Según fuentes españolas, el Gobierno español aprobó el nombramiento del nuevo embajador de Argelia en Madrid en el Consejo de Ministros del martes 14 de noviembre. Se trata de un paso más en el proceso de resolución de la crisis diplomática entre ambos países

Abdelfettah Daghmoum, nuevo embajador de Argelia en Madrid

Pedro Sánchez y Abdelmadjid Tebboune
photo_camera Pedro Sánchez y Abdelmadjid Tebboune

Aunque el comunicado emitido por el Consejo de Ministros español no mencionaba el nombre del país en cuestión ni el del embajador, una fuente argelina indicó que se trataba de Abdelfettah Daghmoum, antiguo número 2 de la Embajada de Argelia en España. Se trata, pues, de un diplomático astuto y buen conocedor de la península ibérica que sucede a Saïd Moussi, nombrado en París tras ser llamado de su puesto en Madrid en marzo de 2022. 

Enfadado por los comentarios del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a favor del plan de autonomía propuesto por Marruecos en 2007 para resolver la cuestión del Sáhara Occidental, Argel retiró a su embajador en Madrid antes de decidir congelar el acuerdo de amistad y cooperación con España dos meses después.

Fue una inexplicable tormenta en una tetera. Argel no reaccionó tan violentamente cuando Estados Unidos de América, a través del expresidente Trump, fue más allá y se limitó a reconocer el Sáhara marroquí. Lo mismo ocurrió con los países árabes y africanos que reconocieron la marroquinidad del Sáhara y abrieron consulados en Dajla y El Aaiún, las dos principales ciudades del territorio disputado por el Polisario, ayudado por Argelia, con el reino cherifiano. 

La disputa duró 19 meses. El régimen de Argel contaba con la derrota de Pedro Sánchez en las últimas elecciones legislativas españolas. Fracasó. A pesar de la derrota de su partido, el juego de alianzas mantuvo a Sánchez en su puesto.  

Al otro lado del Mediterráneo, incapaces ya de soportar los efectos de la crisis entre ambos países, los contactos se reanudaron por fin en la 78ª sesión de la Asamblea General de la ONU, celebrada en Nueva York el pasado mes de septiembre. Argel consideró que el discurso del presidente del Gobierno español había avanzado en la dirección que deseaba. Al final, lo único que ha conseguido este contencioso es sumir a los argelinos en una crisis alimentaria marcada por las largas colas para adquirir alimentos básicos, muchos de los cuales se importan de España, así como determinadas materias primas utilizadas en la fabricación de documentos biométricos como pasaportes, permisos de conducir y documentos nacionales de identidad. Las pérdidas sufridas por las empresas españolas como consecuencia de este conflicto diplomático en Argel son la menor de sus preocupaciones. 

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