutivo turco encuentra en esta medida la salvación de la economía los expertos que siguen la situación económica en Turquía opinan que es una medida arriesgada. Las restricciones a los préstamos podrían hacer crecer las impostaciones y aumentar la desigualdad económica dentro del país, lo que a su vez podría desestabilizar de nuevo la lira. Además, la limitación del dinero en efectivo podría frenar la actividad de las pequeñas y medianas empresas, lo que en el largo plazo se podría traducir en un hundimiento de la economía nacional. 

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Las familias turcas asfixiadas por la inflación 

La fuerte caída del valor de la lira ha provocado un fuerte aumento de los precios, de todos los productos y servicios. La inflación en Turquía supera ya el 60% aunque algunos estudios independientes aseguran que podría llegar a ser el doble. De momento, el aceite de oliva ha incrementado su precio en un 150%, y el pan, que se consumen en grandes cantidades durante el Ramadán, se ha encarecido un 30% y ha disminuido su tamaño. A la subida del precio de los alimentos hay que sumarle la subida del precio de energías como la electricidad o la gasolina. 

El batacazo de la lira se debe, principalmente, a las medidas económicas impuestas por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan al Banco Central. El regulador bancario de Turquía ha ido reduciendo los tipos de interés hasta el 14%, a pesar de que la inflación nacional es hasta cuatro veces superior. Estas medidas se han tomado en contra de la opinión de la mayoría de las economistas que optan por mantener los tipos de interés a la par que el nivel de inflación o incluso superiores, ya que de no hacerlo los intereses pasan a estar en números rojos. 

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Nuevas medidas económicas en Turquía 

La caída del valor de la lira pone a Turquía en una situación muy comprometida que el Gobierno intenta afrontar desde distintos frentes. De acuerdo con la legislación aprobada por el Ejecutivo de Erdogan los préstamos comerciales extendidos desde principios de este mes no podrán sobrepasar un 10% del requisito de la demanda. Desde el Banco Central también se han elevado los requisitos de reserva para cuentas personales con prestamistas, sin embargo, esta medida no consiguió su objetivo de convertir cuentas con cifras acompañadas de monedas extranjeras a liras. 

Algunos economistas creen que Erdogan quiere mantener la lira devaluada para fomentar el turismo y las exportaciones, dos de los pilares fundamentales de la economía turca, sin embargo, ambos mercados se han visto gravemente afectados por la invasión rusa de Ucrania. Turquía es uno de los países que mantiene relaciones comerciales con Rusia y con Ucrania en varios sectores, y aunque es uno de los países que no ha sancionado a Moscú, la guerra ha hundido un mercado comercial que alcanzaba los 400.000 millones de euros al año, según informa La Marea. El sector textil turco ha anunciado que está sufriendo pérdidas que ascienden a los 200 millones de euros a la semana debido a la cancelación de envíos a Ucrania. El sector turístico también está en riesgo y tiene miedo de perder a los turistas rusos, que son los visitantes que más llegan a Turquía. 

 

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