Alemania marca el paso del Ariane 6 y de la ESA en el salón aeroespacial ILA de Berlín

- Scholz quiere en Alemania una industria aeroespacial fuerte
- La ESA se prepara para estar en las estaciones espaciales comerciales
Al mismo tiempo que el domingo, 9 de junio, los votantes de última hora depositaban sus papeletas en los colegios electorales de toda España para elegir a los eurodiputados nacionales al Parlamento Europeo, en Alemania, en el aeropuerto de Schönefeld, a 20 kilómetros al sureste de Berlín, se clausuraba la edición de 2024 de la Exposición Aeroespacial Internacional o ILA, acrónimo del alemán Internationale Luft- und Raumfahrtausstellung.
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha aprovechado la expectación en torno a la apertura de puertas del tercer gran escaparate europeo de la industria aeroespacial y de defensa ‒tras el parisino de Le Bourget y el londinense de Farnborough‒ para revelar el mismo día de su inauguración, el miércoles, 5 de junio, que la ventana de despegue del ansiado vuelo inaugural del lanzador Ariane 6 se abre el 9 de julio.
El anuncio de la esperada fecha del primer lanzamiento del Ariane 6 ‒que acumula cuatro años de retrasos‒ lo ha protagonizado el director general de la ESA, el austríaco Josef Aschbacher, rodeado por los máximos responsables de dar vida al nuevo cohete: el francés Martin Sion, director del grupo industrial ArianeGroup, contratista principal del cohete; y el también francés Stéphane Israël, director de Arianespace, la compañía responsable de su comercialización y operaciones de lanzamiento.

No podía faltar un tercer ciudadano del Hexágono, Philippe Baptiste, presidente ejecutivo de la agencia espacial francesa (CNES), responsable de poner a punto las imprescindibles infraestructuras terrestres en la base espacial de la Guayana Francesa. Pero como todos ellos estaban en un importante evento en tierras germanas, a los cuatro les acompañaba Walther Pelzer, director general de la Agencia Espacial Alemana en el influyente DLR ‒acrónimo de Deutsches Zentrum für Luft- und Raumfahrt‒, el Centro de Investigación Nacional para la Aviación y los Vuelos Espaciales.
Influyente porque en 2024, de los 5.230 millones de euros que las 22 naciones de la ESA aportan a su presupuesto, el Gobierno del canciller Olaf Scholz ha asignado la mayor parte: 1.171,6 millones, el 22,4 por ciento. Tal cantidad supera la contribución de la Francia del presidente Emmanuel Macron, la nación que hasta hace poco era el motor espacial de Europa, que para el ejercicio en curso participa con 1.048,4 millones, el 20,1 por ciento.

Scholz quiere en Alemania una industria aeroespacial fuerte
A las dos naciones en vanguardia de la ESA les sigue a cierta distancia la Italia de Giorgia Meloni, con 881,2 millones, el 16,9 por ciento. Más rezagada cotiza el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, con 448,9 millones, el 8,6 por ciento. El quinto lugar en la tabla lo ocupa la España de Pedro Sánchez, que computa 297,5 millones de euros, el 5,7 por ciento.
Por tanto, no resulta extraña la prioridad que Alemania concede al sector espacial. Lo ha dejado patente el canciller Scholz en su discurso inaugural de ILA 2024, al expresar que el Gobierno Federal tiene “el mayor interés en una industria aeroespacial fuerte en Alemania y Europa”. Palabras que ha rematado con su deseo de ver a la industria alemana y europea “a la vanguardia mundial de los viajes espaciales” y afirmar que poner satélites en órbita “es fundamental a nivel comercial, pero también con fines de defensa”.
Olaf Scholz se congratula de las expectativas que levanta el vehículo de transporte espacial Ariane 6, que “restablece la soberanía tecnológica y el acceso de Europa al espacio”. También ha manifestado que “Europa necesita su propia mega constelación de satélites en un mercado regulado de competencia”. Y ha confirmado que Alemania trabaja en su primera Ley Espacial, para proporcionar “más seguridad jurídica y más oportunidades de crecimiento” a toda su industria espacial, algo que “exigen las empresas y centros de investigación desde hace mucho tiempo”.

