El miedo al coronavirus también se traslada a los parqués. Los principales índices bursátiles han cerrado en rojo a causa de la expansión del Covid-19 no solo en China, sino también por Oriente Próximo y por Italia. Los valores relacionados con las industrias del turismo son los más castigados. En contraposición, el oro ha subido a máximos no vistos desde 2013.
Al cierre, el MIB de Milán ha experimentado una caída de casi el 5,5%. El IBEX 35, por su parte, ha perdido algo más de un 4%, en lo que es el mayor descenso desde junio de 2016, cuando registró una caída en dobles dígitos debido al voto afirmativo de los británicos al brexit. La pérdida de hoy equivale a las ganancias acumuladas de todo el año. Un porcentaje similar se han dejado el CAC parisino y el Dax de Frankfurt. Londres, por su parte, ha cerrado con un balance negativo del 3,3%.

Por empresas, las relacionadas con el turismo y los desplazamientos se encuentran entre las que más han perdido. Easyjet se han dejado un 16,7%, Ryanair casi un 13,5% y Lufthansa y Air France, algo más del 8,5%. Por su parte, las pérdidas de TUI e IAG han superado el 9%. Del mismo modo, las grandes empresas automovilísticas del continente europeo han registrado marcados descensos.
Igualmente, el petróleo ha sufrido una fuerte caída. El barril de Brent se ha desplomado casi un 5%. Su valor se sitúa en 55,6 dólares. Por el contrario, el oro, la materia prima que más suele apreciarse en tiempos de crisis, está rozando máximos no vistos en siete años, con un repunte de 1,6% en su cotización hasta los 1676 dólares por onza.

El impacto económico en los principales selectivos europeos se ha producido en uno de los días más difíciles desde que estalló el brote en Wuhan. En Italia, ya han fallecido seis personas a causa del Covid-19. Hay un total de 150 personas infectadas en el país transalpino y cerca de 50.000 están confinadas en cuarentena en once municipios. Aquellos que rompan las restricciones impuestas por las autoridades se enfrentan a penas de hasta tres meses de prisión.
Se cree que la expansión del virus en Italia comenzó debido a lo que se conoce como una “supercontagiadora”; una paciente con un sistema inmunitario muy débil más proclive a contagiar a otras personas cercanas. Los focos se encuentran en la provincia de Lodi, en Lombardía, y en la localidad de Vo’ Euganeo, en la región de Véneto.
Las regiones del norte del país -sobre todo Lombardía y Véneto- se encuentran prácticamente paralizadas. Milán, capital de Lombardía, ha suspendido las clases, así como la actividad de cines y teatros. En el plano cultural, Venecia ha cancelado la celebración del Carnaval. La Juventus de Turín, club de fútbol de la capital piamontesa, ha perdido cerca de un 11% de su valor bursátil.

Como medida de precaución, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destinado una misión especial científica a Italia para ayudar a contener la enfermedad. Países del entorno, como Francia y España, han incrementado las medidas de prevención, pero no se plantean el cierre de sus fronteras.
“Debemos ser vigilantes, poner a los servicios médicos en situación de poder enfrentar el coronavirus, pero tenemos que hacerlo desde la calma y la tranquilidad, no cerrando las fronteras sino tratando a los enfermos y buscando alguna manera de reducir el perímetro de los afectados”, ha sentenciado, en declaraciones a la agencia EFE, la ministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya. “De momento vemos una epidemia que en Europa al menos está controlada, se sabe dónde están los casos y cómo tratarlos”, ha añadido, en un intento por calmar a la opinión pública. Este mismo lunes, siete casos de pacientes con síntomas similares a los del coronavirus han sido descartados en Navarra. Otros siguen en observación en Málaga, Salamanca y Ávila.
Desde que el coronavirus hizo su aparición en la ciudad china de Wuhan, las cifras de infectados se acercan a las 80.000 en el país asiático. Según la Comisión Nacional de Salud, 2.442 personas han fallecido como consecuencia del virus.