Luis Guerra (Airbus Space España): “Estamos a bordo del Ariane 6 y del japonés H3”

- En Japón y Estados Unidos descansan en la tecnología española
- Buenas expectativas si el vuelo del día 9 de julio va bien
Los más de 500 directivos, ejecutivos, ingenieros y técnicos de la nueva factoría de Airbus Space Systems España en Getafe, a escasos 15 kilómetros de Madrid, cuentan los días que restan para que el primer Ariane 6 levante el vuelo con éxito el 9 de julio desde la Guayana francesa.
Los españoles de la compañía que dirige Luis Guerra desde principios de 2022 miran el calendario y confían en ver en directo por streaming un emocionante despegue… y aplaudir a la vez que los miles de empleados de la rama espacial del consorcio industrial europeo. Todos son conscientes de los cuatro años de retraso que ha costado poner a punto en Ariane 6, lo que ha dejado vía libre al Falcón 9 de la compañía norteamericana SpaceX del magnate Elon Musk, que ahora monopoliza el mercado de lanzamientos a escala global.
En Getafe está localizada la más moderna y una de las más grandes plantas industriales en las que Airbus lleva a cabo su actividad espacial. Con 36.000 m2, entre sus paredes y salas limpias se fabrican de manera automatizada las ligeras pero resistentes grandes estructuras en fibra de carbono que dan forma al Ariane 6, la razón principal de levantar la nueva instalación, inaugurada el 13 de marzo de 2023 por el rey Felipe VI.

Pero Airbus Space Systems en España no sólo es uno de los principales contratistas de estructuras del Ariane 6. También goza de la confianza de los grandes fabricantes de cohetes de Estados Unidos, Japón y del resto de Europa, que contratan la fabricación de los adaptadores de cargas y de los dispensadores que los posicionan en órbita. Y es que, como asegura Luis Guerra, “estamos a bordo del Ariane 6 y también del H3 japonés”.
Aunque acceder al mercado espacial japonés no es nada sencillo, “allí trabajamos de forma estrecha con dos clientes: Ispace y Mitsubishi Heavy Industries o MHI”. Las dos compañías contratan con Getafe los adaptadores de carga para sujetar los satélites que transportan al espacio y asegurar que las fuertes vibraciones durante el despegue y el vuelo no les afectan.

En Japón y Estados Unidos descansan en la tecnología española
La cooperación data de hace muchos años. Comenzó con el lanzador H2 y, al concluir su producción, han firmado un convenio para proporcionar los adaptadores de carga a al nuevo cohete japonés H3, cuyo segundo vuelo fue un éxito y el tercero despegará en próximas fechas. En Getafe calculan que “nos pedirán aproximadamente entre cuatro y cinco adaptadores al año”, y algo menos para su astronave automática de aprovisionamiento HTV, que suministra repuestos y experimentos al módulo japonés Kibo de la Estación Espacial Internacional.
En el caso del fabricante norteamericano, ¿quién es? “Con nuestro cliente en Estados Unidos hemos firmado una muy estricta cláusula de confidencialidad y no puedo ofrecer detalles”, replica el director. Pero las cosas no van nada mal. “En los últimos tres años hemos incrementado mucho nuestra contribución en los cohetes norteamericanos y hemos multiplicado por cuatro nuestro volumen de negocio”. En el ejercicio en curso, “vamos a entregar unos 20 adaptadores de carga made in Getafe y para el año próximo tenemos previstos 25”.
¿Las constelaciones de satélites en órbitas bajas de la Tierra han repercutido de manera positiva o negativa en el negocio de su compañía? Luis Guerra no lo duda “¡Por supuesto! Hasta no hace mucho, a los cohetes Ariane 5, Vega y otros les aportábamos dispensadores de satélites capaces de posicionar en órbita uno, dos o tres ingenios”. Para los nuevos tiempos “hemos concebido nuevos sistemas que colocan en el espacio de manera simultánea o secuencial hasta 24 satélites”.

La compañía ha ganado recientemente tres importantes contratos. El cliente final en dos de ellos es la SDA, la Agencia de Desarrollo Espacial de Estados Unidos, que trabaja con cohetes que pretenden desplegar lo más pronto posible docenas de satélites de dos constelaciones, una de las cuales ha sido adjudicada a Northrop Grumman. En ambos casos, las constelaciones están basadas en las plataformas Arrow de Airbus “y nosotros en Getafe vamos a suministrar los dispensadores para colocar los satélites en sus respectivas órbitas”.
Un tercer contrato se lo ha adjudicado a Getafe la compañía Telesat de Canadá, perteneciente al importante grupo industrial MDA. “También han confiado en nuestra propuesta de nuevos dispensadores, en este caso para colocar en órbita hasta 24 satélites a la vez. Son también plataformas Arrow, pero con distinta configuración y diferentes cargas a bordo”.

Buenas expectativas si el vuelo del día 9 de julio va bien
Si el primer despegue se salda con un sonoro triunfo, el segundo disparo tendrá lugar a finales de año y otros cuatro lanzamientos lo serán a lo largo de 2025. Ocho más están programados para 2026 y de ahí “saltaremos a una cadencia de nueve vuelos por año, que es nuestra pretensión, con lo que cubriríamos las necesidades estratégicas de Bruselas, los compromisos de la Agencia Espacial Europea (ESA) y las misiones institucionales de otros países”, puntualiza el director de la planta española.
Si es necesario, “tenemos capacidad para elevar la producción hasta una docena de lanzadores anuales”, afirma Luis Guerra. Es un aumento que, “en algún momento, probablemente nos pedirá Arianespace”, la compañía francesa de servicios de lanzamiento que comenzará a comercializar el Ariane 6 después del primer vuelo, que es de la total responsabilidad de la ESA.

“Si eso ocurre, en Getafe tendremos que incrementar nuestro ritmo de fabricación, lo que exigirá pequeñas inversiones en toda la cadena de suministros”. Serían unos costes “muy bajos, algún utillaje adicional y poco más”, matiza Guerra. En cambio, subir de nueve a 12 la cadencia de producción en las grandes factorías fuera de España tendrá mayores implicaciones económicas, sobre todo en las instalaciones de Bremen, en Alemania, y Les Mureaux, en Francia.
La factoría madrileña aporta dos grandes estructuras cilíndricas superpuestas de 5,4 metros de diámetro y 6,2 de altura para cada Ariane 6. También la parte superior de los aceleradores principales o ESR. Y algo de gran importancia: las estructuras que fijan los satélites al cohete ‒llamados adaptadores de carga útil‒, que evitan que sufran daños a causa de violentas vibraciones durante el despegue y el vuelo.

También es responsable de lo que, al fin y al cabo, define si la misión ha sido un éxito o un fracaso: el sistema de separación, que impulsa el satélite al espacio exterior. Su nombre: dispensador de carga útil. Todo ello es el soplo español que da vida al ejemplar de vuelo número uno del Ariane 6, que ya está en la rampa de despegue de la base espacial de Kourou. Las contribuciones españolas también se encuentran en Les Mureaux, donde está en proceso de integración el segundo ejemplar.
“Hemos acabado de fabricar en Getafe otros cinco juegos de estructuras y ya trabajamos en el octavo conjunto de un total de 14 que tenemos contratados”. En los próximos días está previsto que concluyamos la negociación de un segundo lote, esta vez de 28 lanzadores, el doble de los contratados hasta el momento, que abarcan del número 15 hasta el 42. “La firma es sólo cuestión de flecos”, confirman desde Getafe.