El canciller no ha dejado pasar que “también necesitamos pequeños sistemas fiables e innovadores” y que “espera este año con ansia” el despegue de los primeros micro lanzadores de las compañías alemanas Isar Aerospace y Rocket Factory Augsburg (RFA), competidores de la española PLD Space y su Miura 5. A sus directivos les ha deseado “buena suerte” y les ha dicho que “el Gobierno y la Cancillería Federal siguen de cerca sus actividades”.
La ESA ha querido acudir a la presente edición de ILA con sus principales proyectos en marcha, en un intento por demostrar su apuesta por la sostenibilidad de sus actividades ultraterrestres. Tal y como se esperaba, más de 40 empresas, centros de investigación y organizaciones internacionales se han adherido a la Carta de Basura Cero o Zero Debris Charter, iniciativa que para 2030 pretende mitigar la multiplicación de desechos en el espacio. La única compañía española que ha firmado en Berlín ha sido la tecnológica GMV, cuyo director general es Jesús Serrano desde enero de 2009.

La ESA se prepara para estar en las estaciones espaciales comerciales
De cara a la prevista desaparición de la Estación Espacial Internacional (ISS) también en 2030, la ESA lleva a cabo estudios sobre cómo mantener la presencia de sus astronautas y ensayos científicos en los futuros complejos orbitales comerciales que se vislumbran para la siguiente década. En tal sentido, en ILA ha firmado un acuerdo con la compañía norteamericana Vast ‒al igual que ya ha hecho con Axiom Space y el consorcio Starlab‒ para estar presente en una o más estaciones espaciales explotadas con fines comerciales.
El convenio “subraya la ambición europea de estar presente en la era de la economía espacial que en breve se va a abrir” asegura Aschbacher. Max Haot, director de Vast, es consciente de la importancia del ecosistema espacial que capitanea la ESA y aspira a que su estación espacial de reemplazo de la ISS cumpla los requisitos para albergar astronautas y experimentos de los 22 países miembros de la Agencia.

Como suele ser habitual en las ferias aeroespaciales y de defensa que pretenden ser la vitrina de sus respectivas industrias domésticas, “las empresas alemanas ha acudido en masa a ILA”, confirma un veterano directivo español presente en el salón berlinés. De los cerca de 600 expositores de 31 países, las compañías germanas han sido más de la mitad (328), seguidas en número por las norteamericanas (31) y francesas (30), fruto de la cooperación en diferentes programas, por ejemplo, Rheinmetall con Lockeed Martin en el caza F-35 y Dassault con Airbus GmbH en el futuro sistema de combate FCAS.
Rusia estaba vetada y el resto de naciones han acudido con una escasa representación: Italia estaba presente con ocho compañías, China con siete, Israel con cinco, Polonia con cuatro… España ha acudido con cuatro empresas ‒DHV, Indaero, Inmapa Aeronáutica y la filial alemana de GMV‒ mientras que por parte del Reino Unido, Bélgica y Corea, exponían tan solo tres empresas.

Un apunte final. Los altos riesgos inherentes a cualquier prueba inicial de calificación de un lanzador pesado provocan que el Ariane 6 no embarque ningún costoso ni sofisticado satélite en su primer vuelo desde la Guayana. En su lugar lanzará varios pequeños ingenios experimentales de agencias espaciales, institutos de investigación, universidades, empresas y start-ups.
En la ESA permanece el recuerdo del primer vuelo del Ariane 5 ocurrido el 4 de junio de 1996. Llevaba cuatro satélites Cluster para estudiar la magnetosfera, que quedaron destruidos al explotar el nuevo cohete por un fallo técnico en los primeros segundos de su vuelo de ascenso. Por fortuna, hasta finales de 2023 ha surcado el espacio en 117 ocasiones, en su inmensa mayoría con éxito.